En Cuarentena Musical Pacífico y Caribe, el maestro Plinio Córdoba Valencia conversó con el periodista musical de El Espectador, Juan Carlos Piedrahita, y el jefe musical de Radio Nacional de Colombia, Jaime Monsalve, sobre su trayectoria en la música y específicamente en el género jazz. (Le puede interesar: Keith Richards and The X-Pensive Winos relanza “Live at the Hollywood Palladium”)
Plinio Córdoba nació en San José de Purré, en la región del río Atrato, el 16 de octubre de 1935, pero desde niño llegó a Quibdó junto a su familia. A temprana edad mostró su inclinación por la música.
Cuenta que se iba a un balneario y tomaba tarros con los que tocaba. Sin embargo, esto no era del agrado de su familia, pues “cuando llegaba a mi casa me daban juete”. (Lea también: Andrea Bocelli interpreta música para calmar el alma)
Viajó a Bogotá con la familia Llinás, que admiraba su talento y decidió llevarlo para que estudiara música, lo que no se materializó. Plinio Córdoba se marchó de la casa y anduvo, muy joven, por las calles de la ciudad por un tiempo.
Según relata, en la calle 20 con Caracas, en Bogotá, una señora tenía un edificio en el que vivían muchos músicos, y ahí decidió quedarse. Un día, estando en la sala, oyó en la Radio Nacional de Colombia a la Orquesta inglesa de Ted Heath. El baterista que se escuchaba en el momento hacía un solo que fascinó a Córdoba. De inmediato supo que eso era lo que quería hacer.
“Me fui a la calle 22 frente al Teatro Jorge Eliécer Gaitán y encontré el disco que había oído por Radio Nacional de Colombia. Así empecé. Me acostaba a dormir con los audífonos escuchando esa música. Después de eso, viendo y escuchando tocar a muchos bateristas intenté pedir ayuda para aprender, pero nadie lo hacía”.
Plinio Córdoba toma la decisión de aprender a tocar por su cuenta. De esta forma construyó sus conocimientos. Descubrió la técnica para tocar: “no se toca con el brazo sino con la flexibilidad de la muñeca ayudado con el antebrazo”.
En un momento de su trayectoria, tocaba todos los días en dos sitios. En el reputado Grill Miramar, ubicado en la calle 24 con novena, donde tocaba música tropical y folclórica de 10:00 p.m. en adelante, y en Freddie’s Club, donde tocaba jazz entre las 6:30 p.m. y 9:30 p.m. Los dos sitios quedaban uno al frente del otro y tocaba con la misma batería.
En Freddie’s Club tuvo la oportunidad de conocer artistas Bob Taylor, Bill Slater, Alex Dirroma, entre varios otros.
“Eran ritmos completamente diferentes, el jazz es muy de creatividad, de improvisar en el momento. Todos los estilos son de creatividad, pero el jazz especialmente requiere mucho de esta”
Aquí puede ver la conversación del músico con los periodistas:
Gracias a dos artistas de los Estados Unidos con los que tocó en diferentes ocasiones, Bob Taylor y Bill Slater, conoció a los cónsules y forjó amistad con ellos. Por esto, cuando Chucho Fernández, dueño de Orquesta Cumbia Colombia, le compartió a Plinio que quería llevarlo a los Estados Unidos con su agrupación, la gestión de la visa fue mucho más sencilla.
“Los cónsules se enteraron y me preguntaron por qué decíamos que íbamos a los Estados Unidos si no habíamos pasado a preguntar por las visas. Fuimos al Consulado y todo el proceso fue muy sencillo. Conseguí las visas de residentes para 22 personas”.
Córdoba precisa que cuando se tocaba en la orquesta, la percusión no tenía tanto valor como lo tenían las trompetas, trombones, saxofones y cantantes, y por esa razón la batería siempre estaba ubicada atrás.
Por el contrario, cuando se toca en quintetos o cuartetos el papel del baterista cobra mayor importancia. “La mayoría de las veces nos ponen adelante, aunque siempre depende del director”.
El “Rey negro del jazz” contó que tuvo la Fundación Musical Plinio Córdoba durante 13 años.
En su Fundación se dedicaba a enseñar y a aprender de sus alumnos. “En la carrera 13 con calle 57 tuve mi fundación. De ahí salieron muy buenos bateristas. Las casas musicales siempre nos daban instrumentos para la fundación”.
En esa dinámica llegó Homero Daniel Rodríguez, autor de su biografía. “Su abuela le regaló una batería y donde la compró le dieron un bono para tomar dos horas de clases conmigo. Así nos conocimos”.
Plinio Córdoba recuerda que a Rodríguez “le gustó mucho la clase y pidió que lo matricularan ahí. Él ya tocaba violín y era alumno de la Fundación Orquesta Sinfónica Juvenil de Colombia. Desde ahí yo empecé a darle clases. Tiempo después me pidió hacer la biografía”.
El apelativo de “Rey negro del jazz” se lo dio el periodista José Yepes Lema de El Espectador. “Un día yo iba por la calle y un niño me dice ‘cómpreme el periódico porque usted está ahí’; entonces lo vi y me di cuenta de que efectivamente yo estaba ahí y me habían llamado Plinio, 'El Rey Negro del Jazz”. Eso fue el lunes 16 de noviembre de 1970.
Concluyó diciendo que para él no es una gran cuestión que lo llamen El pionero del jazz o El rey negro del jazz. “Me gustaría más que me llamaran Plinio”.
De Fundación Color de Colombia para El Espectador*