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Pisando fuerte en la farándula

La presentadora de entretenimiento de “Noticias Caracol” sueña con sacar su propia línea de joyas.

Un chat con...
27 de abril de 2015 - 02:00 a. m.
La barranquillera Daniela Pinedo es una apasionada por la pintura y la actuación. / Óscar Pérez
La barranquillera Daniela Pinedo es una apasionada por la pintura y la actuación. / Óscar Pérez
Foto: Oscar Alberto Perez Lopez

Empezó en el modelaje, pero fue buena para las matemáticas en el colegio. ¿Por qué no estudiar alguna ingeniería?

En el colegio fui buena en todas las materias, me iba bien en los exámenes, pero me gustan más la expresión y el arte, entonces cero ingeniera o administración. Estudié diseño gráfico.

¿Y qué pasó con el diseño gráfico?

Lo ejercí en la empresa de mi esposo, hasta que salieron otras propuestas, como trabajar en Caracol. Pero no descarto la idea de retomarlo, me gustaría sacar una línea de joyas en filigrana.

¿Cómo fue su primera vez en una pasarela?

Fue en una colección de carteras, tenía como 14 o 15 años. Después me empezaron a ver las diseñadoras de Barranquilla. Empecé por lo alto: Silvia Tcherassi, Beatriz Camacho y Judy Hazbún. Yo no sabía que quería ser modelo, fue el destino.

¿Qué recuerda de su niñez?

Las navidades eran increíbles. Éramos los primeros en tener la última pistola, la moto de Barbie. Yo parecía un niño, jugaba mucho fútbol con mis primos y tíos, que tienen mi misma edad. Era la arquera, me decían Benji Price, por los Supercampeones. Nunca pensaba en cosas femeninas.

Es paradójico, porque su mundo ahora es la moda y la vanidad…

Lo es. Cuando tenía 15 o 16 años, el Comité de Belleza del Atlántico me propuso representarlos, pero yo dije que no, porque eso no me gustaba. Sin embargo, en 2007 representé a Colombia en Miss Italia y quedé como finalista.

¿Se considera vanidosa?

Sí, lo soy. Me cuido bastante, porque mi cuerpo es mi instrumento de trabajo.

Usted es de ascendencia italiana por parte de su abuelo materno, ¿cómo fue conocer Italia?

No conozco mi familia italiana, sé que viven en Mormanno, Calabria. Viajé para aprender italiano. Fue una experiencia muy bonita, porque aprendí a ser independiente. Por otro lado, fue un reto, porque debí eliminar el español de mi cotidianidad, así que me tocaba hablar italiano o inglés para hacerme entender.

¿Alguna experiencia amarga en Italia?

Durante quince días viví con una señora que me trataba mal, fue incómodo, porque no tenía a dónde más ir. Todo cambió cuando me fui a vivir con una alemana y una suiza. Entre otras cosas, también me perdí, me robaron y me multó la policía por no sellar el tiquete del tren al subir.

¿Y mucha rumba en Italia?

Sí. Entrábamos a las discotecas gratis porque les hablaba en español y eso era una novedad para ellos. No lo hacia todos los días, pero me divertí mucho.

¿Cuál ha sido el momento más difícil o triste?

Cuando mis padres se separaron. Aunque tenía 13 años, yo era consciente de que peleaban mucho. Fue duro, porque no es fácil tener a los padres separados.

¿Qué tan importante es la fama?

Creo que lo importante es dar buen ejemplo. Sobre todo a las niñas que se exponen mucho en las redes sociales. A veces me tomo el tiempo de leer los comentarios y es triste que entre ellas se den tan duro. En ese sentido me gustaría ser una líder de opinión.

Además de la presentación y el modelaje, ¿en qué otros ámbitos le gustaría probar suerte?

He estado en algunas producciones, así que me gustaría retomar la actuación, pero tengo que estudiar mucho. También me gusta la pintura en acrílico, suelo pintar temas opuestos: paz, guerra; balas, besos. Lo que sí tengo claro es que nunca estudiaría medicina, le tengo asco a la sangre.

¿A qué lugar le gustaría volver?

A París. Es la ciudad más romántica y eso me identifica, porque así soy yo, cursi.

¿Cómo le propusieron matrimonio?

Fue el año pasado, en un viaje por Europa. Estaba con Francisco en un torneo de fútbol en Barcelona, España. Cuando terminó el evento, nos dirigimos a Marsella, él quería que todo se diera en una ciudad en la que ninguno de los dos hubiésemos estado, así que después de pasar por algunas dificultades con el hospedaje, me llevó a la rueda de la fortuna y cuando estábamos en el punto más alto, me propuso matrimonio.

¿Qué tan importante es la fidelidad?

Muy importante. Si me es infiel, es su decisión, no me voy a morir de amor. Continuaré mi camino. Creo que no lo perdonaría.

Por Un chat con...

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