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“Queremos que los niños en Colombia produzcan tecnología”: ministro TIC

Mediante el proyecto Colombia Programa, se entregarán 57.000 microprocesadores a estudiantes de instituciones educativas públicas, los cuales ayudarán a desarrollar un pensamiento computacional.

Redacción Especiales y Diego Ojeda

17 de noviembre de 2024 - 09:00 a. m.
El ministro Mauricio Lizcano entregó microprocesadores en Ciudad Bolívar.
Foto: Cortesía
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Las demandas del siglo XXI están planteando grandes cambios en la educación. Según el Foro Económico Mundial, para el año 2025 la automatización habrá desplazado 85 millones de puestos de trabajo (máquinas haciendo las labores que antes hacían los humanos), mientras que para la misma fecha la denominada “revolución robótica” habrá creado otros 97 millones de empleos. La pregunta que inquieta a muchos es ¿cómo se están preparando los niños, adolescentes y jóvenes para ese futuro?

Los expertos señalan que en este escenario cobran protagonismo las competencias STEAM (que por sus siglas en inglés significa ciencias, tecnología, ingeniería, artes y matemáticas). Gracias a estas se puede desarrollar un pensamiento computacional, el cual permite la resolución de problemas de forma lógica y organizada.

Con la intención de incentivar la formación de estas capacidades en las poblaciones más jóvenes del país, el Ministerio TIC ha liderado el proyecto ‘Colombia Programa’, el cual, en colaboración con el Gobierno británico y el British Council, está entregando microprocesadores en colegios públicos para que las instituciones incorporen en sus planes de estudio áreas como la programación y la robótica.

El viernes, el ministro Mauricio Lizcano entregó estas tarjetas de programación en el colegio José Celestino Mutis, institución educativa distrital que se encuentra en la ruralidad de Ciudad Bolívar, la cual acoge a casi 2.000 estudiantes. Según lo explicado por el jefe de la cartera, con este programa se alcanzarán 800.000 niños en el país, se capacitarán 6.700 profesores y se conformarán 420 nodos de pensamiento computacional, entendiéndose nodo como aquella institución (colegio) que transmite este proceso a otras.

Estudiantes del Colegio Rural José Celestino Mutis, en Ciudad Bolívar.
Foto: Cortesía.

“A nosotros nos enseñaron a consumir tecnología, a manejar programas como Word y Excel; pero lo que queremos es que Colombia pase a ser un país productor de tecnología, y para eso lo más importante no es la infraestructura ni los computadores, sino el talento humano”, manifestó Lizcano al señalar que formar pensamiento computacional en estas generaciones no se traduce en que todos deban ser ingenieros de sistemas, sino en el desarrollo de esas capacidades que están demandando el mercado laboral y las competencias de los emprendedores de este siglo, independientemente de la carrera o formación profesional que quieran escoger.

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En la visita a esta institución, hablamos con varios estudiantes que han aprendido a usar los microbit (que son los microprocesadores que se están suministrando). Ellos explican cómo estas pequeñas unidades de cómputo (que miden casi la mitad de una tarjeta de crédito) incorporan sensores capaces de llevar una medición de la temperatura, humedad, altura y movimiento de su entorno. Con esos datos se pueden tomar decisiones. Por ejemplo, los alumnos pueden darle la instrucción que si se detecta que la temperatura sobrepasa determinados grados centígrados, la tarjeta active un sistema de aire acondicionado.

Otras aplicaciones pueden ser sensores instalados en cultivos, los cuales los estudiantes pueden programar para que cuando se detecte una disminución en la humedad, se activen los sistemas de riego. Como estas son muchas, las aplicaciones que se le pueden dar a estas pequeñas tarjetas. Los profesores estimulan el pensamiento computacional en ellos al pedirles que identifiquen problemas que existan en sus comunidades y que, con el uso de estas tecnologías, creen proyectos que puedan solucionarlos.

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Mauricio Lizcano, ministro TIC.
Foto: Cortesía

“Estos estudiantes se forman con la misma educación que recibiría un niño en Londres o en Cambridge, porque lo que estamos haciendo es el mismo proyecto que se ha venido aplicando en Inglaterra. Nuestro sueño es que cada niño en Colombia reciba un microbit”, añade Lizcano, al precisar que, hasta la fecha, se ha invertido en esto cerca de $90.000 millones, de los cuales $60.000 han salido del presupuesto de la nación y $30.000 han sido aportes del gobierno británico.

Para el rector del colegio, Carlos Arturo López, el uso de estos dispositivos tecnológicos son la puerta de entrada a un mundo de oportunidades. “Estas pequeñas placas programables le permiten a los estudiantes explorar conceptos de programación, desarrollar su creatividad, resolver problemas y trabajar de manera colaborativa”, por lo que invitó a los estudiantes a aprovechar esta oportunidad.

Cabe destacar que la apuesta de este proyecto le apunta a reducir la brecha que existe en el país en la formación de estas capacidades, no solo en materia de género (donde, según cifras del Ministerio de Educación, de cada 10 matriculados a programas STEAM apenas 3 son mujeres), sino también a nivel territorial, permitiendo que estos conocimientos lleguen a sectores rurales y apartados de la nación.

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Una formación en conocimientos que son necesarios, pues en Colombia se tiene un déficit de 270.000 programadores y profesionales que sepan de sistemas, cifra que en América Latina supera el millón de personas y, en el mundo, los 60 millones.

La meta es que este tipo de inversiones hagan que el país pase de ser un solo consumidor de tecnología, a un productor, lo cual tendría importantes implicaciones económicas que aportarían al desarrollo de la nación.

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