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Nuevo Wrangler: el rey del camino

El modelo insignia, no solo de Jeep sino de los 4x4 en general, llegó al país con más tecnología, espacio y capacidad todoterreno. Se destacan el diseño, que otorga una aerodinámica superior, y mejoras en el ahorro de combustible.

esteban dávila náder
28 de junio de 2019 - 07:06 p. m.
Nuevo Wrangler: el rey del camino

Pocos autos logran las sensaciones que produce la cuarta generación del Jeep Wrangler, que llegó recientemente a Colombia. Esto en parte por su abolengo (es heredero directo del modelo CJ y por extensión del legendario Willys) y por su apariencia ruda, porque no hay peatón que no se pare a mirar ni auto que no le abra paso, dándole al conductor una noción de poder comparable únicamente con la que se obtiene al superar sin esfuerzo cualquier camino.

Claro, es una emoción que existe desde el 87, cuando el primer Wrangler vio la luz, e incluso antes, si se tiene en cuenta que el Willys comenzó a rodar en el 41. No obstante, esta nueva versión trae cambios sustanciosos en materia de potencia, capacidad, resistencia y consumo de combustible que aumentan de manera exponencial la idea de comerse el mundo a bordo de una de estas máquinas.

De adentro afuera, lo primero a saber es que el motor que le da vida al SUV es un Pentastar V-6 de 3.6 litros, capaz de generar 285 caballos de potencia y 260 libras pie de torque que pegan al conductor a la silla con gran facilidad. Se trata de un propulsor acoplado a una transmisión automática de ocho velocidades con dos relaciones de sobremarcha, diseñado para entregar un amplio rango de fuerza desde muy bajas revoluciones, lo que a su vez resulta muy útil a la hora de salir del asfalto a terrenos más complejos.

De administrar esa fuerza se encarga la nueva caja de transferencia Selec-Trac de dos velocidades con tracción integral permanente, controlada desde una palanca junto a la de cambios que resulta supremamente fácil de manejar. Al activarla lo hacen también los sistemas Command-Trac y Rock-Trac, que garantizan el agarre cuando hay una tracción muy baja, así como el Trac-Lok, que gestiona torque extra en terrenos de baja adherencia o resbaladizos, como arena y piedras.

A lo anterior se suma el tradicional sistema de suspensión independiente de cinco brazos y resortes helicoidales, que consta delante de un brazo de control lateral y cuatro brazos de control longitudinal. Por su parte, la trasera cuenta con dos brazos superiores y dos brazos inferiores de control longitudinal en acero forjado y una barra de torsión transversal que trabajan en conjunto con un sistema de amortiguadores recalibrados e inclinados hacia dentro para una mayor sensación de comodidad.

Tal es el esfuerzo, que pusieron los ingenieros de Jeep en desarrollar correctamente este sistema que, al medir sus capacidades contra los huecos e irregularidades de las vías bogotanas, así como contra numerosos tramos destapados a las afueras de la capital, el vehículo no solo los superó sin dificultad, sino que lo hizo de tal forma que ninguno de los cuatro pasajeros que iban en la prueba sintió balanceo o inestabilidad.

Se trata de una tarea en la que también aportan otras características como los diferenciales de bloqueo electrónico con deslizamiento limitado, los neumáticos todoterreno de 33”, los ángulos de ataque y de salida de 44 y 37°, respectivamente, así como la distancia al suelo de 10,9”, que son las mejores estadísticas del segmento.

Estas novedades en la amortiguación y la suspensión, así como el uso de cierres de aluminio ligero de alta resistencia en puertas, bisagras, cofre, marco del parabrisas y puerta trasera, y la incorporación de barras estabilizadoras y de guiado huecas, de soportes del motor y engranajes de la dirección de aluminio, y de un cilindro maestro más largo y ligero en el chasis no solo impactaron en el control del balanceo de la carrocería y la dinámica de manejo del auto, sino también lo hicieron en el consumo de combustible. A pesar de tener un motor tan grande, y tras los 295 km recorridos durante la prueba hecha por El Espectador, la nueva Wrangler consumió 6,9 km/l, lo que equivale a tres cuartos de tanque.

En materia de cabina, el auto ligeramente es más ancho y cuenta con ventanas más amplias, algo que sumado al techo y las puertas desmontables y el panorámico abatible ofrecen una mayor sensación de comodidad. Esto se complementa con asientos de lona con contornos de cuero, diseñados para ofrecer agarre lateral y soporte lumbar ajustable, así como por apoyabrazos amplios y mullidos.

La consola central, por su parte, hace gala de la identidad off-road de la Wrangler. Es rígido, usa bordes cromados y tornillos reales y está dominado por dos pantallas: una de 3,5” en el panel de instrumentos, que ofrece información importante como el kilometraje, la tracción y la autonomía de combustible, y otra central de 7”, desde la que se maneja el centro de infoentretenimiento que llega por primera vez con la cuarta generación del sistema Uconnect, así como las opciones de Android Auto y Apple Carplay.

Entre otras cosas, vale la pena destacar, también, los nuevos botones de encendido impermeable y del sistema Stop-Start, que apaga el vehículo cuando llega a 0 km/h con el frenado. Asimismo, hay que reconocer otros pequeños detalles que se pueden perder en un auto en el que todo está hecho para ser grande, como el nivel de insonorización de la cabina y la función del sistema de audio, que aumenta el volumen de la música cuando se acelera el vehículo y lo reduce cuando baja la velocidad, ayudando a mitigar el ruido del motor y la concentración en los momentos en que es necesaria, respectivamente.

En cuanto al diseño, y para cerrar, hay que decir que el SUV mantiene el ADN que lo ha convertido en un ícono del segmento. No obstante, llega con ligeros cambios como una nueva forma de la parrilla, que rinde homenaje a su antecesor, el CJ, un parabrisas más inclinado que mejora la aerodinámica y venas pronunciadas, que le dan un contorno más robusto.

Así, y con más de 75 características de seguridad activa y pasiva, el nuevo Wrangler llega a conquistar la geografía colombiana con un nuevo aire, moderno y poderoso, listo para mantener su lugar como el SUV más capaz, como el rey de todos los caminos. Su precio para el país arranca en $169’990.000.

Por esteban dávila náder

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