La ópera de Bela Albett en el Museo Nacional

A los cuatro años aprendió piano y entró a un coro. Fue para una presentación, una década después, que tuvo que entonar una canción lírica. Ahí la bogotana Isabela Hernández encontró en este género una forma de expresarse.

El Espectador
23 de febrero de 2018 - 10:06 p. m.
Isabel Hernández Jiménez estudia en el Manhattan School of Music y se presentará en Italia en verano.  / Cortesía Toctalk Comunicaciones
Isabel Hernández Jiménez estudia en el Manhattan School of Music y se presentará en Italia en verano. / Cortesía Toctalk Comunicaciones

¿De dónde viene su nombre artístico Bela Albett?

Soy colombiana, pero me considero una artista del mundo. Como he vivido en diferentes países y culturas, quería tener un nombre que no me limitara a un lugar y que reflejara mi verdadero yo. Todos mis amigos me dicen “Bela”, entonces quería esa parte de mí, pero el “Albett” es escogido, porque quería tener la esencia de mis abuelos maternos conmigo, es la combinación de sus nombres: Alberto y Betty.

Es bogotana. ¿Por qué se fue para Estados Unidos?

Cuando tenía cuatro años viajé a Atlanta (Georgia) con mi mamá, que estaba trabajando en ese país. 

¿Fue en Estados Unidos que comenzó a tocar piano?

Desde que nací, siempre la música ha estado dentro de mí. Cuando llegué a Estados Unidos, mi mamá y yo nos dimos cuenta de que debíamos buscar la forma de estudiarla con disciplina. El piano fue mi primera entrada al mundo musical.

Al tiempo que tocaba piano comenzó a cantar

Sí, ahí mismo entré a coros de la ciudad y a presentarme. Eso me conectó con la parte de los musicales. El piano y el coro fueron mis inicios, yo sabía que cantar era mi propósito.

¿Cuál es la primera presentación que recuerda?

Fue en el colegio, en Atlanta, era como un kínder y fue muy especial para mí, porque en ese momento ni siquiera hablaba perfecto inglés, era muy tímida, pero ese día me lucí y pude dejar las preocupaciones. La música ha sido mi forma de conectar con la gente a pesar de las diferentes culturas.

Viajó a Brasil a los 12 años. ¿Fue difícil volver a comenzar con la música en un país diferente?

Realmente fue lo opuesto, la música fue mi forma de conectar aún más con la cultura y no tuve realmente problema en encontrar un nuevo mundo de música en Brasil. Cada vez que voy a un lugar nuevo, la música es lo que me hace integrarme con las personas y la cultura. Me metí a los coros y grupos de actuación que pude al llegar.

Se dedica al canto lírico. ¿Cómo dio el salto a este?

Hoy en día estudio canto lírico y también escribo mis canciones propias de pop. Empecé cuando tenía 15 años, necesitaba cantar una pieza pequeña de ópera en un coro y cuando comencé quedé enamorada de poder conectar los diferentes idiomas con mi canto. Realmente la ópera se sentía muy bien con mi voz y quise aprender más.

¿Cómo une dos estilos que parecen ser totalmente diferentes?

Desde pequeña me entrenaron en diferentes géneros. El pop ha sido mi forma de escribir música y la ópera es donde aprendo mi técnica vocal. Todo el tiempo busco qué puede aprender uno del otro. Como viví en países diferentes, de alguna forma tengo diferentes culturas y géneros dentro de mí.
Estará en el Museo Nacional el 1° de marzo.

Estoy muy feliz de tener este recital de ópera en el Museo Nacional. Escogí las canciones del repertorio para poder mostrar diferentes idiomas y estilos musicales. Creo que a la gente le va a gustar mucho y me alegra poder cantar en Colombia, que es donde nací.

Se presentará con el pianista ruso Sergei Sichkov. ¿Ya habían trabajado juntos antes?

No, pero he estado muy inspirada y tengo mucho respeto por él. Conocí su trabajo y es un honor actuar a su lado el 1° de marzo. Llevamos varios meses comunicándonos.

Por El Espectador

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