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La música de salon y los aires nacionales en la Colombia del siglo XIX

La música colombiana del siglo XX se inicia con ejemplos elocuentes de la consolidación de una imagen musical nacional costumbrista, forjada a lo largo de la era del romanticismo.

Ellie Anne Duque*
06 de enero de 2022 - 08:21 p. m.
La música colombiana del siglo XX se inicia con ejemplos elocuentes de la consolidación de una imagen musical nacional costumbrista, forjada a lo largo de la era del romanticismo.
La música colombiana del siglo XX se inicia con ejemplos elocuentes de la consolidación de una imagen musical nacional costumbrista, forjada a lo largo de la era del romanticismo.
Foto: Cortesía: Fundación Salvi

La impresión de partituras, en especial para piano, se intensificó en Colombia después de 1847, durante el gobierno de Mosquera, cuando se trajo una impresora litográfica para la impresión de papel moneda. Con esta técnica se dio a conocer un buen número de obras impresas para piano solo, canto, piano y guitarra, destinadas al uso doméstico y del salón social. Muchas circularon a manera de separatas con periódicos y revistas.

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Las obras reflejaban el gusto decidido por los aires de danza, inicialmente, contradanza vals en facturas formales muy sencillas, que imperaron durante los años de lucha independentista. Luego se impusieron otros aires, en boga en Europa, como la polca y la redova. Su principal característica es haber sido escritas con fines de entretenimiento social para presentar en espacios caseros destinados al recibo de visitas y celebraciones, si bien algunas de las piezas se escucharon en audiciones públicas.

La estilización de las formas originales es mínima. El repertorio está hecho a la medida del intérprete aficionado, sin mayores visos de virtuosismo. La mayoría de las intérpretes de este repertorio romántico incipiente fueron mujeres que recibieron clases de piano como componente importante de su formación y que, en la Academia Nacional de Música de 1882, tuvieron su propia sección femenina. Estas pianistas hogareñas también escribieron obra original y en las primeras partituras impresas que circularon en Bogotá encontramos piezas de Mercedes Campuzano, María del Carmen Cordovez, María Manrique de Quijano y Josefa Tanco.

Estas piezas son breves, de intenciones descriptivas que se aprecian en los títulos: evocan nombres de seres amados, elementos de la naturaleza, lugares geográficos, afectos, estados anímicos o las danzas mismas que las inspiran. Las obras luctuosas están escritas en modo menor, y las alegres en mayor. Son tarjetas postales costumbristas de época, breves y evocadoras, basadas en aires de danza de manufactura sencilla, destinadas al agrado del público y dotadas de gracia y encanto.

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Entre estos primeros ensayos litográficos se destaca “Recuerdos de Ubaque”, una obra en la que su autor (músico profesional), el célebre Julio Quevedo Arvelo (1829-1897), expande su narrativa musical a la usanza de los valses vieneses para adoptar una forma con introducción, varios valses internos y un final. También en esta primera mitad del siglo se destaca la impresión de una obra titulada Bambuco por Boada, una serie de variaciones sobre un patrón rítmico y armónico fijo.

En la segunda mitad del siglo XIX sigue imperando el gusto por la pieza de salón para piano, y surgen en el repertorio el pasillo —con el patrón rítmico que lo define hasta hoy— y la danza (venida de Cuba) que aflora en las publicaciones de la Imprenta La Luz, a partir de 1870. Hacia 1860, el prominente pianista Manuel María Párraga compuso una serie de obras más elaboradas que él mismo describe como brillantes, como por ejemplo Edda, polca brillante, Minerva, valse brillante, etc.

Entre las obras para piano de Párraga destacan dos gestos hacia la música nacional: El bambuco, baile nacional transcrito, y El tiple, capricho sobre aires nacionales granadinos. En La música (1866) aparece un vals pasillo de Daniel Figueroa y en 1868 la revista femenina El hogar publica un pasillo de Abigail Silva (1847-1899). De manera paulatina, pero persistente, esta pieza de salón se consolida como el vehículo ideal para la composición de piezas sobre aires nacionales. Para terminar el siglo, la Revista Ilustrada no solo ofrece a sus lectores pasillos por Emilio Murillo y Pedro Morales Pino, sino que incluye una “canción nacional” con letra de Rafael Núñez y música de Oreste Sindici… Es así como la música colombiana del siglo XX se inicia con ejemplos elocuentes de la consolidación de una imagen musical nacional costumbrista, forjada a lo largo de la era del romanticismo.

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Artistas

Cuarteto Q-Arte

Cuarteto de cuerdas, Colombia.

Santiago Medina, violín. Liz Ángela García, violín II. Sandra Arango, viola. Diego García, violonchelo.

Nominado al premio Grammy en 2020, el Cuarteto Q-Arte es uno de los cuartetos de cuerda más destacados de Latinoamérica. Fundado en 2010, se ha concentrado en investigar, interpretar y difundir la música para cuarteto producida en el continente. Su repertorio abarca más de un centenar de obras escritas por compositores latinoamericanos, incluido el colombiano Blas Emilio Atehortúa, con quien mantuvieron una estrecha relación. Su actividad docente e investigativa alimenta su quehacer artístico en un diálogo constante con la comunidad académica.

Orquesta Filarmónica Juvenil de Cámara

Orquesta de cámara, Colombia.

La Orquesta Filarmónica Juvenil de Cámara está compuesta por veinte jóvenes que abarcan repertorio para orquesta de cuerdas de todas las épocas. Se destacan sus interpretaciones de los ciclos completos de concerti grossi de Corelli, y de obras de Vivaldi, Händel y Telemann. También ha estrenado piezas de compositores colombianos como Las tres danzas colombianas, de Fernando León Rengifo, la Trilogía de danzas andinas, de Jorge Andrés Arbeláez, y el Concierto para tiple, de Lucas Saboya.

Director: Leonardo Federico Hoyos.

Orquesta Sinfónica de Cartagena

Es un proyecto social en torno a la música sinfónica dirigido a ciudadanos cartageneros vinculados a un proceso de educación musical de la ciudad. La OSC nació en 2016 como una iniciativa de la Fundación Salvi y busca que jóvenes instrumentistas sinfónicos complementen su educación musical a través de una experiencia de inmersión artística y formativa. Busca, entre otras cosas, dinamizar la agenda cultural y musical de la ciudad, fortaleciendo el tejido social de los barrios cartageneros y vinculando el talento de nuevas generaciones. Director titular: Óscar Javier Vargas Orbegozo. Directora invitada: Glass Marcano (Venezuela).

Paola Leguizamón

Mezzosoprano, Colombia.

Egresada de la Universidad de Cundinamarca. En 2018 ganó el premio de Canto Ciudad de Bogotá del Concurso Nacional de Canto organizado por la Orquesta Filarmónica de Bogotá en la categoría Excelencia. Fue galardonada con el premio Victoria de los Ángeles por mejor interpretación de Canción académica y fue finalista con mención de honor del XVIII concurso internacional Canto Lírico en la ciudad de Trujillo (Perú). Se ha presentado con diferentes orquestas de Latinoamérica, España e Italia. En 2021 fue invitada a ser parte de la producción de El barbero de Sevilla, de Rossini, del Teatro Comunal de Bolonia (Italia).

Glass Marcano

Directora de orquesta.

Nació en San Felipe, Venezuela. Comenzó sus estudios musicales a los cuatro años en coros infantiles y orquestas juveniles de su país. Su instrumento musical es el violín. En 2018 fue nombrada directora de la Orquesta Sinfónica Juvenil del Conservatorio Simón Bolívar. Actualmente es directora itinerante y toca con orquestas como la Juvenil Barloventeña, Regional Antonio José de Sucre, Sinfónica de Aragua, Sinfónica Juvenil de Yaracuyana, Sinfónica Juvenil de Valencia, Sinfónica de Carabobo, Sinfónica de Mérida y Orquesta Metropolitana de Occidente, entre otras.

Obras:

Antonio María Valencia (1902-1952)

Trío emociones caucanas

Este trío del caleño Antonio María Valencia empezó a ser escrito en París en 1926, mientras se encontraba becado por el Gobierno en la Schola Cantorum de la capital francesa, y fue concluido en Cali en 1938. La pretensión del compositor era sumarse a su manera al movimiento del nacionalismo, imperante en los países latinoamericanos por esos días. Mario Gómez-Vignes, uno de los mayores exégetas de la obra de Valencia, describe la cercanía entre las partes de la obra como producto de “una cierta ingenuidad no exenta de graciosa elegancia”.

Gentil Montaña (arr. Fernando León Rengifo)

“Suite no. 4″

El compositor y guitarrista tolimense Gentil Montaña dejó en vida un catálogo que ha recorrido el mundo y ha sido ejecutado por los grandes solistas de guitarra. La cuarta de sus cinco suites colombianas, transcrita aquí para el lenguaje del cuarteto de cuerdas, presenta la misma estructura de sus antecesoras, concluyendo con un porro, ritmo que interesó especialmente a Montaña y cuyo tratamiento le determinó buena parte de su fama como compositor.

Soukous Stars - Arr. Ludsen Martinus (n. 1999)

Tantina: “El Satanás”

El joven compositor cartagenero Ludsen Martinus viene explorando desde hace cinco años la música popular picotera y sus posibilidades sinfónicas. En 2020 estrenó en el Festival de Música de Cartagena su obra Paisajes caribeños, una de cuyas secciones evoca el tema Tantina de los Soukous Stars, conocido popularmente como El Satanás.

Francisco Zumaqué (n. 1945)

“Karibianías para orquesta de cuerdas y percusión”.

Francisco Zumaqué Gómez proviene de una tradición popular que se inicia con la influencia de su padre, director de la agrupación tropical Los Macumberos. Esas enseñanzas lo llevaron a ser un creador tan importante en la música popular (sin ir más lejos, es el compositor de la pieza Colombia Caribe, mejor conocida como Sí, sí, Colombia) como en la académica, área en la que se perfeccionó en el Conservatorio Americano de París, con la célebre pedagoga Nadia Boulanger. Karibanías es una suerte de divertimento a caballo entre la música contemporánea y la popular afroantillana, originalmente escrita para cuarteto de cuerdas y dedicada al Cuarteto Q-Arte. Desde el principio se perciben las evocaciones al formato de charanga, muy recurrido en la salsa de principios de los años 80.

*Musicóloga.

Por Ellie Anne Duque*

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