Eduard Kutrowatz: el hombre múltiple

El pianista austríaco tendrá dos presentaciones el 6 de enero, a las 11:00 a.m. y a las 10:00 p.m. En la primera interpretará, junto con la cantante Elisabeth Kulman, piezas de Schubert. Y en el segundo habrá una selección de Schubert y Beethoven.

Santiago La Rotta
06 de enero de 2020 - 01:00 a. m.
 Eduard Kutrowatz. / Cartagena Festival de Música
Eduard Kutrowatz. / Cartagena Festival de Música

Hablar de Eduard Kutrowatz es, claro, hacerlo sobre piano y música clásica. Pero, al mismo tiempo, es una conversación sobre múltiples personas: para entender (y acaso referirse) a este pianista austríaco hay que hablar de otras figuras. Un hombre que es muchos, quizá.

Primero hay que referirse al hermano, Johannes: intérprete y compositor, con especializaciones en clarinete, pero, más importante aún, camarada de vida de Eduard. No solo por el vínculo evidente de sangre, sino porque ambos componen uno de los dúos de piano más reputados en el mundo, con un repertorio que abarca, principalmente y casi sin sorpresas, a Franz Schubert (1797-1828) y Franz Liszt (1811-1886), entre otros grandes nombres.

Pero no son solo un exitoso dúo de piano, con premios internacionales y presentaciones en escenarios como el Konzerthaus y el Musikverein de Viena (dos recintos tan famosos que forman parte de recorridos turísticos en la capital austríaca), sino también una poderosa entidad empresarial si se quiere, que en círculos académicos los llamarían gestores culturales.

Los hermanos Kutrowatz están detrás del Festival Internacional Liszt en Raiding, el lugar de nacimiento del famoso compositor. Hasta 2015 fueron los directores artísticos de los festivales Klangfruehling, en Austria, y el Yamanakako, en Japón.

Aunque su vida es indivisible del piano, Eduard Kutrowatz recordaba para una entrevista reciente que el amor por el instrumento no solo sigue ardiendo fuerte, sino que ha crecido, incluso después de los cientos de horas detrás de él, gracias a que nunca sintió una presión profesional por entrar al mundo de la música. Y esto puede resultar paradójico porque hoy es justamente eso: una figura de grandes ligas en un juego pleno en disciplina y sacrificio.

Johannes Kutrowatz, por ejemplo, asegura que, antes de verse convertido en músico, quiso ser piloto o médico. Sus padres, ambos de clase media austríaca, sin entrenamiento formal en instrumentos, pero sí con inclinaciones artísticas, fueron la puerta de entrada al mundo de la música.

Ahora bien, si los padres fueron un impulso, Renate Kramer-Preishammer, una de sus profesoras de piano, fue una catapulta. “Ella nos dijo que el mercado estaba lleno de solistas, pero que un dúo de piano, compuesto por hermanos, podría ser algo diferente. Y lo ha sido”, asegura Johannes.

El primer concierto que dieron juntos fue en 1983, y Eduard recuerda que fue una experiencia natural, algo que, más allá de las horas de ensayo, de la rutina aprendida de movimientos y tiempos, se sentía fluido, armonioso, elástico. “Claro, hay momentos en los que, entre nosotros, también han volado los pedazos contra la pared. Apenas tenemos límites porque somos hermanos, pero esa relación, ese vínculo íntimo, te permite discutir a profundidad. Ha sido duro a veces, pero creo que es buena parte de nuestro éxito, poder ir hasta el fondo porque, en el fondo mismo, somos una gran parte del otro”, asegura Eduard.

A diferencia de Johannes, Eduard sí se sentía atraído por el mundo de la música desde pequeño, pero desde otro ángulo: “Quería ser cantante de ópera, rugir sobre el escenario y besar a las mujeres”, cuenta mientras estalla en risa durante una entrevista para ORF, la cadena de medios públicos de Austria.

Y por el lado de la ópera es que se debe hablar de otra de las caras artísticas de Eduard: se trata de Elisabeth Kulman, mezzosoprano austríaca con quien ha colaborado en numerosas ocasiones y con quien produjo su más reciente disco (Schumann, Schubert & Reiter, 2018). La cantante también forma parte del Cartagena XIV Festival de Música.

Con Kulman han tenido una relación laboral de unos 10 años en los que han grabado discos y ofrecido presentaciones en algunos de los escenarios más icónicos del mundo. Su repertorio conjunto suele incluir, casi invariablemente, piezas de Schubert.

Durante un pequeño documental hecho por ORF, Kulman y Kutrowatz (Eduard) aseguraban que Schubert ofrece una combinación ideal para desplegar voz, pero también “para reflexionar en el piano; de cierta forma, toda música ofrece filosofía en el sentido que hace preguntas, que cuestiona. Con Schubert siempre me pasa esto, siempre siento que estoy explorando nuevas esquinas de mis habilidades, pero también encontrando nuevos caminos hacia la música”, afirmaba el pianista.

Además de ser un músico reconocido, Kutrowatz (Eduard) también se ha aventurado en el terreno de la composición. “He tenido la suerte de pasar mucho tiempo en Japón. Y mi tiempo allá me ha llevado a descubrir diferencias entre Occidente y Oriente. En el primero buscamos la perfección, en el segundo persiguen la maestría. Creo que la composición es una forma de preguntarse por lo segundo, por entender el arte desde todas las perspectivas”, sentencia el músico.

Por Santiago La Rotta

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