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Carlos Moreno: del cine a la web

El director de ‘Perro come perro’ y ‘El cartel de los sapos’ le apuesta a la red con una comedia en la que participan Vicky Hernández, Julián Caicedo, John Álex Castillo, Kimberly Reyes y Alejandro Aguilar, entre otros.

Redacción Un chat con...
28 de octubre de 2014 - 03:45 a. m.
A Carlos Moreno le gustan las novelas gráficas. Llegó al cómic a través de historietas como Kalimán, Memín y Águila Solitaria. / Cristian Garavito - El Espectador
A Carlos Moreno le gustan las novelas gráficas. Llegó al cómic a través de historietas como Kalimán, Memín y Águila Solitaria. / Cristian Garavito - El Espectador
Foto: CRISTIAN GARAVITO/EL ESPECTADOR - CRISTIAN GARAVITO

Suele retratar problemáticas de violencia y narcotráfico, ¿por qué decidió trabajar la comedia?

Siempre he sido cercano a la comedia. De hecho, un asesor de guión de Perro come perro me dijo que tenía que aceptar que esa película era una comedia negra. No es para mí algo extraño.

Es su primer serie web. ¿Qué lo llevó a arriesgarse a este formato?

Me interesa, por encima del ejercicio de ser un realizador o un autor, ser un narrador, y me parece que la nueva gran dinámica de los relatos hoy en día es internet.

Tiene experiencia en el mundo publicitario. ¿Siente que el proyecto es un retorno a él?

En algún momento pensé que sí, porque había una marca de por medio y las decisiones se tomaban a través de una agencia de publicidad, pero luego me di cuenta de que se trataba de que la historia quedara concretamente contada y la marca tenía que ser lo más anecdótico e incidental posible, algo que no pasa en la publicidad.

¿Cómo fue la selección del elenco?

Invitamos a los actores, nunca hubo casting: llamamos a los que eran amigos y que sabíamos que estaban muy fundamentados.

¿Qué tan difícil es trabajar entre panas?

No siempre trabajo con amigos, pero creo que con los que sí, hemos aprendido a hacerlo, hay que establecer límites. Con los directores de fotografía, Juan Carlos Gil y Diego Jiménez, he trabajado desde la universidad, somos amigos y trabajamos juntos; sabemos en qué momento empieza una cosa y en qué momento termina otra.

 ¿En qué va el proyecto ‘Lobos perdidos’?

Está en desarrollo. Estoy esperando noticias en la convocatoria del EFC, que participa por segunda vez. Ahí se va cocinando, ojalá la pueda hacer muy pronto.

 Hablando de ‘¡Que viva la música!’, ¿qué tanta influencia tiene su cinematografía de Caliwood?

Creo que mucho. Parte de mis profesores en la universidad fueron algunos de los que podría decirse son de Caliwood. Cuando era estudiante, ellos hicieron un proyecto documental, Rostros y rastros, que es prácticamente la escuela en la cual me formé. Les debo mucho, pero no estoy inscrito; a mí ni me gusta esa palabra, me parece que a la larga es un mal chiste.

¿Qué tan difícil es llevar la novela de Andrés Caicedo al cine?

Mucho, porque se jugó una estrategia de que la novela no fuera realmente una adaptación sino una historia inspirada en ella. La película pasa muy cerca, pero no se mete en el núcleo de la novela, que es denso y con muchas conexiones. Fue difícil, pero estoy tranquilo.

Haciendo memoria, ¿cómo surgió ‘Perro come perro’?

De un intento de novela. Alonso Torres, con quien escribo, me la mostró y le dije: “Eso no es una novela, es un guión”. No sé si hubiera sido mejor novela que película, no lo sabremos nunca, pero era una historia que me interesaba y sabía que podía contarse como película.

Estudió música antes que comunicación social. ¿Por qué no siguió por ese camino?

Porque era muy mal músico; lo intenté dos años, pero era un fracaso. Siento que fue importante porque la música de alguna manera está basada en estructuras dramáticas, en las sensaciones, y, en últimas, el cine pretende conjugar todas estas artes.

¿Y cómo llegó a la televisión?

Llegué a ella antes que a todo lo demás. En la universidad trabajé en televisión educativa y cultural. Siento que ese fue el aprendizaje. En esa época la televisión regional era muy libre y toda mi generación viene de ahí, y es la gente con la que trabajo.

¿Y a ser director de cine?

Cuando era joven, mi objetivo no era ser director sino contar historias. Llegué a serlo porque es una forma válida de contarlas.

Dirigió ‘Pablo Escobar’ y ‘El cartel de los sapos’. ¿Se debe seguir retratando estas realidades?

La televisión no tiene por qué contribuirle al país. La televisión es entretenimiento, en ningún momento ilustra o da la realidad.

¿Qué le falta a la televisión colombiana?

Riesgos. Los canales están limitados a una parcela que es el público de día a día. Les falta abrirse un poco más y saber que algún día se va a acabar ese público y se van a encontrar en una situación de mucha más competitividad. Son hábitos de producción que podrían solucionarse de una manera simple.

Un ejemplo de esos malos hábitos.

Pensar en los rigores presupuestales, de tiempo, no trabajar con cariño el arte de las producciones, el “todo aguanta”: esa famosa frase es hacerle una venia a la mediocridad.

Por Redacción Un chat con...

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