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La entrega de tierras por parte de la ANT bajo la dirección de Juan Felipe Harman se ha viralizado en todo el país. Son más de 700.000 hectáreas de tierras productivas que ahora están en manos de víctimas del conflicto, organizaciones campesinas y comunidades étnicas. En los predios donde alguna vez dominó la ilegalidad o la guerra, hoy se cosecha comida y se apuesta por garantizar la soberanía alimentaria de Colombia.
El 1.700.000 de hectáreas formalizadas por la ANT demuestran que la Reforma Agraria avanza en territorios que sueñan con convertirse en referentes de producción agrícola. Estos son algunos departamentos que cambiaron una historia de violencia por un futuro de cosecha y paz.
Córdoba
En el departamento donde se asentaron algunos de los más importantes jefes paramilitares aún se ven las pistas de aterrizaje que utilizó Pablo Escobar para el transporte de cocaína y los cercamientos que levantaron las autodefensas para entrenar a sus tropas y luego sembrar terror en Colombia.
A pesar de los recuerdos de la guerra hay campesinos como José Martínez, un hombre de 50 años dedicado al cultivo, que lucha por el arraigo en su tierra. Hace 20 años tuvo que desplazarse de su hogar por las amenazas de los fusiles. Gracias a la entrega del predio Aguaditas, compuesto de 589 hectáreas que hizo la Agencia Nacional de Tierras en el municipio de Buenavista.
José, junto a 90 familias siembran más de 40 hectáreas de arroz, más de 15 ha de maíz, más de 30 ha de frijol y 4 ha de anjojolí en terrenos que por años estuvieron en manos de alias “Macaco” o Salvatore Mancuso, resignificando el territorio y convirtiendo a Córdoba en una despensa agrícola.
Antioquia
El departamento con mayores cifras de violencia y muerte del conflicto armado es el ejemplo de cómo las tierras pueden reescribir la historia para sus habitantes. En Necoclí, pleno corazón del Urabá, se vivió la entrega del predio Huerto El Edén de 262 hectáreas a mujeres víctimas de la guerra, la gran mayoría de ellas desplazadas por la práctica sistemática del Fondo Ganadero de Córdoba en cabeza de los hermanos Castaño y Sor Teresa Gómez.
Mientras reclama los derechos que la guerra le arrebató, Ayineth en sus nuevas tierras que le entregó el director Juan Felipe Harman, se encarga de dirigir la cosecha de sembradíos de yuca, plátano y cacao en un predio de 262 hectáreas.
Ayineth Pérez, quien tan solo era una niña cuando llegaron los “paras” a exiliarla de su hogar, ahora es una lideresa en el Urabá que lucha por la restitución de más de 1.500 hectáreas que fueron de campesinos.
Sucre
La justicia llegó a Sucre luego de miles de historias de despojo y deudas campesinas. En el municipio de San Marcos, la Agencia Nacional de Tierras entregó el predio El Paraíso con cerca de 200 hectáreas a 44 familias rurales que llevaban la mitad de sus vidas reclamando por reparación e indemnizaciones justas luego de las acciones armadas en el territorio.
La hacienda tenía un pasado opaco, pues perteneció a Antonio Guerra de la Espriella, vinculado judicialmente al caso de corrupción de Odebrecht y quien tuvo posesión del predio durante 20 años. La Sociedad de Activos Especiales suspendió su dominio y ahora pertenece a campesinos como Leidys Martínez, más allá de ser una madre cabeza de hogar que vivió el despojo en Montes de María, hoy es una de las artífices de la lucha campesina en Sucre.
Como dueña de su tierra, ha organizado los procesos campesinos en el municipio y el departamento, transformando la vereda en un centro de producción agrícola donde se siembran 420 toneladas de arroz y 3 hectáreas de batata, que se proyecta dejarán 45 toneladas para fin de año.
Huila
Hace 16 años Alirio Trejos se quedó únicamente con su pala y su azadón. La tierra donde vivió toda su vida, de un momento a otro, pasó de ser un terreno fértil a convertirse en una de las 8.000 hectáreas que la Hidroeléctrica El Quimbo inundó en el departamento.
En 2024, tras reclamar justicia, un hogar donde poder vivir y la reparación por haber sido despojado por el mismo Estado, Alirio recibió lo que tanto pidió: tierras para cultivar en El Agrado, Huila.
Casi dos décadas después de enfrentar la injusticia, Alirio y otros campesinos desplazados recibieron el predio Villa Nueva, de 55 hectáreas productivas, donde ahora cultivan cilantro, maíz, tomate, naranjas y otros productos, que garantizan el sustento de sus familias y fortalecen la soberanía del Huila.
Norte de Santander
Los campesinos y firmantes de paz se propusieron nunca más ver al Catatumbo en una guerra como la que ha azotado a la región en los últimos 30 años. Luego de masacres, desapariciones forzadas y miles de familias desplazadas de sus fincas, hoy tienen suelo firme para luchar por la paz y la soberanía alimentaria.
En el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) Caño Indio hay 42 familias de firmantes de paz que recibieron 950 hectáreas de la Agencia Nacional de Tierras y se comprometieron con cosechar paz y oportunidades. Con mucho esfuerzo, han cultivado plátano, yuca, maíz y producción de derivados cárnicos y lácteos, como el queso o el yogurt de Búfalo.
Dairo Vallejo, uno de los firmantes al frente del proyecto, recuerda que el 90 % de quienes viven en esa hacienda son hijos de campesinos y también quieren un futuro sin armas ni violencia, por eso continuará junto con los demás excombatientes sembrando para tener un campo lejos de los grupos armados.
*Contenido desarrollado en alianza con la Agencia Nacional de Tierras
