Gastronomía y recetas
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China y sus vinos

Entre Copas y Entre Mesas.

Hugo Sabogal
24 de julio de 2022 - 02:00 a. m.
Château Changyou Moser XV opera en Ningxia desde un castillo al estilo bordelés, que produce una línea de vinos tintos clásicos con la variedad Cabernet Sauvignon.
Château Changyou Moser XV opera en Ningxia desde un castillo al estilo bordelés, que produce una línea de vinos tintos clásicos con la variedad Cabernet Sauvignon.
Foto: Archivo

El rápido avance de China en el escenario mundial del vino ha puesto al país oriental en el séptimo lugar de producción, detrás de emporios como Italia, Francia, España, Estados Unidos, Australia y Argentina.

En regiones como Ningxia (centro-norte), considerada la Burdeos del Lejano Oriente, el fenómeno es impresionante. Con apenas veinte años de actividad, ya tiene cien bodegas establecidas: ochenta en construcción y cincuenta emprendimientos en etapa de diseño. Sus actuales 32.000 hectáreas de viñedos se duplicarán en los próximos cinco años. A escala nacional, existen 900 plantas de elaboración y 800.000 hectáreas plantadas (90 % con variedades tintas y 10 % con cepajes blancos).

No hay concurso internacional donde las bodegas chinas no alcancen lugares de prominencia. En 2011, el vino Jia Bei Lan, de la cosecha 2009 y elaborado por la bodega He Lan Qing Xue, de Ningxia, obtuvo el primer lugar en el concurso Decanter World Wine Awards, superando a legendarias marcas europeas y sudamericanas. Jia Bei Lan utiliza en su mezcla variedades bordelesas como Cabernet Sauvignon, Merlot y Cabernet Gernischt, emparentada con la Carménère.

Más allá de querer convertirse en jugadoras de talla global, las bodegas chinas tienen que vérselas también con condiciones climáticas extremas, que las obligan a desarrollar prácticas poco convencionales para proteger las vides.

Terminada la vendimia, los viticultores podan las plantas, levantan montículos de tierra a su alrededor y luego las sepultan, asegurándose de mantener dentro de los entierros un porcentaje de humedad del 70 %. Llegada la primavera, y con ella las mejores temperaturas, vuelven a ver la luz. Con temperaturas invernales de -27 ºC, la posibilidad de supervivencia es nula.

La temperatura en verano tampoco es benigna: 35 ºC a la sombra, o sea, casi 5 ºC por encima del máximo tolerable. Y aun así, los viñateros chinos no dan el brazo a torcer. Paciencia milenaria, dirían algunos; y no se equivocan.

China produce vinos desde hace más de 4.600 años. En la Edad de Bronce, el consumo era habitual. Luego surgieron nuevas tendencias etílicas basadas en granos como sorgo, mijo y arroz, y frutas como lichi y ciruela asiática.

La demanda volvió a cobrar vigor en la dinastía Han (a comienzos del primer milenio de nuestra era) y en la dinastía Tang (entre los siglos VII y IX).

En 1892, Zhang Bishi, exdiplomático chino, fundó Changyou, la mayor y más antigua bodega nacional. En 2015, la firma se asoció con el grupo austriaco Moser, que produce vinos desde 1600. Château Changyou Moser XV opera en Ningxia desde un castillo al estilo bordelés, que produce una línea de vinos tintos clásicos con la variedad Cabernet Sauvignon. Se distribuyen en Europa y Estados Unidos.

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