Quizá hace unos años los aviones permitían fumar, con el tiempo este tipo de conductas pasaron a estar restringidas y también diferentes comodidades fueron llegando al mundo de la aviación: mejores sillas, mejores comidas, pero lo que si no se había vivido era una fiesta a más de 30.000 pies de altura.
Este tipo de experiencias disruptivas cada vez están tomando mayor auge y esta vez el turno fue para los afortunados pasajeros de la ruta que cubría Wingo entre Bogotá y Santa Marta, quienes un viernes cualquiera, tras tomar rumbo a la costa Caribe, y al estar en pleno vuelo, de la nada, una consola y un parlante comienzan a encender la fiesta y la tripulación, que en vez de dar agua y un snack, comienza es a repartir shots de la nueva bebida de Smirnoff: Spicy Tamarindo.
Y todo lo que está bien lo está, la fiesta, el baile, las luces (porque con antelación las ventanillas las bajaron) y todos los pasajeros, no importa si es un día de estrés, o cansancio o quizá es el mejor inicio para un gran fin de semana, todo sirve y todo funciona porque, ¿quién no disfruta de un buen trago en un vuelo?
Santa Marta, uno de los destinos turísticos más emblemáticos de la costa caribeña colombiana, sigue consolidándose como un lugar ideal para quienes buscan experiencias auténticas, aventura y libertad. En esta línea, la marca Smirnoff, en alianza con la aerolínea Wingo, ha lanzado una iniciativa que busca transformar la manera en que se vive el turismo, invitando a los viajeros a disfrutar sin filtros y con total espontaneidad.
Bajo el lema “Atrévete a tomar riesgos”, la campaña tuvo como protagonista a Smirnoff Spicy Tamarindo, un producto que sirvió de inspiración para una experiencia inmersiva en la que participaron diversas personalidades. Más que un simple viaje, la propuesta ofreció un espacio para desconectarse del día a día y reconectar con la esencia de Santa Marta: un destino donde el mar, la naturaleza y la hospitalidad de su gente invitan a desafiar las normas y vivir el presente con autenticidad.
La iniciativa se enmarca en la filosofía de “atreverse a tomar riesgos, vivir cada momento de manera única y rodearse de la mejor energía”. Durante el recorrido, los participantes disfrutaron de actividades cargadas de adrenalina, camaradería y espontaneidad, explorando la ciudad y su entorno de manera distinta y vibrante.
Audacia, aventura y emoción es lo que se puede vivir a bordo de una de estas fiestas a 30.000 pies de altura. La campaña resalta la importancia de asumir riesgos y disfrutar cada instante con intensidad, reflejando en cada experiencia el carácter único y picante del producto. Con esta apuesta, la marca busca posicionarse no solo en el mercado de bebidas, sino también en la cultura del turismo experiencial.