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Cimientos de la transición energética hacia la carbono neutralidad

Aunque el país no es un gran emisor global, tiene responsabilidad en avanzar hacia este objetivo; pero solo con bases sólidas se podrá construir un puente hacia una economía baja en carbono sin comprometer el desarrollo social y económico.

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Ricardo Delgado Cadena
09 de diciembre de 2024 - 11:30 a. m.
La dependencia actual del carbón y el petróleo implica planificar su reemplazo gradualmente.
La dependencia actual del carbón y el petróleo implica planificar su reemplazo gradualmente.
Foto: Imágenes Getty.
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La transición energética debe llevarse a cabo bajo altos niveles de ambición climática y atendiendo criterios de justicia social y sostenibilidad económica y fiscal, según nuestra propia realidad y sin olvidar que la máxima ambición climática es requerida. De nada sirve construir un puente que, en lugar de llevarnos al otro lado, termine en la mitad del río y tampoco sirve uno que se caiga antes de ser inaugurado porque sus cimientos no quedaron bien construidos.

Según datos producidos en colaboración entre la Comisión Europea, el Joint Research Center -JRC- y la Agencia Internacional de la Energía, Colombia no es de los mayores emisores del mundo, pero si hay más de 150 países que emiten menos que nosotros, de manera que tenemos alguna responsabilidad por trabajar para ser carbonos neutrales y llevar a cabo una transición que nos lleve allá como país. Ese es el puente que debemos construir.     

Así como de nada sirve uno que se quede a mitad del río, tampoco sirve uno que no tenga sus cimientos bien apoyados. El requisito de que la transición debe ser lo más rápida posible no puede atentar contra el que quede bien hecha, bien cimentada. Que la carbononeutralidad exija un alejamiento paulatino de los energéticos fósiles no quiere decir que los debemos abandonar para el año próximo. Ojalá se pudiera; pero no se puede, a menos que renunciemos a todos los demás objetivos económicos y de desarrollo social.

En los análisis realizados por el Centro Regional de Estudios de Energía -CREE-, se han explorado múltiples escenarios energéticos posibles a 2050. En ellos, la exportación de carbón (proveniente principalmente del norte del país) y petróleo tienen muy poco impacto sobre el nivel de emisiones colombianas y son dependientes de la competitividad del producto nacional en los mercados. Se espera que, si el mundo avanza en el logro de sus objetivos climáticos, las demandas y precios de esos energéticos disminuyan en el tiempo y ese riesgo debe ser tenido en cuenta y gestionado por el país. Aun así, hoy dependemos de esas exportaciones.  

El 85 % de los títulos mineros de carbón en Colombia están distribuidos en más de 10 departamentos y en esas minas se producen dos tipos de carbón: el metalúrgico que es uno de los diez minerales estratégicos para la transición energética en Colombia, según resolución de la Agencia Nacional de Minería. Este carbón se utiliza para su transformación industrial en coque que, a su vez, se usa para la producción de acero. Como país exportamos tanto carbón metalúrgico como coque, siendo la producción de este último una de las que sí se contabilizan como parte de las emisiones nacionales como cualquier otra industria manufacturera. Nadie piensa en acabar con ella en medio de un proceso de reindustrialización; pero tampoco están libres de amenazas. Las tecnologías para la producción de acero verde, están en desarrollo y eventualmente serán la opción dominante. No obstante, mientras eso pasa, el carbón metalúrgico seguirá siendo estratégico. 

El otro tipo de carbón del interior del país es de uso térmico. La mayoría se usa en la industria o en la generación de electricidad, siendo a su vez el más sensible a los esfuerzos nacionales de mitigación de gases de efecto invernadero. Sin embargo, antes de poner el reemplazo de este combustible o de penalizar la minería de los carbones, hace falta considerar por lo menos tres puntos, que a la larga van a ser parte de los cimientos de la transición.

El primero de ellos tiene que ver con los costos del cambio de los consumidores actuales de carbón y, en particular, frente a las incertidumbres que hay actualmente sobre la disponibilidad y precios de su posible sustituto: el gas natural. Su reemplazo deja de ser costoefectivo o viable si no hay gas o si este es muy caro.

En segundo lugar, está el papel que hoy juega la minería de carbón en los diferentes municipios en donde hay esta actividad. Además del empleo generado en las minas, apoya encadenamientos productivos que involucran principalmente a pequeños emprendimientos personales o familiares: restaurantes, alojamientos, conductores y dueños de camiones, talleres de mecánica, montallantas, entre otros. Y a lo anterior se suman los impuestos y regalías que genera la minería del carbón y de las que dependen hoy en día la mayoría de los municipios productores. No es tan fácil prescindir ni de la seguridad energética que nos ofrece el carbón ni de las economías que se generan a su alrededor. Hay que planear bien cada paso para darlo con solidez.

En tercer lugar, es necesario que el país aproveche las rentas derivadas del aprovechamiento y la exportación de nuestros carbones mientras seamos competitivos en esos mercados. Esto no quiere decir que debamos renunciar a la búsqueda de una diversificación de nuestras exportaciones, pero mientras eso pasa (y trabajando arduamente para lograrlo) deberíamos seguir aprovechando los ingresos de las exportaciones minero-energéticas para apalancar la transformación productiva y cubrir los costos que conlleva el logro de la justicia de la transición (la reindustrialización, el desarrollo agrario, los programas de recapacitación y reubicación laboral, el desarrollo de infraestructura y los programas de retiro anticipado de la mano de obra que así lo requiera).

Estos son tres de los cimientos que soportan el puente para transitar a una economía baja en carbono, aunque hay varios más. Por obvio o paradójico que parezca (según quien lo vea), anticipar la muerte de los carbones en Colombia puede debilitar, por los menos, esos tres pilares. Y si queremos cruzar el puente para llegar a ser una economía carbono neutral, todos los cimientos deben quedar bien armados; pero sin olvidar que estamos en todo esto para llegar a la carbononeutralidad. 

* PhD en Ingeniería de la Universidad de los Andes. Investigador del Centro Regional de Estudios de Energía - CREE

Por Ricardo Delgado Cadena

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