Noticias

Últimas Noticias

    Política

    Judicial

      Economía

      Mundo

      Bogotá

        Entretenimiento

        Deportes

        Colombia

        El Magazín Cultural

        Salud

          Ambiente

          Investigación

            Educación

              Ciencia

                Género y Diversidad

                Tecnología

                Actualidad

                  Reportajes

                    Historias visuales

                      Colecciones

                        Podcast

                          Opinión

                          Opinión

                            Editorial

                              Columnistas

                                Caricaturistas

                                  Lectores

                                  Blogs

                                    Suscriptores

                                    Recomendado

                                      Contenido exclusivo

                                        Tus artículos guardados

                                          Somos El Espectador

                                            Estilo de vida

                                            La Red Zoocial

                                            Gastronomía y Recetas

                                              La Huerta

                                                Moda e Industria

                                                  Tarot de Mavé

                                                    Autos

                                                      Juegos

                                                        Pasatiempos

                                                          Horóscopo

                                                            Música

                                                              Turismo

                                                                Marcas EE

                                                                Colombia + 20

                                                                BIBO

                                                                  Responsabilidad Social

                                                                  Justicia Inclusiva

                                                                    Desaparecidos

                                                                      EE Play

                                                                      EE play

                                                                        En Vivo

                                                                          La Pulla

                                                                            Documentales

                                                                              Opinión

                                                                                Las igualadas

                                                                                  Redacción al Desnudo

                                                                                    Colombia +20

                                                                                      Destacados

                                                                                        BIBO

                                                                                          La Red Zoocial

                                                                                            ZonaZ

                                                                                              Centro de Ayuda

                                                                                                Newsletters
                                                                                                Servicios

                                                                                                Servicios

                                                                                                  Empleos

                                                                                                    Descuentos

                                                                                                      Idiomas

                                                                                                      Cursos y programas

                                                                                                        Más

                                                                                                        Cromos

                                                                                                          Vea

                                                                                                            Blogs

                                                                                                              Especiales

                                                                                                                Descarga la App

                                                                                                                  Edición Impresa

                                                                                                                    Suscripción

                                                                                                                      Eventos

                                                                                                                        Pauta con nosotros

                                                                                                                          Avisos judiciales

                                                                                                                            Preguntas Frecuentes

                                                                                                                              Contenido Patrocinado
                                                                                                                              08 de febrero de 2015 - 02:19 p. m.

                                                                                                                              Ocho toros ocho

                                                                                                                              Ocho toros son muchos. Muchos. Y más si son como lo fueron la mayoría de los de La Carolina, bien presentados pero distraídos, bravos por momentos pero sin casta, o sin casta pero bravos.

                                                                                                                              Alfredo Molano Bravo

                                                                                                                              EFE / EFE

                                                                                                                              Ocho toros son muchos. Muchos. Y más si son como lo fueron la mayoría de los de La Carolina, bien presentados pero distraídos, bravos por momentos pero sin casta, o sin casta pero bravos. Se dejaron torear, sí. Todos. Pero pase a pase. Fueron toros como esos tabacos viejos que prenden a al comienzo y después se apagan y hay volver a prenderlos y se vuelven a apagar y así… hasta que el fumador se desentiende y los bota a un lado sin mirarlos. La ilusión que habían despertado los carteles de ayer –los más importantes de la temporada colombiana– se fue martillando hasta adelgazarse poco a poco. Y si la bandeja no llegó a desfondarse fue por la voluntad de los toreros.

                                                                                                                              La mayoría de los toros de los carolinos salían con ganas, pero muchos se frenaban a dos pasos de la boca de toriles; otros llegaban al burladero y miraban por encima de las tablas, y los que acometían –muchos con fuerza y nervio– se devolvían al tercer pase, reservones, indecisos, pensativos. Eran bellos, lustrosos, de cara, de peso, de hechuras. Pero fijaban más las patas a la arena que las vistas en los trapos. La Carolina procedente de Santa Coloma, Murube, ha tenido buen juego y la afición antioqueña la tiene en gran estima. El del sábado era el último encierro que los propietarios llevaban a la plaza. Una despedida. “Quizá quede por ahí una punta de ganado, pero lo demás se va”, me dijo uno de los ganaderos. Y se fue. Triste que comiencen a desfilar para el matadero, y no para el desolladero, los toros bravos.

                                                                                                                              Talavante, el que vimos enduendado en Manizales, dejó un ay… en minúscula y sin admiración en la tarde de ayer en Medellín. Con el primero, toreó a Reportero, de 453 –un poco anovillado–, con verónicas al centro y unas chicuelinas mandonas que afirman el poder sobre el toro. Los capotes de Talavante son como los de José Tomás, livianos y despliegan como alas. Brindó al público y al lado de la montera hizo tres o cuatro estatuarios ajustados que sacaron los primeros oles. Pausa para que el tiempo pudiera permitir el rito con seis naturales seis, el primero de frente y los demás, uno a uno.

                                                                                                                              Read more!

                                                                                                                              El toro tenía fijeza en el embroque, pero la perdía al salir, como si perdiera la memoria. Premiado con Nerva templada con trompeta. Fiesta. Naturales hondos; derechazos reposados, manoletinas toreadas con el cuerpo. Y cuando la plaza estaba a punto de ebullición: pinchazo. A su segundo, sin lo bello que le hizo al primero, le hizo todo lo feo que se le hace a disgusto. El toro era un petardo, es cierto, pero pudo más el afán del avión que el paciente esmero de una figura como Talavante. Conclusión: Tres avisos y toro a los corrales, enlazado con un rejo, jalado por cuatro monosabios; un toro terco que, como durante toda la faena, daba un paso adelante y dos atrás. ¡Deprimente! No tiene la plaza.

                                                                                                                              Sebastián Vargas –señor torero–, el más popular de los nuestros, el más hecho hoy, toreó un buen mozo bien armado –Carmelo– de casi media tonelada, rápido pero distraído. Sebastián lo buscó y lo buscaba hasta que lo hallaba y, sin saber qué hacer, lo hacía de maravilla: dos verónicas, una chicuelinas al medio y una media al remate. Bulla, un picador nuevo puso la vara en sitio y Reportero dio pelea: La mejor pica de la temporada, dijo mi vecino, don Darío Restrepo, entendido como pocos.

                                                                                                                              Sebastián Vargas con las banderillas deja verde al Fandi y acobarda a Ferrera. Cita a pecho abierto y la cumple en el lugar preciso. Las pone a las Calafia y se va despacio, casi sin mirar a un toro atónito y sin presa. Los redondos con la derecha fueron meritorios porque el toro tenía rota la cuerda del acorde. Torea quieto, bien puesto, pero todavía tiene ese gesto de novillero que le quita majestad al fin de una serie de naturales: reclama reconocimiento. Un Metisaque y al final, una Estocada decidida de trayectoria misteriosa. El respetable, acostumbrado al fácil aplauso a los extranjeros, le negó las palmas a la meritoria faena del colombiano. ¡Ay, mi patria! Su segundo toro fue igual al primero, medio bravo, medio brusco, medio pegado a la arena, medio sí, medio no. Y el torero, pese a lo que sabía del toro y sabe con los años, dejó un par de banderillas a la Calafia, entablerado, se lo quitó a milímetros con un quiebre de cintura que invadió los tendidos de escalofrío. Quiso volver a los redondos y a los naturales, pero el toro no estaba para fiestas.

                                                                                                                              Read more!

                                                                                                                              A Castella le tocó un toro pesado y buscador que llevó con verónicas –una muy cerrada– hacia el centro. Una pica corta y sin quites se fue el torero por la muleta, mientras Benavides y Santana ponían a su estilo banderillas de palmas. No brindó. Y no parecía interesado en el toro. Mandó con la muleta, templó con la derecha, ligó con la izquierda y remató de pecho. Sacó música. Hizo todo lo que hace una figura con un toro que se reservaba. Es un gran mérito sacarle pases a un toro que da pasos. Por eso al entrar a matar, un paso aburrido del toro hizo caer a Castella al suelo con gran peligro, casi en el mismo sitio que hace tres años un toro le partió el omoplato. Al final, espada adentro. Ovación.

                                                                                                                              Extraño, pero la segunda faena de Catella fue, como en el caso de Vargas, muy parecida a la primera. Salvo el hecho meritorio de haberle pedido al picador doblar el castigo. Dos picas no se habían visto en Colombia hace tiempo y hay que decir que el torero le dedicó la faena al ganadero. Castella es un torero excelso y honrado, aunque lo sentí un poco francés, quiero decir, frío. Tiene porte, valor, conocimiento y todo lo emplea como mandan los cánones. Y por eso el público reclamó con vehemencia la oreja que la presidencia le negó.

                                                                                                                              Perera se encerró con seis toros en la Feria de Zafra, Badajoz: 6 orejas, 2 rabos 1 indulto. Sabe lo que hace y lo hace como si el ángel que lleva por nombre se le metiera en el cuerpo y le llevara la mano lenta y baja, y le diera seguridad y le estallara la gloria en los naturales de frente, hondos, muy hondos cargando la suerte, jugándose la vida en cada paso. Se olvida, pero los toreros se juegan la vida, y la belleza de las suertes hace que se olvide el peligro, que la muerte se esconda detrás de cada pase, de cada giro. La muerte siempre esta atrás, pero los toreros la saben adelante. No estoy escribiendo de Badajoz sino de la primera faena que hizo en Medellín ayer tarde. Tan técnica y exquisita, que logró esconderles todos los defectos no sólo a su toro –Flechero– sino a toda la camada. Pinchó sin soltar y perdió una oreja, pero no la otra ni tampoco la lluvia de claveles. En su segundo, el duende se escondió: no quería ver otro de esos toros bellos de La Carolina, pero mansos, huidizos, distraídos, que se reservan para el desolladero.

                                                                                                                              EFE / EFE

                                                                                                                              Ocho toros son muchos. Muchos. Y más si son como lo fueron la mayoría de los de La Carolina, bien presentados pero distraídos, bravos por momentos pero sin casta, o sin casta pero bravos. Se dejaron torear, sí. Todos. Pero pase a pase. Fueron toros como esos tabacos viejos que prenden a al comienzo y después se apagan y hay volver a prenderlos y se vuelven a apagar y así… hasta que el fumador se desentiende y los bota a un lado sin mirarlos. La ilusión que habían despertado los carteles de ayer –los más importantes de la temporada colombiana– se fue martillando hasta adelgazarse poco a poco. Y si la bandeja no llegó a desfondarse fue por la voluntad de los toreros.

                                                                                                                              La mayoría de los toros de los carolinos salían con ganas, pero muchos se frenaban a dos pasos de la boca de toriles; otros llegaban al burladero y miraban por encima de las tablas, y los que acometían –muchos con fuerza y nervio– se devolvían al tercer pase, reservones, indecisos, pensativos. Eran bellos, lustrosos, de cara, de peso, de hechuras. Pero fijaban más las patas a la arena que las vistas en los trapos. La Carolina procedente de Santa Coloma, Murube, ha tenido buen juego y la afición antioqueña la tiene en gran estima. El del sábado era el último encierro que los propietarios llevaban a la plaza. Una despedida. “Quizá quede por ahí una punta de ganado, pero lo demás se va”, me dijo uno de los ganaderos. Y se fue. Triste que comiencen a desfilar para el matadero, y no para el desolladero, los toros bravos.

                                                                                                                              Talavante, el que vimos enduendado en Manizales, dejó un ay… en minúscula y sin admiración en la tarde de ayer en Medellín. Con el primero, toreó a Reportero, de 453 –un poco anovillado–, con verónicas al centro y unas chicuelinas mandonas que afirman el poder sobre el toro. Los capotes de Talavante son como los de José Tomás, livianos y despliegan como alas. Brindó al público y al lado de la montera hizo tres o cuatro estatuarios ajustados que sacaron los primeros oles. Pausa para que el tiempo pudiera permitir el rito con seis naturales seis, el primero de frente y los demás, uno a uno.

                                                                                                                              Read more!

                                                                                                                              El toro tenía fijeza en el embroque, pero la perdía al salir, como si perdiera la memoria. Premiado con Nerva templada con trompeta. Fiesta. Naturales hondos; derechazos reposados, manoletinas toreadas con el cuerpo. Y cuando la plaza estaba a punto de ebullición: pinchazo. A su segundo, sin lo bello que le hizo al primero, le hizo todo lo feo que se le hace a disgusto. El toro era un petardo, es cierto, pero pudo más el afán del avión que el paciente esmero de una figura como Talavante. Conclusión: Tres avisos y toro a los corrales, enlazado con un rejo, jalado por cuatro monosabios; un toro terco que, como durante toda la faena, daba un paso adelante y dos atrás. ¡Deprimente! No tiene la plaza.

                                                                                                                              Sebastián Vargas –señor torero–, el más popular de los nuestros, el más hecho hoy, toreó un buen mozo bien armado –Carmelo– de casi media tonelada, rápido pero distraído. Sebastián lo buscó y lo buscaba hasta que lo hallaba y, sin saber qué hacer, lo hacía de maravilla: dos verónicas, una chicuelinas al medio y una media al remate. Bulla, un picador nuevo puso la vara en sitio y Reportero dio pelea: La mejor pica de la temporada, dijo mi vecino, don Darío Restrepo, entendido como pocos.

                                                                                                                              Sebastián Vargas con las banderillas deja verde al Fandi y acobarda a Ferrera. Cita a pecho abierto y la cumple en el lugar preciso. Las pone a las Calafia y se va despacio, casi sin mirar a un toro atónito y sin presa. Los redondos con la derecha fueron meritorios porque el toro tenía rota la cuerda del acorde. Torea quieto, bien puesto, pero todavía tiene ese gesto de novillero que le quita majestad al fin de una serie de naturales: reclama reconocimiento. Un Metisaque y al final, una Estocada decidida de trayectoria misteriosa. El respetable, acostumbrado al fácil aplauso a los extranjeros, le negó las palmas a la meritoria faena del colombiano. ¡Ay, mi patria! Su segundo toro fue igual al primero, medio bravo, medio brusco, medio pegado a la arena, medio sí, medio no. Y el torero, pese a lo que sabía del toro y sabe con los años, dejó un par de banderillas a la Calafia, entablerado, se lo quitó a milímetros con un quiebre de cintura que invadió los tendidos de escalofrío. Quiso volver a los redondos y a los naturales, pero el toro no estaba para fiestas.

                                                                                                                              Read more!

                                                                                                                              A Castella le tocó un toro pesado y buscador que llevó con verónicas –una muy cerrada– hacia el centro. Una pica corta y sin quites se fue el torero por la muleta, mientras Benavides y Santana ponían a su estilo banderillas de palmas. No brindó. Y no parecía interesado en el toro. Mandó con la muleta, templó con la derecha, ligó con la izquierda y remató de pecho. Sacó música. Hizo todo lo que hace una figura con un toro que se reservaba. Es un gran mérito sacarle pases a un toro que da pasos. Por eso al entrar a matar, un paso aburrido del toro hizo caer a Castella al suelo con gran peligro, casi en el mismo sitio que hace tres años un toro le partió el omoplato. Al final, espada adentro. Ovación.

                                                                                                                              Extraño, pero la segunda faena de Catella fue, como en el caso de Vargas, muy parecida a la primera. Salvo el hecho meritorio de haberle pedido al picador doblar el castigo. Dos picas no se habían visto en Colombia hace tiempo y hay que decir que el torero le dedicó la faena al ganadero. Castella es un torero excelso y honrado, aunque lo sentí un poco francés, quiero decir, frío. Tiene porte, valor, conocimiento y todo lo emplea como mandan los cánones. Y por eso el público reclamó con vehemencia la oreja que la presidencia le negó.

                                                                                                                              Perera se encerró con seis toros en la Feria de Zafra, Badajoz: 6 orejas, 2 rabos 1 indulto. Sabe lo que hace y lo hace como si el ángel que lleva por nombre se le metiera en el cuerpo y le llevara la mano lenta y baja, y le diera seguridad y le estallara la gloria en los naturales de frente, hondos, muy hondos cargando la suerte, jugándose la vida en cada paso. Se olvida, pero los toreros se juegan la vida, y la belleza de las suertes hace que se olvide el peligro, que la muerte se esconda detrás de cada pase, de cada giro. La muerte siempre esta atrás, pero los toreros la saben adelante. No estoy escribiendo de Badajoz sino de la primera faena que hizo en Medellín ayer tarde. Tan técnica y exquisita, que logró esconderles todos los defectos no sólo a su toro –Flechero– sino a toda la camada. Pinchó sin soltar y perdió una oreja, pero no la otra ni tampoco la lluvia de claveles. En su segundo, el duende se escondió: no quería ver otro de esos toros bellos de La Carolina, pero mansos, huidizos, distraídos, que se reservan para el desolladero.

                                                                                                                              Por Alfredo Molano Bravo

                                                                                                                              Ver todas las noticias
                                                                                                                              Read more!
                                                                                                                              Read more!
                                                                                                                              Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
                                                                                                                              Aceptar