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Por un hábitat seguro

El arquitecto Juan Caballero, director regional de esa organización estadounidense, asegura que han avanzado las políticas públicas urbanísticas en Bogotá, pero falta trabajar en reforzamiento estructural y mitigación del riesgo.

Un chat con...
07 de junio de 2016 - 02:48 a. m.
Adriana Duque, Ximena Perez, Fernanda Vargas, Juan Caballero, Yenyfer Valero hacen parte del equipo de  ONG Build. / Luis Ángel- El Espectador
Adriana Duque, Ximena Perez, Fernanda Vargas, Juan Caballero, Yenyfer Valero hacen parte del equipo de ONG Build. / Luis Ángel- El Espectador

Hablemos de la genealogía de Build Change...

Build Change lleva dos años en Colombia, pero fue fundada por Elizabeth Hausler Strand, ingeniera civil de la Universidad de California en Berkeley. Comenzamos a trabajar en Indonesia en el 2004, después del tsunami.

¿Cuál es la dinámica de trabajo que han adoptado?

El enfoque de la organización es trabajar en todos los niveles de la construcción, tanto con las autoridades del país al que llegamos como capacitando a los trabajadores en diseño y nuevos conocimientos de la construcción, y con las mismas prácticas locales, haciendo mejoras.?

¿Cuál es la dinámica de trabajo que han adoptado en Colombia?

Dado que la producción de vivienda nueva y formal tiene un buen origen, existe capital humano muy bien formado, por lo cual la organización no se ha enfocado en el tema de vivienda nueva, sino en el reforzamiento de la que está en riesgo. Hemos venido realizando nuestra labor en barrios como El Amparo, y localidades como Ciudad Bolívar y Usme, entre otras, no de Bogotá sino de Medellín.

¿Cómo se financian?

De la filantropía internacional y un círculo de técnicos de alto nivel que nos han venido ayudando para poder continuar en Colombia. También contamos con apoyo de contrapartes locales, como la Alcaldía de Bogotá.

¿Con qué entidades han trabajado?

Con la Secretaría del Hábitat y la Caja de Vivienda Popular. Ellos tienen unas áreas de intervención prioritaria que se ubican, generalmente, en los barrios y localidades que le acabo de mencionar.

Háblenos de la política pública que rige la construcción en el país. ¿Qué han podido observar?

No todo es gris. Tanto Bogotá como Medellín cuentan con subsidios de reforzamiento. La política pública está un poco dispersa, pero sí existe, distinto a algunos lugares de la región, en especial Centroamérica. Existe una vulnerabilidad, pero también alta capacidad y alto desarrollo normativo. Si se compara con el contexto haitiano, antes del terremoto de 2010, en ese caso no había normativas, la regulación y la pobreza estaban combinadas con una densificación urbana preocupante. Vino el terremoto y en Puerto Príncipe todo lo que estaba mal hecho se cayó, es decir la mayor parte de la ciudad.

¿Cuáles han sido los avances en Colombia en cuanto a la política pública que rige el hábitat urbano?

Se ha avanzado mucho en la titulación de tierras y la predial, en el mejoramiento urbano, transporte público, si se compara con la mancha de informalidad que tiene Guatemala, Tegucigalpa o San Salvador. Ello representa un adelanto, pero dicho mejoramiento urbano se ha convertido en una espada de doble filo.

¿Por qué?

Ha hecho que la tierra se vuelva atractiva y que, en lugar de tener ranchitos precarios de tejas y madera, haya construcciones multiniveles, en materiales pesados, pero mal construidos. Entonces la cuidad se va densificando más y más, y los ranchitos que antes, al caerse durante un temblor, no iban a matar a nadie, ahora son edificaciones de tres y cuatro pisos muy vulnerables. Todo esto ha sucedido durante los últimos 30 años en Bogotá.

Pero ¿la normatividad distrital no ha logrado evitar que se construyan edificaciones de mala calidad?

La normativa aplica a un segmento de la población, que es el que procesa licencias de construcción en las curadurías urbanas y produce construcción formal. Es un segmento grande, para el que la normativa funciona bien. Pero tenemos este otro segmento de la población, muy grande también, de por lo menos el 60 %, de construcción informal que está cambiando todos los días. Las obras en Bogotá están disparadas, pero en muchos casos dicha normatividad no aplica porque, si se aplicara de forma estricta, habría que demoler todo ello y nadie va a dar la orden, el problema social es bien grande.

Si no es posible demoler, entonces, ¿cuál es la apuesta?

A partir de las experiencias de países con mejores posibilidades económicas, como Estados Unidos, desde la ONG trabajamos en experiencias de reforzamiento estructural y mitigación del riesgo. En ese sentido, hemos difundido un manual que es una herramienta, no es la única ni la primera, pero sí está enmarcada en la norma actual y permite, después de dos años de trabajo con la Comisión Sismorresistente y las autoridades locales, tramitar licencias en curaduría para reforzar este tipo de estructuras. Con esta herramienta, el subsidio de reforzamiento se vuelve mucho más fácil de implementar.

¿Hace cuánto existe el subsidio de reforzamiento?

Aproximadamente 15 años, pero ha tenido muy baja implementación y baja difusión.

¿Qué tan costosos son estos reforzamientos?

La pregunta debería ser: ¿cuánto cuesta la vida humana? Reforzar las viviendas para evitar una tragedia en caso de sismos es también un problema de salud pública. Si usted sabe que va a venir una enfermedad terminal, le apuesto que haría lo necesario para salvarse. El costo depende del riesgo que presenta la construcción. Y en Bogotá podría ocurrir una gran tragedia con un sismo.

Hablemos de la estructura. ¿Es posible reforzar una casa de cuatro pisos?

A las edificaciones de cuatro o cinco pisos que fueron construidas sin las herramientas sismorresistentes las podríamos caracterizar como edificaciones con riesgo no mitigable. En muchos casos se pueden reducir en altura. En algunos casos resultaría más barato construir una nueva.

¿Este tipo de edificaciones que necesitan ser reforzadas siempre se encuentran en los bordes de la ciudad?

Antes se creía que las construcciones expuestas a derrumbarse se ubicaban únicamente en el borde de las ciudades. Pero, por ejemplo, para el caso de Bogotá, la densidad poblacional hizo que esto dejara de ser así hace mucho. Ahora esas construcciones se ubican mucho más cerca del centro de la ciudad, ya que lo que antes era el borde ha crecido mucho.

¿Cuántas viviendas han revisado y reforzado desde su llegada a Colombia?

Desde que llegamos, hemos revisado más de 200 viviendas del sector informal en forma detallada. De ellas, 195 necesitan reforzamiento para sismo. Paradójicamente, una de ellas no necesitaba reforzarse y fue reforzada.

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