Enrique Carriazo: “Todo personaje es una caricatura”

Después de su participación en “La gloria de Lucho”, el actor presenta su propuesta teatral “Cómo convertirse en un hombre de éxito”, en la que sigue explorando rasgos de su comentado rol televisivo. Estará desde este viernes en temporada, en el Teatro Astor Plaza.

El Espectador
07 de junio de 2019 - 02:00 a. m.
Para el actor Enrique Carriazo, la construcción de un personaje es un trabajo algo técnico.  / Cortesía
Para el actor Enrique Carriazo, la construcción de un personaje es un trabajo algo técnico. / Cortesía

¿Cómo fue el tránsito entre la serie “La gloria de Lucho” y la obra “Cómo convertirse en un hombre de éxito”, la propuesta que tendrá a partir de este viernes 7 de junio en el Teatro Astor Plaza, en Bogotá?

Teniendo en cuenta que el personaje de la serie es una caricatura, lo que hicimos fue tomar algunos rasgos. La idea con esta propuesta en teatro era ahondar en esos rasgos, sin completarlos, para preguntarle a esa caricatura el comportamiento del personaje en algunas circunstancias en las que él, habitualmente, no se desenvuelve.

Uno de los subtítulos de esta propuesta teatral está relacionada con el éxito. ¿Qué es el éxito para Enrique Carriazo y qué es el éxito para Lucho?

Para Enrique Carriazo el éxito se relaciona con saber quién realmente uno es. Si uno logra descubrir eso se siente satisfecho sin darle cabida a la frustración. Para mí, el criterio tiene que ser el propio, no el ajeno. Para Lucho, el éxito tiene que ver con superar unos monstruos como la culpa, el miedo, ciertas adicciones. Para él, ese sería el éxito y en las conferencias en el teatro tratamos de mostrar el camino para derrotar esos monstruos, que son universales.

¿Qué tanta improvisación hay en la obra protagonizada por Lucho?

Habrá muy poca improvisación. Traté de ser muy juicioso en la dramaturgia, pero tal vez el público me motive a hacer algo mínimo de improvisación, pero será estructurado, sin ninguna duda.

Cuando se interpretan personajes anclados en la realidad, muchas veces se evita la caricatura, pero en este caso no fue así. ¿Cómo fue la construcción de ese personaje?

Al seleccionar unos rasgos inmediatamente se produce la caricatura porque nunca el dibujo que se realiza es completo. Uno podría llegar a generalizar que todo personaje es una caricatura, no necesariamente desde el humor. Nunca se hace un dibujo completo, ni en la realidad ni en la dramaturgia.

Personajes como el de Lucho, como el abogado en “El caso Colmenares” y otros más vienen de la realidad. Para usted como actor, ¿es más satisfactoria la construcción desde la realidad o desde la ficción?

Los dos escenarios son iguales. El piso siempre es real, pero la construcción se hace a partir de la selección de algunos rasgos, entonces jamás este trabajo actoral tiene que ver con la realidad, siempre es una elaboración. Quizá quien lo percibe tiene la sensación de que es real, pero el piso siempre es mínimo.

¿Cuál es la frontera entre la verdad y la mentira para un actor?

La pregunta es compleja, pero la respuesta es sencilla: cuando uno actúa, la persona que lo ve a uno tiene que saber que se trata de una actuación y en esa medida se diferencia de la realidad. La mentira se da cuando el otro no sabe que uno está actuando.

¿Por qué se le dan tan fácil los personajes cómicos, pero también realiza de manera destacada los roles dramáticos?

La comedia la hago más que todo en televisión, porque a ese medio no le interesa la inquietud. En otras plataformas se puede indagar el drama y eso puede despertar en el espectador múltiples inquietudes. En la televisión la inquietud está prohibida, de ahí que a través de la comedia se puedan camuflar los temas densos.

¿Qué tanto le gusta ver su trabajo?

Me gusta mucho. Yo trato de aplicar una filosofía sencilla: trato de hacer el 100 % en mi trabajo, así que cuando me veo estoy satisfecho porque dejé todo lo que puedo en mi trabajo. Ahora, eso no quiere decir que el resultado siempre sea bueno... yo no me puedo meter en que a algunos les guste mi trabajo y a otros no.

¿Así como tiene tan clara su labor en la construcción de los personajes también es fácil que salgan de usted?

Es que el personaje nunca ha estado dentro de Enrique Carriazo. Se trata de un trabajo un poco técnico, que está conectado conmigo, pero creo que el todo funciona mejor cuando existe un poco de distancia.

¿Le gusta la actualidad de la actuación en Colombia?

Me gusta mucho, porque ahora hay un ingrediente que antes no teníamos tanto: el tiempo. Cuando hay más tiempo podemos hacer cosas de mejor calidad. Ahora tenemos más oportunidad para reflexionar. En el teatro, en el cine y en las series en las plataformas hay más tiempo. La televisión, a pesar de que carece de él, tiene un ingrediente importante y es su volumen.

¿Se arrepiente de haber interpretado a alguno de sus personajes?

No. No me arrepiento de ninguno y no me arrepiento de nada. En el momento puedo pensar que no tomé las decisiones adecuadas, pero cuando veo la situación en retrospectiva, confirmo el camino tomado.

Por El Espectador

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