Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Con más afán que paciencia, los viñateros del Nuevo Mundo estuvieron dedicados durante décadas a reproducir en sus regiones las mismas variedades de uva obtenidas de sus maestros europeos.
Cepajes clásicos fácilmente adaptables como Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec, Chardonnay y Sauvignon Blanc cubrieron amplias zonas –bajas y planas–, en inmediaciones de centros poblados y alejadas de situaciones extremas.
Como al comienzo se trató de un aprendizaje de prueba y error –enfocado primordialmente en el volumen–, hubo que recurrir a asesores externos –franceses, italianos y españoles– para entender mejor la minucia de hacer vinos.
Hoy, con escuelas locales de alto nivel, lo mismo que con jóvenes enólogos conscientes del indisoluble nexo entre variedad, clima y suelo, las empresas vitivinícolas han iniciado un nuevo capítulo, cuya consigna es la identidad de lugar, sin importar el riesgo.
Un destacado propulsor es Rafael Urrejola, enólogo-jefe de Viña Undurraga, quien puso a andar un proyecto llamado Terroir Hunter (Cazador de Terruños). El objetivo es buscar parajes donde las variedades ofrecen lo mejor de su esencia. Para ello, tuvo que salir de su oficina en la localidad de Talagante, Valle Central de Chile, y trasladarse a lejanos parajes que le hablan de diversidad climática y de una inagotable sinfonía de suelos marinos y volcánicos.
Este trabajo minucioso y puntilloso le ha valido a Urrejola un merecido reconocimiento nacional e internacional. En lo personal, ha sido nominado por el grupo británico International Wine Challenge como uno de los tres mejores enólogos del mundo. Y gracias a su trabajo con Terroir Hunter (TH), la revista Wine Enthusiast eligió a Undurraga, en 2016, como mejor bodega del Nuevo Mundo.
En una reciente degustación conducida por Urrejola brotaron los secretos de esta selección, donde cepajes y terruños se manifiestan a plenitud. O sea, carácter y sentido de origen. He aquí el testimonio de la aventura.
TH Sauvignon Blanc y TH Pinot Noir, provenientes del frío, costero y salino Valle de Leyda. TH Chardonnay, Valle de Limarí, a 400 kilómetros al norte de Santiago, caracterizado por su abundancia de suelos calcáreos. TH Cabernet Sauvignon, Alto Maipo, origen pedregoso y arcilloso, donde surge un Cabernet Sauvignon de clase mundial. TH Carignan, Valle del Maule, principal cantera de esta histórica uva mediterránea. Otras versiones incluyen TH Carménère, cultivado en Peumo, asiento de los mejores exponentes de la variedad. Y para cerrar el círculo, dos Rarities o rarezas: TH Montepulciano, del Valle del Maule, y TH Riesling-Sauvignon Gris, con cepas cultivadas en Lo Abarca, pequeña franja en el costero y calcáreo Valle de San Antonio, a cinco kilómetros del Océano Pacífico.
En resumen, vinos más frescos, expresivos, gastronómicos, fáciles de tomar y con niveles de alcohol moderados.
*Importa: Casa Pedro Domecq.