Campaña sanitaria antiaftosa, con buenos resultados

El denodado trabajo de un grupo de profesionales, compuesto por cerca de 3.000 hombres y mujeres, ha permitido vacunar cada año a más de 22 millones de cabezas de ganado, distribuidas en 490.000 predios de toda la comunidad ganadera.

Desde hace más de 60 años los médicos veterinarios han estado vinculados a una de las más exitosas campañas epidemiológicas para el campo colombiano: la erradicación de la fiebre aftosa bovina. Una tarea que tomó vuelo nacional en 1995, cuando Fedegán asumió el liderazgo del proceso.

“El programa arrancó en pleno en abril de 1997, inicialmente en la costa Atlántica, con un total de 31 proyectos locales. En este mismo año se promulgó la Ley 395 de 2 de agosto de 1997, que declaró “de interés social nacional y como prioridad sanitaria, la erradicación de la fiebre aftosa de todo el territorio nacional”, la cual adopta como norma el Programa Nacional de Erradicación de la Fiebre Aftosa. En 1998 se masificó en todo el país, con la operación de 79 proyectos locales. Metodología que hoy es modelo en el ámbito internacional”, explica José Félix Lafaurie Rivera, presidente ejecutivo de Fedegán.

Los frutos de este trabajo, en el que los veterinarios han jugado un rol significativo, le valieron al país alcanzar las certificaciones parciales del territorio nacional en 2001, 2003, 2005 y 2007, y la certificación para toda Colombia, en mayo de 2008, como “Área Libre de Fiebre Aftosa con vacunación” por parte de la Organización Mundial de Salud Animal (OIE). Un reconocimiento invaluable en el comercio y los mercados mundiales, cada vez más sofisticados frente a las patologías de las especies animales.

“La magnitud del Plan Nacional de Erradicación de la Fiebre Aftosa ha comprometido a estos profesionales más allá de la comercialización de las vacunas y su aplicación. Gracias a estos expertos hemos avanzado en el desarrollo de alertas tempranas por contaminación procedente de las fronteras, sistemas de control en puntos críticos, identificación de animales infectados, detección precoz y buenas prácticas de manejo. Y, desde 2006, con pasos en firme, en materia de gestión de calidad, inocuidad de los alimentos y trazabilidad. Todas ellas tareas del mismo paquete sanitario, que debemos cumplir contra reloj para entrar en los mercados internacionales”, puntualiza el dirigente gremial.

La ambiciosa campaña sanitaria antiaftosa, que se desarrolla a lo largo y ancho del país, dos veces al año, con un descomunal despliegue logístico, ha servido también para evidenciar la formación humanística, la responsabilidad y el fuerte compromiso social del equipo de profesionales de las ciencias veterinarias. Sin mediar en las adversas condiciones de violencia, los cambios climáticos, la compleja topografía nacional e inclusive la propia reticencia de los ganaderos, han cumplido la misión endilgada por el Gobierno Nacional y Fedegán.

“Hoy en día tenemos un ganadero concientizado y comprometido con el programa, que vacuna, que aplica en sus empresas el plan sanitario regional y que actúa como un eficiente sensor epidemiológico, gracias a la intervención de los veterinarios. En 11 años logramos llevar el país del 54% de cobertura en bovinos en 1997 a 96% en 2007. Aunque el programa le ha significado a Fedegán (Fondo Nacional del Ganado) un gran esfuerzo financiero, que se traduce en la utilización de más del 75% del presupuesto del Fondo, gracias a ello tiene hoy para mostrar en un tiempo récord la gran ejecutoria de haber logrado la certificación por parte de la OIE”, concluye Lafaurie Rivera.

El denodado trabajo de un grupo de profesionales, compuesto por cerca de 3.000 hombres y mujeres, ha permitido vacunar cada año a más de 22 millones de cabezas de ganado, distribuidas en 490.000 predios de toda la comunidad ganadera.

Desde hace más de 60 años los médicos veterinarios han estado vinculados a una de las más exitosas campañas epidemiológicas para el campo colombiano: la erradicación de la fiebre aftosa bovina. Una tarea que tomó vuelo nacional en 1995, cuando Fedegán asumió el liderazgo del proceso.

“El programa arrancó en pleno en abril de 1997, inicialmente en la costa Atlántica, con un total de 31 proyectos locales. En este mismo año se promulgó la Ley 395 de 2 de agosto de 1997, que declaró “de interés social nacional y como prioridad sanitaria, la erradicación de la fiebre aftosa de todo el territorio nacional”, la cual adopta como norma el Programa Nacional de Erradicación de la Fiebre Aftosa. En 1998 se masificó en todo el país, con la operación de 79 proyectos locales. Metodología que hoy es modelo en el ámbito internacional”, explica José Félix Lafaurie Rivera, presidente ejecutivo de Fedegán.

Los frutos de este trabajo, en el que los veterinarios han jugado un rol significativo, le valieron al país alcanzar las certificaciones parciales del territorio nacional en 2001, 2003, 2005 y 2007, y la certificación para toda Colombia, en mayo de 2008, como “Área Libre de Fiebre Aftosa con vacunación” por parte de la Organización Mundial de Salud Animal (OIE). Un reconocimiento invaluable en el comercio y los mercados mundiales, cada vez más sofisticados frente a las patologías de las especies animales.

“La magnitud del Plan Nacional de Erradicación de la Fiebre Aftosa ha comprometido a estos profesionales más allá de la comercialización de las vacunas y su aplicación. Gracias a estos expertos hemos avanzado en el desarrollo de alertas tempranas por contaminación procedente de las fronteras, sistemas de control en puntos críticos, identificación de animales infectados, detección precoz y buenas prácticas de manejo. Y, desde 2006, con pasos en firme, en materia de gestión de calidad, inocuidad de los alimentos y trazabilidad. Todas ellas tareas del mismo paquete sanitario, que debemos cumplir contra reloj para entrar en los mercados internacionales”, puntualiza el dirigente gremial.

La ambiciosa campaña sanitaria antiaftosa, que se desarrolla a lo largo y ancho del país, dos veces al año, con un descomunal despliegue logístico, ha servido también para evidenciar la formación humanística, la responsabilidad y el fuerte compromiso social del equipo de profesionales de las ciencias veterinarias. Sin mediar en las adversas condiciones de violencia, los cambios climáticos, la compleja topografía nacional e inclusive la propia reticencia de los ganaderos, han cumplido la misión endilgada por el Gobierno Nacional y Fedegán.

“Hoy en día tenemos un ganadero concientizado y comprometido con el programa, que vacuna, que aplica en sus empresas el plan sanitario regional y que actúa como un eficiente sensor epidemiológico, gracias a la intervención de los veterinarios. En 11 años logramos llevar el país del 54% de cobertura en bovinos en 1997 a 96% en 2007. Aunque el programa le ha significado a Fedegán (Fondo Nacional del Ganado) un gran esfuerzo financiero, que se traduce en la utilización de más del 75% del presupuesto del Fondo, gracias a ello tiene hoy para mostrar en un tiempo récord la gran ejecutoria de haber logrado la certificación por parte de la OIE”, concluye Lafaurie Rivera.