En el libro “Una casa para encontrarnos: mujeres y educación artística en Colombia, 1991-2023″, quisimos aportar una recopilación de herencias, transmisiones y rupturas hechas por colectivos y mujeres que consideramos de importancia para la historia reciente. Si bien la historia puede ser una invención, entonces siempre será importante indagar los registros que nos permitan crear versiones desde nuevas perspectivas. Por ejemplo, decir que la educación artística en Colombia se concretó gracias al artículo 23 de la Ley General de Educación del ‘94, es borrar todas las luchas anteriores que muchos han dado para que esta exista desde tiempos de la República.
En ese sentido, se encuentran acercamientos a historias de la educación artística desde el periodo de la Independencia hasta el presente, aunque, en general, esta se encuentra dispersa entre olvidos de sus versiones no oficializadas, ancestrales, sincretizadas gracias a la diversidad de culturas, entre otras. Lo anterior porque, precisamente, la educación artística trata de prácticas poco registradas, carentes de archivo y, así, se hace inaplazable seguir hurgando, analizando, escribiendo, publicando y exponiendo aquellas voces que nos antecedieron en el deseo de una educación artística para todos, entendida de la forma como lo permitía cada contexto, con sus complejidades.
El marco en el que se logró imaginar y materializar una indagación sobre la educación artística en Colombia, desde la Constitución política de 1991 hasta la actualidad, fue el derecho al saber y al disfrute, a la educación artística y a la historia y, algo que abre preguntas y genera movimientos, gestos y reflexiones desde la propia voz. Se vuelve un hacer que empuja a continuar aprendiendo y conversando. Después de desarrollar varios trabajos sobre historia de la educación artística en Colombia, la experiencia durante la investigación planteó varios retos: se realizó en muy poco tiempo cuatro meses; abordó escenarios dispersos, diferentes al escolar e implicó hacer entrevistas y buscar formas alternativas para contactar aquellas protagonistas con dificultades de conexión. Por muchos aspectos se trató de una experiencia estimulante que exigió materializar la invitación del MinCulturas en la voz de Beatriz Carvajal y junto a las investigadoras Lina Vargas y Mónica Suárez.
Tras varias conversaciones, reflexiones y giros, fuimos definiendo y dando forma a la biografía colectiva sobre mujeres educadoras artísticas, que ya tienen en sus manos. En esta encontramos las voces de maestras de escuela, grupos de conformación espontánea con preocupaciones derivadas de historias desgarradoras, procesos que parten de la conciencia sobre la importancia de preservar el patrimonio inmaterial, trayectos que muestran rupturas con algunas de las herencias que impiden los propios avances y convicciones, amor por lo propio a la vez que se entiende aquello con lo que se requiere “cortar”, académicas que investigan y forman en investigación, personas que aportan en la reconstrucción histórica y también en nuevas formas de educación artística, mujeres que han legado su experiencia y su conocimiento, posibilitando políticas públicas y experiencias para el arte y la cultura, después de la Constitución del 91.
Por lo anterior, las personas que seleccionamos (con el malestar que nos implicó dejar tantas trayectorias por fuera de la investigación), nos dieron la oportunidad de construir un homenaje y un archivo de su trabajo y de sus luchas, con las que se fue materializando el derecho al disfrute de la educación artística en nuestro país, tanto en sus escritos, como en su trabajo comunitario, investigativo y docente. A través de ellas nos acercamos a lo que significa ser mujer, optar por desarrollarse como educadora artística y hacerlo en un país con las heridas que recogemos e intentamos transformar, como el nuestro: conversamos sobre las vidas y el trabajo de María Elena Ronderos (educadora, investigadora, docente, gestora cultural), Martha Lucía Barriga Monroy (música, investigadora y docente), Soraya Yunda Romero (pintora, educadora, gestora cultural), Ángela María Chaverra Brand (actriz, performer, investigadora, docente), Olga Lucía Olaya Parra (investigadora, docente, gestora cultural), Yndira Perea (bailarina, docente, gestora cultural) y tres colectivos de mujeres: Cantaoras del Patía, Tejedoras de Mampuján y Las Musas Cantan, que han trabajado por la dignificación de sus comunidades, el disfrute del arte, la reparación, la recuperación del patrimonio cultural, entre otros, en medio de sus luchas como mujeres cuyos roles han sido asignados por la costumbre.
La investigación nos permitió plantearnos cuestiones de interés en el cruce entre educación y formación artística, el hecho de ser mujer y de habitar y crecer en nuestro país. A través de tres capítulos vamos conversando con ellas y sus historias, desde nuestra propia condición como mujeres investigadoras. En un primer acercamiento a sus procedencias sociales, su escolarización y formación complementaria, nos relatan:
“Por parte de mi padre, Jorge Enrique Barriga, descubrí el dibujo, ya que él era muy hábil”. (Martha Lucía Barriga)
“(Mi abuela) iba a unos bailes de pellejo (que) se realizan con músicos tradicionales en vivo” Yndira Perea.
“Me llamaba mucho la atención lo de la medicina tradicional y empecé a hacer consultas con los mayores y las mayoras”. (Rosario Ramírez, de Cantaoras del Patía)
En el segundo capítulo, conversamos con ellas sobre sus trayectorias individuales y en grupo, abordando sus formas de activismo, producción académica y normativa, formación comunitaria, creación artística, trabajo docente, circulación y viajes, referentes académicos y artísticos y el desarrollo de su labor en sus condiciones actuales de vida. Así, por ejemplo, nos cuentan que:
“Nos parece que el trabajo en red se visibiliza a través de escenarios de participación, formación, encuentro, construcción colectiva y distintos mecanismos de divulgación”: María Elena Ronderos, en entrevista con Ana María Villate.
“Nosotros traemos la opción de la literatura. La puedo hacer yo, desde donde estoy, con las imágenes de donde vivo”: Nanny Zuluaga, de La Musas Cantan.
“Entonces en eso estamos, educando a la gente para sanar a través del arte”: Juana Ruiz, de Tejedoras de Mampuján.
El último capítulo abordó sus posiciones personales sobre el arte, la educación artística, sus vivencias de subalternidad e interseccionalidad, incidencia de conflicto en el país sobre su trabajo y, en general, los procesos de creación de sí. En ese marco, dicen:
“esa tensión que siempre existe entre el artista y la educación, entre saber más de artes o saber más de psicología y pedagogía, persiste y es una condición de los licenciados y los artistas, en la formación en pregrado”: Olga Lucía Olaya.
“La mayoría de espacios los ha ganado el hombre (...) hemos sido siempre relegadas (...) en todos los tiempos es un reto ser mujer”: Soraya Yunda.
“Aprendí a ser bella en mi gordura, en mi devenir masculino también, en mi negrura, en mi crespura, en ser despeinada, en la carcajada”: Angela Chaverra.
Así, hacer archivo permite reconocer y resguardar memorias de procesos plurales, desarrollados en escenarios comunitarios e institucionales, espontáneamente y autogestionadas o con formalización y financiamiento; valorados y divulgados o que se han hecho en silencio, intentando abarcar diversas manifestaciones geográficas y culturales de nuestro país. Escribir y divulgar historia también guarda, en su interioridad, una esperanza imaginada de que, con esta, hacemos mejor futuro.
Dejamos la palabra futuro para invitar a la lectura de estas biografías y conocer, con sus protagonistas, trayectorias individuales y colectivas que nos llevan por apartes de la historia del país y nos brindan rutas para el arte y la educación artística. También para invitar a la continuidad de búsquedas, publicaciones y divulgación sobre la historia de la educación artística en Colombia, así como historiografías que compilen el estado de los avances.
Puede consultar y descargar este libro de manera gratuita en: https://siartes.mincultura.gov.co/#/detalle-catalogo/1331
*Mujer, investigadora, escritora, docente de aula en educación artística y cultural y catedrática en pedagogía y campos relacionados.