Últimamente he encontrado tomates con más sol y el punto perfecto de maduración, dulces, jugosos y sabrosos. Y esto para mí, que soy un enamorado del tomate -si en casa hay tomate, hay comida- es una deliciosa felicidad. En Italia son bendecidos, porque tienen el sol del Mediterráneo durante esos cálidos y largos días de verano, que llevan a los tomates a una concentración de azúcares maravillosa, y de ahí que los de allí puedan disfrutar de esas salsas dulces y de sabor pronunciado, y de los inigualables tomates San Marzano, de forma casi rectangular y un color rojo intenso y parejo, y que son en mi opinión la cúspide de todos los tomates.
En contraste, en nuestro país los tomates no reciben ese sol de la Toscana y de Calabria, por lo que su carga de acidez es mayor, y esto genera rechazo en algunas personas. Un tomate bien madurado, con la lentitud del verano, es distinto. Y no solo sirve para ensaladas, guisos, salsas y sopas. Así, solito, es un acompañamiento perfecto para carnes, como estos tomates que propongo, asados al horno -ojalá de leña-, confitados lentamente en aceite de oliva con sal, un poquito de azúcar y las hierbas de su preferencia, con tiempo suficiente de calor suave para que se deshidraten levemente y concentren su sabor. ¡Qué manjar!
INGREDIENTES
6 chontos grandes y bien maduros, abiertos a la mitad a lo largo
Aceite de oliva
Hierbas (orégano, tomillo, romero…)
Sal y pimienta negra
Azúcar
Croutones de buen pan
3 cucharadas de miga de pan
PREPARACIÓN
Acueste boca arriba los tomates en bandeja engrasada, sazónelos con sal, pimienta y azúcar. Espolvoree encima las hierbas, vierta un chorrito de aceite de oliva, y lleve al horno a 300º F durante 45 minutos a una hora. Al cabo de este tiempo ponga encima la miga y hornee durante 10 minutos más. Retire y lleve a la mesa con los jugos de la cocción y croutones de pan.