Australia y Nueva Zelanda son productores de clase mundial, y requieren una mínima atención para empezar a conocerlos.
A partir de hoy iniciaré una breve serie sobre los principales orígenes, buscando proyectar lo esencial de cada uno, con el propósito de subrayar aspectos básicos de su historia, variedades distintivas, perfiles olfativos y gustativos, así como armonías gastronómicas sugeridas y denominaciones destacadas.
Lo interesante de este modelo es la síntesis para tener un buen pie de arranque. Entre mis lecturas y consultas recuerdo, en particular, los aportes de dos enófilos provenientes de campos distintos a la educación formal en vinos, como los estadounidenses Sean Cochran, experto en finanzas globales, y Michael Wagner (PhD), profesor de manejo de proyectos en la universidad del estado de Washington. Directo al blanco, sin elucubraciones.
Australia
Historia: la vitivinicultura llegó al territorio en 1788 con el gobernador Arthur Phillip, almirante de la Marina Real Británica, quien llevó las primeras vides a Nueva Gales del Sur. Optó por variedades de fácil adaptación, como el cepaje Syrah, proveniente del Valle del Ródano, en Francia, rebautizado después con el nombre de Shiraz.
Variedades dominantes: Shiraz, seguida de Cabernet Sauvignon, entre las tintas, y Chardonnay, entre las blancas.
Aromas y sabores del Shiraz: posee una estructura compleja con recuerdos a frutos rojos, chocolate negro, sensaciones ahumadas, pimienta negra y romero.
En la mesa: suele acompañar platos especiados y logra su mejor combinación con cordero en todas sus formas, carnes grasas, salsas con pimienta negra y preparaciones con orégano y salvia.
Denominaciones destacadas: Barossa Valley, Clare Valley y Hunter Valley.
Mejores bodegas: Penfolds, Henschke, Hardy’s y Kilikanoon.
Disponibles en Colombia: Penfolds, en diferentes categorías de precio.
Nueva Zelanda
Historia: el gran promotor de la vitivinicultura neozelandesa fue el misionero anglicano Samuel Marsden, quien plantó las primeras vides en 1819.
Variedad dominante: Sauvignon Blanc, con la que Nueva Zelanda compite hoy, de tú a tú, con los clásicos productores del Valle del Loira, en Francia.
Aromas y sabores: ofrece un perfil inequívoco: toronja, limón, melón, maracuyá, pasto recién cortado y alto nivel de acidez.
En la mesa: la acidez permite disfrutar platos como ensaladas de hojas verdes, ensalada griega con queso de cabra, pollo, pavo, ostras, calamares y ceviche.
Denominación sobresaliente: Marlborough, en el extremo norte de la Isla Sur.
Mejores bodegas: Cloudy Bay y Rapaura Springs.
Disponibles en Colombia: Cloudy Bay, Framingham y Matúa.