En diálogo con El Espectador, Óscar Mario Ruiz, director de la Unidad de Bienestar y Desarrollo Social de Compensar, destacó el papel que juegan las cajas de compensación familiar en la reducción de brechas sociales y la generación de igualdad de oportunidades para todos y, en esa línea, compartió cómo consolidarse como una Plataforma de Soluciones de Bienestar Integral le ha permitido a Compensar ser un actor clave en la construcción de un mejor país.
¿Qué relevancia tienen las Cajas de Compensación Familiar en un país en el que persisten las desigualdades sociales?
Las cajas son un instrumento muy potente de la sociedad colombiana, porque representan un acuerdo entre empresarios y trabajadores para cumplir dos grandes propósitos: primero, mantener en la formalidad a la porción más vulnerable de los trabajadores, para que puedan acceder a herramientas que impulsen su bienestar; y segundo, fortalecer las capacidades de personas, familias y empresas para un mejor desarrollo.
¿Cuáles son los desafíos más urgentes que debe atender el sector?
Colombia, y en general Latinoamérica, está pasando por una transición demográfica, lo que implica un reto en términos de cómo se va a desarrollar una propuesta de bienestar sostenible para el largo plazo, priorizando a la población que no logra pensionarse y, por consiguiente, tiene menos ingresos; así como las personas que, en esta etapa, deben lidiar con una mayor carga de enfermedad crónica. Por otro lado, actualmente hay una irrupción muy fuerte de nuevas tecnologías que están transformando nuestro trabajo y la forma de relacionarnos, por lo tanto, es necesario un reacomodamiento social a ese entendimiento; dicho de otro modo, adaptarnos al cambio usando las herramientas emergentes como un vehículo hacia el desarrollo. En resumen, el envejecimiento y la evolución tecnológica son dos temas que debemos atender, integrándolos a lo que hemos consolidado como sector en términos de salud, educación, recreación, subsidios, entre otros frentes.
Compensar se denomina, más que una Caja, como una Plataforma de Soluciones de Bienestar Integral, ¿qué significa eso y cuál es su pertinencia frente a los retos que enfrenta el país?
Como lo vimos anteriormente, la sociedad está en constante cambio y era un imperativo adaptarnos. No basta con ser solamente administradores de subsidios y por eso, desde hace seis años, iniciamos un proceso para consolidarnos como una Plataforma de Soluciones de Bienestar Integral y eso significa comprender las particularidades de cada afiliado y acompañarlo a lo largo de su vida.
Hoy entendemos que el bienestar es multidimensional y eso implica tener, más que servicios aislados, soluciones que permiten a las comunidades desarrollarse integralmente en procesos que incluyen salud, educación, vivienda, empleo, turismo y todo lo que necesitan para sentirse sanos, productivos y felices. Insisto, no ofrecemos solo servicios; construimos alternativas de bienestar conectadas con los retos actuales y con las realidades cambiantes de cada persona, familia y empresa, incluso anticipándonos a sus expectativas.
¿Cómo se materializa la integración entre varias soluciones de la plataforma?
Contamos con una plataforma que pone a disposición de las personas, las familias y las empresas diversas opciones de bienestar para que resuelvan sus necesidades de forma integral. Una muestra de ello es nuestro Ecosistema de Bienestar Integral, que combina servicios de Salud y Caja en la atención, para que más de 85.000 personas con enfermedades crónicas como hipertensión y diabetes, complementen la atención médica con actividad física, seguimiento nutricional y otros servicios propios de la caja. En vivienda, por ejemplo, en nuestro megaproyecto Hogares Soacha, trabajamos con 25.000 unidades residenciales fortaleciendo el liderazgo comunitario y el emprendimiento desde hace ocho años.
Desde educación, contamos con la Fundación Universitaria Compensar, una institución con un modelo diferencial que acerca los estudiantes al sector productivo, apostándole a la formación continua y la empleabilidad. Otra referencia es el impacto que generamos en las empresas a través de una plataforma que contribuye a mejorar sus indicadores de productividad, sostenibilidad, así como también formación de su talento a través del programa Propulsor Empresarial, con el que logramos pasar de 280 a 800 empresas en un año, ofreciendo asistencia técnica, encaje laboral, innovación y bienestar organizacional.
¿Qué impacto han tenido este año?
Nos hemos posicionado cada vez más en educación superior con la apuesta educativa diferencial de la UCompensar, que se fortalece con la apertura del nuevo campus. También en servicios para el adulto mayor, con tres niveles de atención que escalan según las necesidades de vida, logrando incrementar el impacto en un 40 %, con respecto al año pasado. En salud, estamos avanzando en consolidar alternativas que trasciendan lo que pasa en el consultorio, con experiencias que integran nutrición, salud mental y espiritual, concibiendo de esta manera que estar saludable va más allá de recibir atención médica. Estamos lanzando también un programa de medicina preventiva que incluye actividad física, cuidado nutricional y emocional, ajustado a la realidad económica del adulto mayor.
Compensar se ha destacado en el sector por sus programas dirigidos a la persona mayor, ¿qué los llevó a enfocar esfuerzos en esta población?
En Compensar, hemos desarrollado una oferta robusta y escalonada para el adulto mayor, entendiendo que esta población enfrenta una transición demográfica compleja y que, además, tiene un fuerte deseo de seguir siendo productiva, no necesariamente desde lo económico, sino con su capacidad para aportar a otros.
Actualmente contamos con tres niveles de atención para este segmento, que se ajustan al momento de vida y a las necesidades de cada persona: ambientes ligeros, donde los usuarios acceden a actividades culturales, recreativas y físicas de forma esporádica; espacios de mayor profundidad, con programas más constantes y estructurados; centros permanentes, como el que tenemos en Fusagasugá, donde las personas viven procesos continuos de acompañamiento y bienestar.
A través de estas soluciones, estamos aprendiendo de manera activa sobre los retos del envejecimiento: el aislamiento, la desnutrición, la falta de motivación para cocinar o socializar, y la necesidad de espacios accesibles, asequibles y dignos. Entendemos, por ejemplo, que el adulto mayor tiene una capacidad adquisitiva más baja, por lo que adaptamos los programas a su realidad económica, incluyendo subsidios importantes.
¿Cuáles son las principales proyecciones para consolidarse como referentes en bienestar integral?
Nuestros focos actuales incluyen acompañamiento a jóvenes, con énfasis en salud mental, vocación, empleabilidad y hábitos saludables; desarrollo de instalaciones, que se transformaran en un gran centro para recreación, cultura y deporte; nuevos formatos en centros comerciales para acercarnos más a las personas; una gran apuesta en educación con nuestra universidad, la Agencia de Empleo y Fomento Empresarial y el modelo de universidad-empresa, y la apropiación de la inteligencia artificial generativa para transformar nuestra forma de servir y producir.