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Gabriel Arriaga: “el despecho es el pan de cada día”

El músico colombiano, considerado El caballero de la ranchera y quien ya cuenta con más de 20 años de trayectoria, es conocido por su destreza para cantar a caballo, haciendo gala de este talento en distintas plazas de América y Europa.

Giancarlo Calderón
14 de agosto de 2022 - 02:00 a. m.
Gabriel Arriaga ha logrado vincular dos de sus pasiones: la música y el amor por los caballos. / Archivo particular
Gabriel Arriaga ha logrado vincular dos de sus pasiones: la música y el amor por los caballos. / Archivo particular
Foto: CANON

“Me hice amigo del alcohol, para no pensar en ti / me dolió tanto tu adiós, para qué te voy a mentir / el olvido no llegó, por más que yo lo invité / con los tragos no hay dolor, solo así me siento bien”. Es un fragmento, claramente, compuesto con frases de despecho, ese sentimiento prácticamente inevitable, cargado de mucho pesar, mezclado con un poco de rabia contenida y otro tanto de desesperanza con el que frecuentemente se intenta sobrellevar el dolor causado por un amor ingrato, o uno no correspondido, y que además es uno de los principales temas de la música ranchera, uno de los géneros más populares de Latinoamérica.

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“Amigo del alcohol” es el título del más reciente sencillo lanzado al mercado por Gabriel Arriaga, también conocido como El caballero de la ranchera. En entrevista con El Espectador, el músico colombiano se refirió a esta como “una canción totalmente inédita, compuesta por Luciano Luna y María Fernanda Juárez, dos compositores mexicanos, producida por mí y con los arreglos del maestro Néstor Zaizar; la mezclamos en la ciudad de Medellín y aquí estamos ‘dando lata’ con este tema que, la verdad, le ha gustado mucho a la gente”. Asimismo, referente a la temática de este corte, el cantante comentó que “suele suceder que con alcohol una persona se anestesia y esto hace que las penas de amor duelan menos”.

Arriaga, quien ya cuenta con más de 20 años de trayectoria artística y 15 trabajos discográficos, es además conocido por su destreza para cantar a caballo, haciendo gala de ese talento en presentaciones realizadas en escenarios o plazas de distintas ciudades alrededor del mundo.

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Precisamente, la producción audiovisual que acompaña el lanzamiento de “Amigo del alcohol” cuenta con la participación de uno de los ejemplares más icónicos de sus shows, su caballo blanco, en el que se puede apreciar montado al intérprete en algunos pasajes. También, durante la mayor parte de la realización se puede ver al artista acompañado por su banda de músicos, quienes cumplen un destacado rol en esta producción.

Con respecto a la importancia que tienen los caballos en sus presentaciones en vivo, Gabriel Arriaga apuntó: “El caballo, en mi carrera musical, es un valor agregado; es un plus de mis conciertos. Obviamente no soy solamente de cantar a caballo, pues me encanta trabajar en tarimas: allí encuentro mejor producción, mejor sonido, además de las luces de las pantallas led y los fuegos artificiales, que son cosas que ayudan mucho y enriquecen el concierto”. De igual forma, destacó la dificultad que representa maniobrar un caballo mientras se canta.

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“Tengo que estar muy atento a la orden que debo darle con el pie, o el control que se debe tener en la rienda para que el caballo haga lo que quiero que haga en cada momento. Entonces, no es nada fácil cantar a caballo pero, sobre todo gracias a ellos, creo que lo hemos hecho de una manera muy bonita”.

Gabriel Arriaga, nacido en Cáqueza, Cundinamarca, ha interpretado temas muy populares como Aunque no sea mayo, Letra chiquita, La noche perfecta, La vecina, Aunque te duela, entre otros. Muchas de estas canciones contienen letras de despecho, un sentimiento que, según nos contó el artista, “es el pan de cada día… ojalá no pasara, pero es casi imposible. Todo en la vida es un proceso y pasar por un despecho hace parte de eso. Sí, yo creo que todos hemos vivido un despecho: yo lo he vivido y creo que mucha gente lo ha vivido, y creo que el que diga que no es porque no ha estado enamorado realmente”.

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Gabriel Arriaga es sin duda uno de los artistas más queridos por el público que sigue este estilo musical. Además, es considerado como el primer artista en nuestro país en traer el género banda (también conocido como tambora o música de viento sinaloense, en honor al estado de Sinaloa, en México), cuyas pautas sonoras hacen parte de un segmento de la música regional mexicana. A pesar de no pertenecer a este contexto de nacimiento, Arriaga se ha ganado, con creatividad y tesón, un lugar de admiración y respeto en este universo.

“Hace unos cinco años estuve nominado, con Esta vida es un ratito, una canción ranchera, en unos premios muy importantes de bandas en la Ciudad de México. Siempre me sentí atraído por el sonido de la banda (sinaloense), porque lo comparo mucho con nuestras papayeras”, comentó el músico.

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El adiós a un amigo, otra clase de despecho

El pasado 26 de julio murió, a los 71 años, Darío Gómez, más conocido en la escena musical como El rey del despecho. Gómez fue, casi por unanimidad, el gran referente de la música popular y de distintas generaciones de artistas que crecieron escuchando sus canciones: un faro que a la postre sirvió como punto de inspiración para sus propias carreras. Al consultarle a Gabriel Arriaga por esta reciente pérdida y lo que para él representó, no dudó en señalar que este tipo de sucesos traen consigo un inmenso dolor y, por lo tanto, producen otro tipo de despecho, tan intenso y desconsolado como lo puede llegar a ser uno causado por cualquier decepción amorosa.

“Totalmente: no solo la ruptura de una relación amorosa produce despecho. También cuando se muere un amigo queda un vacío, una nostalgia, más cuando esa persona ha sido muy especial y ha sido muy cercana a ti. En el caso del maestro Darío Gómez, claro, hay un dolor en el corazón, en el alma, no solamente de los compañeros colegas, también hablo por supuesto de la familia, porque la partida fue muy repentina, y obviamente hablo de la gente que lo seguía a él: toda su fanaticada. Sin duda, el maestro era El rey del despecho”, concluyó el músico.

Por Giancarlo Calderón

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