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Los Fabulosos Cadillacs: un carnaval toda la vida

La banda argentina se presentará esta noche en el Festival Cordillera, que llega este año a su tercera edición. Aquí hacemos un repaso por su influencia social y cultural en América Latina.

Andrés Osorio Guillott

15 de septiembre de 2024 - 10:00 a. m.
La historia de Los Fabulosos Cadillacs comienza en 1984, cuando se juntaron Mario Siperman, Aníbal Rigozzi, Vicentico y Flavio Cianciarulo
Foto: Vía Instagram: Los Fabulosos Cadillacs
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“Yo, que he ido prácticamente toda mi vida a El Campín, no sabría decirle cuántas canciones de los Cadillacs he escuchado en la barra de Santa Fe que se han vuelto cánticos de cancha. Cuando una banda logra eso pues finalmente es una banda que queda en la eternidad porque es muy cercana a la gente, siempre han sabido llegarle a la gente de una manera muy sencilla, sobre todo a los jóvenes”. Esto respondió el escritor y periodista musical Manuel Carreño hablando sobre Los Fabulosos Cadillacs.

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Suenan los redoblantes, llegan los bombos, la unión de ambas percusiones algo generan en nosotros los latinoamericanos que nos invita a movernos, a brincar, a marchar sin las botas que alguna vez se escucharon como preámbulo de la barbarie. Es un llamado a la comunión y a lograr el coro que la misma canción de Matador tiene. Pero no es solo Matador, también pueden ser Mal bicho, Siguiendo la luna, Vasos vacíos, Yo no me sentaría en tu mesa, Carnaval toda la vida y otro número de canciones que en más de una ocasión hemos cantado y bailado en las llamadas horas locas de las fiestas, en los bares que acuden a la nostalgia de los 90s para bailar a otro ritmo, o incluso en los estadios, pues allí más de un cántico se ha basado en las murgas de esta banda argentina que nació a finales de los 80s.

“El rock argentino en los años 80, en su era dorada -luego de las tragedias de las Malvinas y de la dictadura-, creció porque, por ejemplo, los militares prohibieron que sonara música en inglés. A todas las emisoras les tocó poner artistas locales y prácticamente de ahí salieron todos los que conocemos, exceptuando Charly y Spinetta que ya estaban, pero de ahí salieron Fito Páez, Calamaro, Soda Estéreo. Por un lado, estaba el rock escuela Charly, un rock lírico, de letras profundas, con Fito Páez como un hijo adelantado de eso; y estaba de la mano de Soda Estéreo y de bandas como Virus otras agrupaciones de un estilo parecido a New wave, con otra propuesta estética, menos sociales y más glamurosas, y aparecía también un rock más de barrio que va a ser un estilo que arrancó con Los redondos, y los Cadillacs, que aparecen un poco después, son una cosa muy distinta a todo eso, ellos arrancan siendo una banda de ska ortodoxo, tipo Yo no me sentaría en tu mesa. Primero se van con un género que en todas sus formas ha sido muy social y político. Hacia los años 90, cuando ya eran importantes, no hacen solo ska, y tal vez el álbum de quiebre es el que es para mí el mejor álbum de ellos, que es el de El león. Ese álbum no tiene presa mala, ahí hay salsa, hay jazz, hay blues. Canciones como Gitana, o el cover de Desapariciones de Rubén Blades, que es más salsero que el de Blades, muestra una evolución que termina en Matador y en el disco más político de ellos, que es el de Rey azúcar, que ahí viene Mal bicho, un cover de Strawberry fields forever. Siempre supieron ser una banda popular, una de esas bandas que siempre llegan a los estadios”, explicó Carreño.

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Nada mejor que ir a la fuente directa. En una nota publicada por la revista Rolling Stone en 2022, Flavio Cianciarulo, bajista y fundador de Los Fabulosos Cadillacs, cuenta la historia de cómo compuso “Matador”: “La compuse sin cuaderno, sin guitarra, sin grabador de periodista, nunca tuve uno. Estábamos yendo a Santa Fe a tocar con los Cadillacs en un micro de gira. Estaba mirando la ruta y empezó a sonar en mi cabeza este concepto de melodía muy salsera, la clave insertada en un ritmo bahiano. Había estado en Brasil y me había volado la cabeza este ritmo y a eso le agregué una base de reggae ska muy Cadillacs con una línea de bajo inspirada en el tema ‘The Bed’s Too Big Without You’, de The Police. Y con la lírica de Rubén Blades, mi Bob Dylan de habla hispana”.

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Chuky García, escritor y periodista musical, quien por varios años fue curador de Rock al Parque, aseguró también en diálogo con este diario que: “Más que un sello dentro del rock argentino, Los Fabulosos Cadillacs tienen el sello del buen rock argentino. Tienen, primero, ese lado poético, por llamarlo de algún modo, en el que bien le pueden hablar a uno del amor, o de los abusos del poder, de la fiesta, de la reivindicación de la fiesta como forma de resistencia, sobre todo en Latinoamérica. Y, por otro lado, la producción musical sólida, siempre con muchos cambios en cuanto a estructura, a experimentación, ellos tienen unos discos que son bien experimentales, que mezclan otras músicas, bien pueden ir del tango al jazz. Es eso. Más que un sello, tienen el sello del rock argentino”.

Los Cadillacs fueron de una camada que hoy por hoy sigue vigente, y que logró precisamente esa permanencia porque comprendió que la mezcla de sonidos latinoamericanos no solo representaría una experimentación en su música, sino un encuentro con las distintas identidades de la región, lo que hizo que fueran queridos en todos los rincones del continente y que además distintas generaciones y orígenes se levantaran a cantar y a bailar sus canciones. “Existe en Argentina una corriente de música que ellos tocan en carnavales, que tiene elementos de vientos y percusión. Los Decadentes tienen mucho de eso. Las murgas, eso es. Eso siempre ha estado en la cultura argentina, y este tipo de bandas lograron mezclar esto con el ska”, comentó Carreño.

En las murgas está la clave de esa influencia cultural, pues son sonidos que se escuchan mucho en Brasil, en Colombia, pero que además se traslada al fútbol, a un deporte popular que tiene una gran importancia en Latinoamérica. Son innumerables los cánticos que han adaptado las barras en esta parte del continente para alentar a sus equipos. Me atrevería a decir incluso que casi todos los que hemos asistido a un estadio hemos invocado a Los Fabulosos Cadillacs por los cantos de cancha. Y no es menor este punto, pues aunque muchos lo subestimen, hay canciones y artistas que también logran perdurar en el tiempo por haber calado en el folclor y la cultura de un contexto tan popular y masivo como el fútbol.

Al respecto, Juan Camilo “Tintin”, líder de la instrumental de La Fiebre Amarilla, la barra de la selección de Colombia, dijo que: “Aquí debemos ir más atrás en el tiempo y recordar el origen del barrismo en el continente. Fue en Argentina donde se dieron los primeros llamados barrabrava por allá en la década de los 60s. Ellos tomaron cosas de los Hooligans y otras del sur del continente como la murga. Cuando llegó este fenómeno a Colombia se adaptaron muchas cosas, entre esas la música, no solo de cancha, sino también bandas como precisamente los Cadillacs, también hay otras como los Rude boys. Para nosotros es muy llamativa y nos es muy fácil combinar esa energía y esos ritmos con nuestra pasión para poder sacar temas de cancha y alentar a nuestros clubes”.

“Los Cadillacs no solamente han sido importantes a nivel social y cultural, sino que además ha aportado a la consolidación de la industria del rock latinoamericano, que finalmente ha sido consolidación que se dio a partir de los 80s y 90s, y que es una consolidación de la cual también han hecho parte agrupaciones como Café Tacuba, Maldita vecindad, incluso hasta unos Babasónicos, Los Tres de Chile, Aterciopelados. Es decir, hay toda una camada y una generación que ayudaron a que esa idea de tener una propia industria no solo para el rock latinoamericano, que siempre ha sido muy mestizo, sino también para tener una industria dentro del mismo universo de la música latina, y esto es bien importante decirlo: siempre las agrupaciones de rock latinoamericano han tenido que competir con muchos otros artistas que van desde las grandes orquestas de salsa hasta la música de cantautor. Luego, en cuanto a lo social y cultural, son un reflejo de una transformación del continente con sus cambios, sus retos, sus giros inesperados que siempre ha tenido esta parte del continente en materia política y de cambios sociales”, concluyó Chuky García.

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