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Oh, mi amada alcachofa. La comería todos los días. Para mí es un ritual: deshojarla lentamente para comer sus pétalos uno a uno con una buena salsa holandesa, hasta llegar al tierno y sabroso corazón, un bocado verdaderamente exquisito. Y digo “pétalos” porque la alcachofa es en realidad una flor que se cosecha antes de su madurez (cuando abre es realmente linda, por cierto), y ya egipcios, griegos y romanos la cultivaban en las riberas del Mediterráneo. En la cocina es una delicadeza, y se puede utilizar en encurtidos, en arroces y paellas, en cremas o simplemente cocinada y acompañada con una variedad de salsas: mayonesa casera, mostaza, una holandesa, un guiso…
En este caso las vamos a usar como complemento para unos langostinos en mantequilla, y verán cómo estos delicados sabores se complementan a la perfección. Una recomendación: siempre que trabajen con alcachofas tengan a mano agua con limón para sumergirlas al cortarlas, pues son extremadamente delicadas y al contacto con el aire se oxidan con rapidez.
hsasson28@hotmail.com / www.harrysasson.com
INGREDIENTES
24 langostinos U15 pelados y desvenados
6 alcachofas
2 dientes de ajo
3 cucharadas de aceite de oliva
Jugo de 1/2 limón
1/2 vaso de vino blanco
2 cucharadas de mantequilla fría
Sal y pimienta negra
PREPARACIÓN
Retire todas las hojas de las alcachofas, así como la corona interna, dejando solamente los corazones; córtelos en láminas y póngalos en agua con limón. En una sartén grande con el aceite de oliva saltee los dientes de ajo enteros, y cuando empiecen a dorar agregue los langostinos. Cuando comiencen a cambiar de color añada los corazones de alcachofa, el jugo de medio limón y el vino blanco. Deje reducir y monte con la mantequilla. Rectifique la sazón con sal y pimienta, y sirva.