Festivales musicales, una costumbre cultural

La novena edición del Festival Estéreo Picnic cerró con un saldo total de 80.000 asistentes, 74 artistas, 3.000 trabajadores y un costo aproximado de 6.5 millones de dólares. Más allá de su éxito, queda la pregunta si estos festivales son entretenimiento para adultos o son un aporte significativo para la cultura del país.

Natalia Piza @nataliapizac
27 de marzo de 2018 - 03:41 a. m.
El Festival Estéreo Picnic ofrece una experiencia que va más allá de la música. Asistentes juegan como niños en una piscina de pelotas.  / Agencia EFE
El Festival Estéreo Picnic ofrece una experiencia que va más allá de la música. Asistentes juegan como niños en una piscina de pelotas. / Agencia EFE

Una vez cruzada la barrera de seguridad del Festival Estéreo Picnic, se ingresaba a un espacio saturado de luces, carpas de colores y un mensaje que, con flores, daba la bienvenida a “un mundo distinto” y que ofrecía casi una docena de artistas cada día por un valor promedio de $300.000. Comprar la boleta de los tres días costaban $550.000, un precio que pocos pueden pagar si se tiene en cuenta que el salario mínimo en Colombia es de $781.242. Una característica que hace de este festival un lujo para un nicho específico o, para algunos, un evento aspiracional sin playas ni verano que réplica a otros como Coachella en California o el Sonar de Barcelona. (Vea también: En el planeta de Kali Uchis por 45 minutos)

¿Es caro ir a Estéreo Picnic?

Según la organización Festival Estéreo Picnic “un porcentaje importante del precio de la boleta se va en impuestos, para Mincultura y Sayco- Acinpro. Otro monto importante es para pagar el talento de los artistas y el montaje”.

Para producir el festival se requieren casi 6.5 millones de dólares y un año de preparación en el booking o la selección de los artistas. El montaje de infraestructura comienza un mes antes con 700 personas dedicadas diariamente a esta tarea.

“El precio de la boletería significa también toda la experiencia que hay alrededor (…) el despliegue logístico dentro y afuera, la oferta gastronómica y la decoración”, agregó la organización del FEP.

Para Chucky García, periodista y programador artístico, la boletería es un reflejo de los costos. Este festival le apuesta a la contratación de artistas altamente cotizados. Además, el montaje del festival “vale un billete” y es algo que la gente no se da cuenta.  (Vea también: Gorillaz celebró en el Estéreo Picnic 2018 los 50 años del cantante Damon Albarn)

Fotografía Agencia Efe

Una experiencia más allá de la música

La promesa de un mundo distinto comenzaba a vivirse cuando con el golpe de los beats algunos asistentes montaban en atracciones de parque de diversiones, jugaban en piscinas de pelotas o bailaban vestidos de pijamas de unicornio o con máscaras de animales, que al caer el día ocultó la lluvia. Se veía a los adultos disfrutando como niños de una experiencia que invadía todo el lugar y que no se concentraba frente a los escenarios, como en un concierto convencional. Incluso, detrás de la larga fila de baños públicos para mujeres había unas cabinas extra de color rosado para las personas que se perdían o preferían ir a orinar al respaldo.

 “El festival es un equilibrio de una buena experiencia alrededor de la música. Uno va al festival a pasarla bien y para entender cómo está la música hoy”, dijo el director de Radiónica, Álvaro González Villamarín “El Profe”, “todo espectáculo tiene consigo una convivencia y deja en el asistente una inquietud musical por bandas que tal vez no había escuchado antes”.  (Vea también: Estéreo Picnic en fotos)

Festival Estéreo Picnic 2018Fotografía Agencia Efe

El aporte cultural de los festivales de música

El aporte de festivales como estos es, para el escritor y periodista Jacobo Celnik, muy significativo para la difusión de la música. Sobre todo, porque vienen artistas que están en su momento mediático, sus propuestas son atractivas y tienen impacto entre los jóvenes. “Poder ver a bandas como LCD Soundsystem, Gorillaz, The Killers o Lana del Rey es muy valioso si se tiene en cuenta que históricamente los artistas llegaban a Colombia después de 30 o 40 años de carrera”.

Solo se suma a la cultura local cuando dentro de estos festivales están artistas locales o representantes de nuestras regiones, comentó Chucky García. Este año el Estéreo Picnic presentó al músico del Pacífico Esteban Copete y a la agrupación musical Ondatrópica. Sin embargo, para García se debe esperar que pase más tiempo para evaluar el valor cultural. “Creo que un aporte cultural significativo es la ley del cine que cambió profundamente a Colombia, desde hace más de diez años. Por esto, no sé si aún se puedan ver los frutos de un cambio en la música”.

Los organizadores de Estéreo Picnic defienden su cuota por la cultura citando el ejemplo de Bomba Estéreo, una banda que tocó en la primera edición del festival cuando eran casi desconocidos y que en su presentación del sábado pasado dejaron claro que son artistas de talla mundial labrados en festivales e “íconos contemporáneos de la música colombiana”.

Colombia en el circuito de los festivales musicales de Latinoamérica

Después del toque de la banda Metronomy, en la madrugada del sábado a la salida del festival, una asistente preguntaba en voz alta, mientras esquivaba el barro y la lluvia, ¿por qué no cambian la fecha del festival?

Estéreo Picnic trabaja en conjunto con otros festivales en América Latina como el Lollapalooza de Brasil, Chile y Argentina. Entre todos han construido un circuito festivalero en la región que es atractivo para las grandes giras de los artistas internacionales. No hay duda de que Estéreo Picnic ayudó a poner a Colombia en el mapa global de la industria musical.

Fotografía Agencia Efe

¿Tienen los festivales fecha de caducidad?

Los festivales ya son parte de una costumbre de consumo cultural, aseguró el Profe González. Y deben continuar su tarea de transformarse. Un buen síntoma para él es que el público está interesado en pagar por recitales completos de bandas que tal vez vieron en un festival. Un ejemplo de esto es que una banda como Vetusta Morla llenara este año el Teatro Jorge Eliecer Gaitan, en Bogotá, después de haberse presentado en Estéreo Picnic en 2013.  

“Este año vi tres bandas que me llamaron la atención por su narrativa y puesta en escena: Monkey Business, Moügli y Telebit. Demostraron que crecen mucho al estar acompañados de The Killers, The National o Gorillaz. Y ni hablar de Ondatrópica y Bomba Estéreo, su puesta en escena está en otro nivel”, dijo El Profe.

El Festival es un punto más dentro de la cadena de la música. El artista arranca en un bar, después graba un demo, después se da la posibilidad de que  una disquera lo firme, después da un recital ante su público y después empieza a girar en el circuito de festivales, explicó Jacobo Celnik.  “Que existan festivales fuertes en México, Argentina, Brasil, Inglaterra y Estados Unidos, entre otros países, hace que las bandas se exijan y que sus aportes tanto musicales como de show sean impecables y cada vez más profesionales. Ese es uno de los grandes logros que han tenido agrupaciones como ChoQuibTown, Bomba Estéreo y Monsieur Periné, que se han sostenido en circuitos de festivales internacionales. En la medida en que los festivales sigan siendo un producto sostenible y sustentable en el tiempo tendrán una repercusión directa en la propuesta artística de las agrupaciones”.

Por Natalia Piza @nataliapizac

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