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Egresado de la Universidad Pedagógica Nacional de Colombia, Rubén Castaño inició estudios de piano jazz con el maestro Adolfo Peruchín, pianista cubano de NG La Banda, y el pianista colombiano Edy Martínez. Posteriormente se fue a Londres y se especializó con el reconocido catedrático y pianista británico Tim Richards, en Goldsmiths University of London, institución donde también recibió formación en orquestación y arreglos para jazz y estilos contemporáneos con el maestro Colin Crawley.
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Rubén Darío cuenta con una amplia trayectoria de 30 años como docente universitario de piano y otras cátedras musicales. Recientemente se retiró de la docencia para dedicarse a su empresa Rubén Castaño Music, a través de la cual promueve su música y ofrece servicios de composición, arreglos y producciones musicales para artistas y medios audiovisuales. Paralelamente realiza recitales de piano y conciertos con su trío de jazz e imparte clases magistrales, talleres y seminarios en interpretación de piano jazz, teoría de la música moderna, arreglos, composición y producción.
Además, fue el compositor y artífice detrás del himno del Deportista, que se estrenó en la ceremonia realizada por El Espectador. Es así como a través de los años se ha forjado una carrera llena de retos y aprendizajes, pero sobre todo de mucha música.
¿Cómo nació su pasión por la música y por qué conectó con ella?
Al principio fue como un juego, algo que hacía de vez en cuando y que al final se convirtió en una profesión... siento que todo nació gracias a la exploración de la música desde que era joven, recuerdo que cantaba en los garajes y experimentaba otros tipos de voz, además tocaba varios instrumentos, y aprender a hacerlo era fácil para mí... Eso también me llevó a componer y crear canciones de amor. Recuerdo que la primera canción que escribí se llamaba Lágrimas... se la hice a una chica de la que estaba enamorado. Aparte de eso, también me gusta mucho el baile. Con mi familia nos reuníamos y hacíamos competencias de baile, donde participábamos todos y escuchábamos salsa, música decembrina, etc. Eso me encantó de la música, el poder transformar algo en un sentimiento a través de la letra, o de un instrumento, y después hacerlo con el piano fue algo que a me encantó.
¿Por qué se interesó primero en tocar guitarra y otros instrumentos antes que el piano?
Recuerdo que cuando era niño mi mamá me compró una guitarra que no era la gran cosa, pero funcionaba, y estuve en clases durante un mes. Aprendí mucho en ese tiempo, lo que me llevó a desarrollar otro tipo de talentos, igual tocaba la flauta dulce y cantaba.
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En su carrera artística ha tenido la oportunidad de experimentar con varios géneros e instrumentos, ¿por qué decidió ser pianista de jazz?
Cuando estaba estudiando en la Universidad Pedagógica no había ninguna carrera o materia relacionada directamente con el jazz, así que si queríamos estudiar el género de alguna manera teníamos que poner un casete, devolverlo y ponerlo de nuevo para practicar, o mirar entre los compañeros si alguno tenía un libro sobre el tema. Mi formación inicial dentro del género fue así, un poco empírica, y con mucha práctica... Fue una pasión que empezó con la música del Bossa Nova, me encantaba, y eso me llevó a formar un grupo en la universidad que se llamó Maracujazz, eramos unos jóvenes que queríamos explorar el jazz, empezamos a componer y mostrar nuestra música.
¿Qué lo inspira a crear música?
Mi música siempre se ha tratado de conocer nuevas culturas a través de sus sonidos, por eso también he tocado con músicos de diferentes nacionalidades, y eso ha nutrido mucho mi manera de trabajar y desarrollar proyectos. Como músico siempre he estado muy abierto a todo, me gusta explorar y experimentar.
Está lanzando su proyecto Rubén Castaño Music, ¿de qué trata?
Es una empresa que se creó a raíz de la experiencia con mi música, a veces nos da miedo hacerla, pero uno desarrolla sus habilidades y sus talentos con el tiempo... luego de dejar la docencia universitaria encontré el tiempo para hacer toda la música que no había podido hacer. Quise demostrar todo lo que había estudiado, aprendido y trabajado en varios aspectos, el primero es la parte creativa, y con ella busco convocar a los artistas que estén interesados en proyectos artísticos, hacer música, componer, arreglos y producción musical. Por otro lado están la parte interpretativa, y los proyectos creativos que han surgido hasta ahora. Esta es una empresa de servicios musicales.
¿Cómo fue el proceso de composición del himno del Deportista del Año para El Espectador?
Enviamos dos propuestas inicialmente, porque estábamos muy entusiasmados y queríamos ser parte del proyecto... la canción fue tomando fuerza, Marcela Moreno comenzó a guiarnos para llegar al resultado final. Trabajo con mi esposa en la parte de letras, ella se encarga de esa parte y yo de lo música, y este himno fue un agradecimiento a todos los deportistas... No soy un gran deportista, pero cuando veo a los nuestros desempeñándose siento un gran orgullo. Cuando viví en Inglaterra lo evidencié, esto nos llevó a hacer la letra y la parte musical para la Filarmónica, lo hicimos con todo el cariño.