El regreso de Rita Indiana

La artista dominicana llega a Rock al Parque con su banda conformada recientemente, El Comité, en una nueva etapa de su vida musical, arte al que volvió luego de dedicarse durante seis años a la literatura.

Mónica Rivera / @Yomonriver
29 de junio de 2019 - 06:59 p. m.
Rita Indiana publicó libros como “Nombres y Animales”, “La mucama de omicunlé” y “Hecho en Saturno”. / Cortesía
Rita Indiana publicó libros como “Nombres y Animales”, “La mucama de omicunlé” y “Hecho en Saturno”. / Cortesía

Como si estuviera haciendo apología a la letra de una de sus canciones, en 2017, decidió que era la hora del volver a la música. La había dejado hacía seis años, poco después de haber girado por toda la región con El juidero, el disco que la llevo a ser elegida en 2011 por El País de España como una de las 100 personalidades latinas más influyentes. (Le puede interesar: The 5.6.7.8’s, las reinas del rock de garaje)

La dejó por otra de sus pasiones, que es la literatura, a la que se que se pudo dedicar en esos seis años en los que publicó tres libros y giró por el mundo, pero como escritora. Sin embargo ella es música y la indignación ante las situaciones que atraviesa la región, la llevó a volver a componer y a cantar. (Lea también: “31 Minutos”, con todos los juguetes desde Chile)

“No podía quedarme callada, tenía que decir algo por un canal más inmediato que la literatura”, aseguró a este medio cuando lanzó El castigador, la primera canción tras su regreso, en la que habla de corrupción.

 

 

Rita es una dominicana alta y delgada, lo que le sirvió para que desde joven la ficharan como modelo, pero no era una chica tradicional. Destacó entre los niños, pues desde los 14 el skateboard hizo parte fundamental de su vida. (Además: Rock al Parque 2019: recomendaciones y restricciones) 

Lo primero fue la escritura. Empezó haciendo poesía para la revista “Vetas”, pero pronto comenzó a escribir historias, muy apegadas a su realidad y a la de su isla. Así apareció Rumiantes,  un acercamiento a la literatura Latinoamericana, especialmente a la inspirada en las historias de Alejo Carpentier. 

Papi siguió esa línea con un tono mucho más definido. Una pequeña niña, de la que nunca se conoce su nombre, narra de la forma más inocente y coloquial, quién es su padre. El que siempre le lleva regalos, al que ama todo el mundo, pero también el que es narcotraficante, lava dinero con carros y termina traicionado por sus socios, desdibujado.

En resumen, podría decirse que es parte de su historia. La que vivió a los 12 años cuando mataron a su padre, la que se vivía en Centroamérica, en la Colombia de finales del siglo pasado o la que se respira hoy en México.

Eso mismo pasa con su música. Ya con una vida establecida, pareja e hijos de por medio aparecieron Los Misterios, su banda. En un principio como reivindicadores del merengue característico de la región. Con mixturas que evocan al punk y al rock que han acompañado toda la vida a Rita y versiones de canciones tan particulares como el de Sweet Dreams y Oigo Voces de Mima, otra cantante dominicana, que ha sido de gran influencia para muchos otros en la región.

El Juidero fue el primero y último disco de Rita Indiana y sus Misterios, suficiente para que fuera conocida internacionalmente y comenzara a girar fuertemente, tanto por la región como por el mundo, lo que llevó a que artistas como Calle 13 hicieran versiones de sus canciones, aunque también se convirtió en el principio del fin, pues como lo ha asegurado en diferentes ocasiones, ya no tenía 20 años para aguantar las correrías que exige una gira, ser la niñera del resto de la banda, así como no estar cerca de su esposa y sus hijas para verlas crecer. 

Así comenzó su éxodo, dejó a un lado los trajes coloridos, de pantalón y saco de sastre, con los que salía al escenario. La gomina con la que le daba altura su cabello y volvió a escribir para, como lo describió en una entrevista con El Mundo de España, "desfogar su locura, darle forma".

Pero esta vez ya no fue igual. Tanto en con Nombres y Animales, La mucama de omicunlé y Hecho en Saturno, los tres libros que ha publicado en estos últimos años, la impronta musical se encuentra. Para leer a Rita hay que ponerle sus acento al cantar, entender que no todo debe ser coherente cuando los latinoamericanos nos hemos destacado por no serlo y principalmente, que como su música, su arte no está hecho para todos. 

Con su regreso ha revivido El Juidero, pero no Los Misterios. Lleva dos años alternando entre las giras de promoción de su más reciente libro con esporádicos encuentros  musicales. 

A Bogotá llega por primera vez, con su nuevo grupo, El comité, por lo que se espera que tenga una nueva propuesta musical, pero además a contentar a los románticos que aún esperan escucharla cantar El blue del ping pong o La hora de volver.

Por Mónica Rivera / @Yomonriver

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