Álvaro Perea, la ironía a través del cine

¿Quiénes caben en la foto de la paz?, fue la pregunta que intentó responder con su equipo en esta nueva película. La crítica, la ironía y un intento por revindicar la vida de barrio han guiado la obra del cineasta colombiano.

El Espectador
03 de marzo de 2018 - 03:00 a. m.
Para Álvaro Perea fue emocionante y abrumador sentir los aplausos del público en el estreno de “Una selfie con Timochenko”. / Cortesía
Para Álvaro Perea fue emocionante y abrumador sentir los aplausos del público en el estreno de “Una selfie con Timochenko”. / Cortesía

¿Qué es un falso documental?

Es una película que utiliza el lenguaje cinematográfico de la realidad, pero en él incluye herramientas de la ficción.

¿Por qué quiso hablar con un tono irónico sobre el proceso de paz?

Es mi tono, llevo años haciendo esto, hablando sobre temas serios desde un punto de vista diferente. Siempre he sido así. Cuando trabajé en el periodismo, en Cromos y Cambio, e hice mis primeros documentales, tenía esa posición sobre las cosas. La ironía es un lenguaje que se me da bien y que a veces en Colombia es útil para poder decir las cosas indirectamente y causar reacciones que muchas veces las miradas más serias no logran. Hay cosas que se han vuelto normales o se han “invisibilizado”.

Si trabaja en el periodismo, ¿por qué se fue para el documental?

Llegó un momento en el que sentía que el periodismo era muy agotador, porque te esfuerzas mucho en hacer una investigación, la sacas, y al día siguiente a nadie le importa el tema. Quería hacer algo que perdurara un poco más. Me di cuenta de que tenía una posición no tan periodística, era un tipo un poco subjetivo y así fui encontrando en el documental una posibilidad expresiva.

¿Cómo lo logró un retrato de las víctimas en medio de un tono tan irónico?

Hicimos un trabajo de reflexión muy sincero, quisimos ser auténticos. Partimos del respeto profundo por las personas que sufrieron, a quienes les ha dolido esto, y de una mirada bastante descarnada sobre aquellos que los han manipulado. Es un falso documental.

¿Por qué le pusieron a la película “Una selfie con Timochencko”?

Es el nombre desde que el proyecto nació. La película surgió de la pregunta de quiénes caben en la foto de la paz o quiénes se quieren meter en ella. La foto es una metáfora de un país en el que quepa todo el mundo, un país incluyente. También tiene que ver con que nosotros vivimos muchas cosas desde una perspectiva virtual, casi de imagen. Las personas de las ciudades, las clases medias y altas, casi hemos vivido el conflicto de una forma virtual y un poco superficial.

¿A qué conclusión llegó con su equipo al finalizar el falso documental?

La paz no es una firma, un momento o una foto, sino un proceso largo y difícil. Requiere de una voluntad de pedir perdón de todos los que de alguna forma han victimizado la sociedad, de perdonar, y de unos buenos líderes que encaminen a la sociedad dentro de la vía de la reconciliación.

Otra de sus películas es “Cuando Colombia se volvió Macondo”.

Lo codirigí con Gloria Triana. Es un largo documental que cuenta la historia de la delegación de artistas populares colombianos que acompañó al premio nobel en Estocolmo.

Gloria Triana es antropóloga. ¿Por qué su visión como cineasta y la de ella para contar la historia?

Gloria fue protagonista en esos hechos, fue una de las personas que conformaron esa delegación cultural. Acepté participar porque buscaban la mirada de un realizador con las posiciones estéticas y narrativas que le interesaban a la casa productora para contar bien esa historia. Querían una mirada externa, un poco más joven, sobre la historia. De esa combinación podría salir algo interesante, como creo que se logró.

También tiene un documental sobre los concursos de belleza, llamado “Su majestad, el reinado”.

Habla del Reinado Nacional de Belleza como símbolo de la nación y reflejo de la identidad nacional. Cuestionaba un tema que en ese momento estaba muy en boga: que el reinado era algo que nos reflejaba. Fue hecho en un momento en que era un tema mucho más importante de lo que es ahora. Coincidió con que en el año de su realización ganó la primera Miss Colombia negra, Vanessa Mendoza.

La crítica ha marcado todos sus trabajos cinematográficos.

He tenido posiciones críticas sobre la vida social colombiana, las cosas a las que les damos valor y las que consideramos venerables. He buscado revindicar como valiosas cosas como la vida de barrio y personajes que siento que han sido olvidados.

Por El Espectador

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