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La Carnavalada, una mirada a la tradición popular

El evento cultural alterno al Carnaval de Barranquilla ofrece un homenaje a lo popular y a la historia, que permanece viva a través de la danza, el teatro y la música.

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María Camila Gil Niebles
15 de febrero de 2021 - 02:00 a. m.
La esencia de lo tradicional permanece intacta, sin dejar a un lado las nuevas visiones contemporáneas de la fiesta. / Asociación Cultural Ay Macondo
La esencia de lo tradicional permanece intacta, sin dejar a un lado las nuevas visiones contemporáneas de la fiesta. / Asociación Cultural Ay Macondo
Foto: JORGE M. PEREZ
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Barranquilla es conocida a escala nacional e internacional por ser la ciudad que celebra durante cuatro días continuos el Carnaval, declarado por la Unesco patrimonio oral e intangible de la humanidad por sus bailes, música y diversidad étnica.

Sin embargo, en acompañamiento a esta fiesta folclórica, se celebra La Carnavalada, un espacio como propuesta alternativa, que ha desarrollado durante veinte años ininterrumpidos un espacio para compartir y salvaguardar la tradición del teatro y la danza.

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Darío Moreu y Mabel Pizarro comenzaron, desde 2001, la tarea de preservar y enseñar al público la tradición popular y este año continúa su homenaje, ahora desde los espacios Ay Macondo y Casa More. Durante la pandemia, a estos gestores culturales les ha tocado buscar alternativas para presentar los eventos sin los espectadores acostumbrados.

“Esto nos da la oportunidad de llegar a más gente, quizá no de la forma en la que queríamos hacerlo. Las fiestas en contacto con el público hacen parte también del patrimonio, no solo los eventos aislados. Durante este año, hemos estado viendo los orígenes de todas las manifestaciones artísticas y culturales que la gente no conoce”, asegura Mabel Pizarro, directora ejecutiva de La Carnavalada.

En esta edición (número 20), han escogido quince danzas, denominadas patrimonio inmaterial, con las que han realizado charlas para explicar cada una, desde el 1º de febrero.

La programación, que sin duda ha sido más exigente, teniendo en cuenta que el presupuesto ha sido reducido a la mitad —aunque tienen el apoyo del Banco de la República— ha sido clave para establecer paneles en los que se abordan temáticas como fiesta popular y políticas públicas, así como la diversidad de las nuevas tendencias en la música contemporánea, para ampliar el concepto de música popular.

El teatro también tiene su espacio con presentaciones de grupos que hacen parte del Carnaval de Barranquilla.

La esencia de lo tradicional permanece intacta, sin dejar a un lado las nuevas visiones contemporáneas de la fiesta, que se van renovando con las nuevas influencias musicales y artísticas.

Darío Moreu, director de la Asociación Cultural Ay Macondo, afirma que, “aunque es un patrimonio, este es un patrimonio vivo que se va renovando cada año y de generación en generación. Debemos tener como objetivo un carnaval más participativo y menos estratificado o comercializado. La fiesta es de todos y debemos valorarla”.

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Las expresiones tradicionales, en conjunto con muestras contemporáneas, han estado presentes a lo largo de dos décadas, así como las artes escénicas.

Stereocuco, grupo de gaiteros, es una de las alternativas musicales para disfrutar, mientras que la franja teatral cuenta con la participación de Carlos Álvarez y el grupo Libélula Dorada, un colectivo bogotano con más de cuarenta años de trayectoria.

Ay Macondo ha abierto espacio en las primeras horas para el público infantil, iniciativa que se ha ido consolidando.

“Todos los eventos se están haciendo de forma virtual, respetando los protocolos y las normas de bioseguridad. Tenemos que cuidar a los herederos de las tradiciones. En ese sentido, algunas veces hemos podido contar con la presencia de pocos oradores en el espacio físico, pero en otras no se ha podido, para poder mantener aquello que nos hemos propuesto en la programación de La Carnavalada”, añade la actriz.

En veinte años, la celebración ha evolucionado con la historia, las condiciones técnicas y las formas de transmitir un patrimonio que no se va a agotar mientras se conserve intacto en la memoria y en el corazón de los colombianos.

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Por María Camila Gil Niebles

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