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Momento de Caballo Loco Blanco

Hablar de Caballo Loco —marca insignia de Viña Valdivieso, de Chile— es entrar en un mundo transgresor pero fascinante. Y sí, porque este tinto inusitado rompe con esquemas tradicionales e incursiona en el terreno movedizo del ensayo y error.

Hugo Sabogal
14 de enero de 2024 - 02:00 a. m.
Antes, Caballo Loco sumó la categoría Grand Cru, en honor de sus mejores viñedos en los valles de Limarí, Maipo, Apalta y Sagrada Familia (Curicó).
Antes, Caballo Loco sumó la categoría Grand Cru, en honor de sus mejores viñedos en los valles de Limarí, Maipo, Apalta y Sagrada Familia (Curicó).
Foto: Cortesía

Ejemplar sin precedentes, Caballo Loco es, según la bodega, “la máxima expresión del ensamblaje”. No tiene añada, denominación de origen ni valle específico, y está inspirado en su enérgico propietario, Jorge Coderch.

En 1994, y tras haber impresionado a un jurado de vinos en Francia, Coderch inauguró la edición n.° 1 de lo que llamó un ejemplar “único, con carácter indomable y libertad plena”. La novedosa mezcla de añadas nuevas y antiguas estuvo a cargo del enólogo Luis Simmian, quien utilizó Cabernet Sauvignon, Merlot, Cabernet Franc y Pinot Noir. Y para la elaboración del n.° 7, Caballo Loco incorporó al neozelandés Brett Jackson, quien sigue al mando.

Para la actual edición n.° 20, Jackson giró de un tinto intenso y potente a un estilo más jugoso, fresco y con mayor acidez. También agregó nuevos componentes como Carménère, Malbec, Cabernet Franc, Syrah, Carignan, Garnacha y Tannat.

Antes, Caballo Loco sumó la categoría Grand Cru, en honor de sus mejores viñedos en los valles de Limarí, Maipo, Apalta y Sagrada Familia (Curicó). Y como tributo a la experiencia centenaria de Valdivieso en espumosos, produjo un Blanc de Noirs de Pinot Noir.

Para Jackson, el reto de los últimos diez años había sido complementar el espíritu del Caballo Loco con un blanco. El proceso fue lento y complejo.

Jackson recorrió Chile en busca de los elixires soñados, pero fue durante un viaje a La Rioja, España, cuando encontró la clave buscada al probar los blancos de mezcla de bodegas como Tondonia y Castillo Ygay, de Marqués de Murrieta.

En una entrevista concedida a Richard Woodard, de la revista inglesa The Drinks Business, Jackson dijo haber descubierto que el tipo de “oxidación suave y lenta, y la infusión de sabores y aromas de los ibéricos era más afín a Caballo Loco”.

En 2023, por fin, lanzó su Caballo Loco Blanco n.° 1, y ya el éxito lo esperaba: el reporte Descorchados Chile 2024, publicado este mes enero, le otorgó el premio al mejor blanco de Chile, compartido con el Tabalí Talinay Caliza Chardonnay.

¿Qué hay allí dentro? Chardonnay clásico de Limarí (norte), Moscatel de Alejandría (Valle de Itata, sur), Viognier de Curicó (centro-sur), y algunas joyas tradicionales de la bodega como Semillon, Pinot Gris y Pinot Noir del Bio Bio (sur). O sea, toda una mixtura con aportes de barrica, acero inoxidable y ánforas de arcilla.

En su informe final, Descorchados concluyó: “La nariz es alucinante, llena de matices a flores, frutas blancas y hierbas. Es como para quedarse pegado oliendo. Es denso y a la vez cremoso; es profundo, pero se bebe con facilidad. Es uno de los grandes del año”. El paso siguiente es descorcharlo en Colombia.

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