Noa Wertheim, puro vértigo en la danza

La coreógrafa y directora de la Vertigo Dance Company, de Israel, presentará en Colombia su montaje “White Noise”, con el que exhibe la estética corporal y quiere motivar la reflexión.

El Espectador
31 de octubre de 2018 - 02:00 a. m.
Noa Wertheim dice que empezó en la danza después de su paso por el servicio militar, que en su país es obligatorio.  / Cortesía
Noa Wertheim dice que empezó en la danza después de su paso por el servicio militar, que en su país es obligatorio. / Cortesía

¿Cómo se creó Vertigo Dance Company?

Mi esposo, Adi Sha’al, y yo establecimos la compañía en 1992, y comenzamos como un dueto llamado Vertigo, es decir, desde hace 26 años. El origen de este dueto es muy especial, porque mi esposo hacía parte de la Fuerza Aérea de Israelí, estudiando para ser piloto durante unos años, y luego decidió que quería hacer arte, y fue así como empezó a bailar, de una manera un poco tardía. Yo también empecé a bailar después de mi paso por el servicio militar, que en Israel es obligatorio. Fue ahí que conocí a Adi, y que nos enamoramos.

Hace unos años crearon Vertigo Eco-Art Village. ¿Cómo funciona este lugar?

Este es un lugar donde todos participamos: uno de mis cuñados construyó las instalaciones con sus propias manos utilizando adobe, tenemos baños compostados y energía solar; es un lugar muy acogedor. Reciclamos todo lo que utilizamos, reutilizamos el agua y sembramos nuestra propia comida. Así que realmente somos muy cuidadosos con la tierra y con nuestro cuerpo. Tenemos un gran estudio y sala de actividades. Vertigo es hoy en día un gran instituto con unos ideales y unos principios muy fuertes. Y, por supuesto, por encima de todo está la compañía de danza, que es la que inspiró todos estos proyectos desde su inicio.

¿Cómo les transmiten ustedes sus ideas a las personas con las que trabajan?

Para responder a esta pregunta voy a hablar un poco sobre White Noise. Mi investigación empieza con el aspecto físico, con el cuerpo. Y el cuerpo no es solo el ente que se mueve en el espacio, sino también una entidad que responde a la gravedad. Quise investigar sobre las fuerzas de la naturaleza, y sobre este diálogo con la gravedad, con la tierra, y con el sentir la gravedad sin hacer ningún esfuerzo. Y esto explorando posición tras posición, y en velocidades distintas. Así que es una exploración de cómo relacionarse con el espacio y también con el tiempo, y sobre cómo reacciona nuestro cuerpo ante estas fuerzas. Así empezamos a compartir lo que sabemos.

¿Cómo podría definir el montaje “White Noise”?

La obra tiene una gran relación con la tecnología, de amores y odios. Usamos la tecnología porque es de gran ayuda en nuestras vidas, pero a veces siento también que nos desconecta de nosotros mismos. En la obra, hay una escena en la que están hablando como si tuvieran un sistema de geolocalización (GPS): “Ve a la derecha”, “ve a la izquierda”, y hay una parte muy irónica sobre la política. Hace diez años esta herramienta casi no se usaba, y ahora no se puede vivir sin ella.

¿Qué quiere provocar en sus audiencias con esta obra?

Quiero despertar sensaciones en las personas, que piensen, que experimenten, que surjan preguntas, decisiones de vida, abrirles la mente, así como las preguntas que yo me hago.

Esta es una obra creada hace diez años. ¿Qué ha cambiado desde entonces, tanto en su trabajo como en el mundo del cual nos habla?

El mundo es bastante similar. Los bailarines cambiaron, ahora hay bailarines nuevos, con cualidades que hemos desarrollado. Creo que la obra es todavía más relevante que hace diez años ¡qué gran sorpresa! (risas).

Menciona usted que la compañía tiene un proyecto educativo. ¿Podría hablar sobre él?

Nuestra escuela está en Jerusalén, donde estaba instalada originalmente la compañía, y provee una formación que dura dos años para personas locales, y seis meses o un año de formación para personas que vienen desde el extranjero. Enseñamos diversos lenguajes de danza, si bien nos enfocamos principalmente en el lenguaje de Vertigo, así que al finalizar este proyecto, los bailarines adquieren una gran versatilidad, con mucho repertorio de Vertigo, pero también de contact improvisation, de ballet, trabajo de piso, release, para crear un conocimiento consistente de danza. Otro proyecto que tenemos dos veces a la semana es que ofrecemos clases para personas con discapacidad. Siempre lo hacemos con un profesor y una persona en situación de discapacidad. Este proyecto ha sido tan exitoso, que ahora lo estamos llevando a escuelas en Israel y estoy muy orgullosa de esa iniciativa.

¿Qué expectativas tiene de su paso por Colombia?

Ya había estado en Colombia una vez hace algunos años, en 2015, así que esta será mi segunda vez, y estoy muy contenta de volver. Habíamos estado en Cali, durante la Bienal de Danza, y también en Bogotá en el Teatro Colón. Espero conocer personas muy valiosas y poderles brindar una muy buena experiencia, que es el regalo que traemos.

Por El Espectador

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