Bogotá y su sistema de embalses, aquellos que surten el agua para la capital del país, han sido noticia todo este 2024 por cuenta del estrés hídrico que ha ocasionado el fenómeno de El Niño sumado a las temporadas de menos lluvias. Cerca del 70 % del agua que consume la capital colombiana viene del Sistema Chingaza. Sin embargo, la deforestación en la Amazonía, la variabilidad y el cambio climático, pueden afectar el suministro de agua de Bogotá que proviene de Chingaza.
Todo esto, según la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, quien señaló que en el primer trimestre de 2024 se incrementó en un 40 % la deforestación en la Amazonía colombiana, en comparación con el mismo periodo del año anterior. Sin duda no son buenas noticias para el agua de la capital del país, pues esta deforestación incidirá en la disminución del vapor de agua que proviene de la Amazonía, más conocido como “los ríos voladores amazónicos” que traen consigo precipitaciones al páramo de Chingaza.
Pensando en esto, Bogotá hizo un llamado a la nación de que detengan los motores de deforestación (que están ligados a procesos asociados a la ilegalidad y criminalidad como la minería ilegal, la apropiación ilegal de tierras, la construcción ilegal de vías, entre otros) por el impacto que esto puede ocasionar en los territorios que presentan mayor vulnerabilidad a los efectos del cambio climático, y que dependen de la estabilidad ecológica de la Amazonía y, por ende, del agua.
El 100 % del suministro de agua en Bogotá proviene de los páramos de Chingaza, Guerrero, Guacheneque y Sumapaz. Por eso, la alcaldía declarará estas áreas como de importancia estratégica para el abastecimiento de agua. Esto le permitirá al Distrito hacer inversiones y mejorar la capacidad de regulación hídrica para aumentar el abastecimiento, no solo para la capital sino incluso para los municipios asociados a las cuencas.
Por eso, la ciudad presentará un proyecto con el apoyo de Conservación Internacional ante el Fondo Verde para el Clima de las Naciones Unidas (GEF), por US$92 millones de dólares. Este implementará, en principio, medidas de adaptación basadas en ecosistemas en 172,499 ha en áreas que incluyen cuencas de alta importancia para la seguridad hídrica de la ciudad, que hacen parte de este sistema de páramos y que surten de agua a los acueductos municipales y del distrito.
Para eso, trabajarán de la mano con cerca de 2.100 familias campesinas para que sus prácticas agropecuarias sean más sostenibles y con ello reducir la degradación de las coberturas naturales de las cuencas y la contaminación del agua.
Al mismo tiempo la alcaldía destinará $24.000 millones de pesos para ir avanzando en esta restauración, y de esta manera, no solo disminuir el riesgo de desabastecimiento de agua debido a la variabilidad y el cambio climático en Bogotá, sino también incrementando la resiliencia de estas familias frente a esta crisis climática.
Restaurar estas cuencas puede significar un aumento en la oferta de agua de la ciudad y que sus ríos y quebradas tenga una menor carga de sedimentos, que redundan en menores costos de tratamiento en los acueductos, es decir, menos químicos, además de prolongar la vida útil de los embalses.
Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales - PTAR, otras aliadas
Las plantas tratamiento de aguas residuales (PTAR) son obras de infraestructura fundamentales para la Secretaría de Ambiente. La PTAR Salitre trata el 30 % del agua residual generada en la ciudad de Bogotá. De esta se benefician 3,5 millones de habitantes y mensualmente opera 15 millones de metros cúbicos, sobre las cuales se remueven 2.855 toneladas de carga orgánica y 90 toneladas de basuras.
Otra obra crucial es la PTAR Canoas que con la entrada en funcionamiento tratará el 70 % del agua residual generada en Bogotá y el 100 % del agua residual del casco urbano de Soacha. Permitirá el tratamiento de 41,5 millones de metros cúbicos de aguas residuales, con remociones mensuales de 9,745 toneladas de sólidos y 8,916 toneladas de carga orgánica. De esta se beneficiarían 7,3 millones de personas.
Tanto la planta de tratamiento de aguas residuales del Salitre, como la de Canoas, una vez entre en funcionamiento, procesarán el 100 % del agua residual generada por Bogotá. Lo anterior contribuirá al saneamiento del río Bogotá cuya cuenca alberga el 21 % de la población del país y en donde se genera alrededor del 28 % de la actividad económica nacional. Esto no solo impacta positivamente la calidad del agua del río Bogotá, sino que también el río Magdalena, beneficiando con ello a las comunidades asentadas a lo largo de su cuenca.
Bogotá avanza en ecourbanismo
Entre tanto, la Secretaría Distrital de Ambiente de Bogotá reportó avances significativos en la implementación de criterios de ecourbanismo y construcción sostenible en edificaciones nuevas. Según datos actualizados a junio de 2024, un total de 624 proyectos de construcción han incorporado medidas para el uso eficiente y ahorro del agua y la energía, marcando un hito en el desarrollo urbano sostenible de la ciudad.
A través del programa Bogotá Construcción Sostenible, la secretaría ha brindado acompañamiento técnico a proyectos que ahora se encuentran en operación. Estos esfuerzos han resultado en un promedio de 41 % de ahorro de agua, gracias a la implementación de sistemas de alta eficiencia, aprovechamiento de aguas lluvias y sistemas de reciclaje de aguas grises.
Este proyecto también reconoce públicamente iniciativas destacadas, y ha premiado 43 proyectos, equivalentes a un área total de 1.890.307,5 m². Durante el 2024, se reconocieron cinco proyectos en etapa de diseño que abarcan 278.900,97 m². Estas edificaciones integran estrategias que permiten ahorros promedio del 40 % en agua y 21 % en energía, mediante el uso de tecnologías de bajo consumo y sistemas innovadores.
Es así como estas estrategias de restauración ecológica, las PTAR Salitre y Canoas y los avances en ecourbanismo seguirán aportando a unos mayores índices de biodiversidad, una menor contaminación y una mayor resiliencia al cambio climático en la capital de Colombia.