Elianis Garrido: más que protagonista, actriz en formación

La barranquillera, que participa en la obra “Sin alas para volar” y en la serie “Sin tetas sí hay paraíso”, dice que como actriz nunca ha sido víctima de acoso sexual, pero como bailarina y abogada no puede decir lo mismo.

El Espectador
13 de marzo de 2018 - 09:00 p. m.
La actriz y bailarina Elianis Garrido forma parte del elenco de la serie “Sin tetas sí hay paraíso”, en la que interpreta a Dayana.   / Daniel Álvarez
La actriz y bailarina Elianis Garrido forma parte del elenco de la serie “Sin tetas sí hay paraíso”, en la que interpreta a Dayana. / Daniel Álvarez
Foto: DANIEL ALVAREZ

Usted está en este momento en temporada con la obra “Sin alas para volar”, en el Teatro Santa Fe, en Bogotá. ¿Cómo llegó al montaje?

El director y libretista de la obra, Juan Ricardo Gómez, a quien conozco desde hace varios años, me contó que iba a hacer La conyugal, que ya había sido exitosa en sus dos versiones anteriores, y que quería que yo hiciera parte del elenco. Después me presentó al personaje de Rufina Tabares y ahí sí que me emocioné más, porque es muy distinto a todo lo que he hecho.

¿Cuál es la exigencia más grande que le ha demandado Rufina Tabares?

Es un personaje que me ha exigido mucho, porque me toca borrar todo rastro de Elianis Garrido, desde la alegría, el acento, los gestos. Creo que Rufina es opuesta a mí y ese ha sido el reto más bonito. Es un montaje muy ambicioso, porque somos trece actores en escena, cada uno con una carga emocional más grande que el otro porque es una montaña rusa.

¿Cómo ha sido su relación con el teatro?

El teatro para mí es pasión, sangre y vida. Arranqué mi carrera como actriz haciendo teatro, incluso he integrado grupos de impro, porque esa modalidad me fascina. El teatro me ha dado la emoción de la única oportunidad, lo que no pasa ni en la televisión ni el cine. La pasión de la sala es inigualable y ese lugar es uno de mis favoritos en la vida.

¿Le gustan más esos personajes que se acercan a su personalidad o prefiere aquellos que no tienen nada que ver con usted?

Me gusta exigirme y me encantan los personajes con los que no tengo ninguna conexión en la vida real. Lo divertido de ser actriz es el hecho de prestarle tu cuerpo como vehículo a un ser totalmente distinto. Por eso es que me gusta tanto este rol de Rufina en Sin alas para volar. Cuando el personaje se parece a mí, me toca cuidarme de que no se vea Elianis por ningún lado.

También está ahora en la serie “Sin tetas sí hay paraíso”, ¿cómo se ha sentido?

En la serie interpreto a Dayana, una chica proxeneta que se parece a mí solamente en que ambas somos barranquilleras. Ese personaje ya lo van a conocer en Colombia y se van a dar cuenta de que es realmente muy mala y su maldad se irá multiplicando con el paso de los capítulos. Creo que me van a odiar.

¿Para usted cómo fue el tránsito entre ser una participante de “Protagonistas” y ser una actriz?

Todavía no soy actriz, estoy en ese proceso apenas. El rótulo de protagonista creo que no me lo voy a quitar, porque mucha gente sabe que vengo del programa, fue mi primera aparición en televisión nacional y eso fue lo que me abrió las puertas. Más allá de tener una cara bonita o un cuerpo llamativo, en la actuación tiene que primar la disciplina. Yo creo en el esfuerzo, nada para mí ha sido gratis y por eso cuido lo que tengo.

Usted es abogada, actriz y bailarina, ¿qué es el cuerpo para esos tres roles que la integran?

Como bailarina puedo decir que el cuerpo es todo. Ahí es mi herramienta, mi instrumento. Como actriz puedo decir que la corporalidad hace parte de lo que puedo ofrecerles a los personajes, porque en escena se necesitan otras características como la voz, la mente, la concentración y el compromiso. Y como abogada... pues no sé. Yo no ejerzo, aunque sí estudié derecho y me gané el cartón.

En este tiempo de señalamientos por acoso sexual en la actuación, ¿en algún momento se ha sentido vulnerada en ese aspecto?

Como actriz puedo decir que nunca me ha pasado nada similar. En este ámbito nadie me ha presionado y ni siquiera me han insinuado favores sexuales. Como bailarina sí me pasó muchas veces. El cantante o el director ejercían algún tipo de acoso sobre mí, y como modelo, también me pasó. Algunos dueños de marcas para las que hacía fotos me invitaban a salir, yo decía que no y entonces yo no aparecía ni en las fotos, ni en los desfiles. También me pasó como abogada y eso fue lo que me motivó a dejar la profesión.

¿Cuáles son sus proyectos?

Mucha actuación. Sigo en temporada hasta abril con Sin alas para volar, y luego estaré en otra obra muy reconocida que se llama Pecadoras, un montaje que vi en el Teatro Santa Fe hace unos años y ahora hago parte de él. Además, estaré en cine en la película El santo cachón.

Por El Espectador

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