Gastronomía y recetas
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¡Salut, Catalunya!

Dada su ubicación privilegiada en el Mediterráneo, el territorio de Cataluña fue punto de cabotaje, lo mismo que enclave comercial y estratégico, para fenicios, griegos y romanos.

Hugo Sabogal
28 de mayo de 2023 - 02:00 a. m.
Cataluña cuenta con 11 denominaciones de origen, entre ellas Priorat y Montsant (las más célebres), junto con Penedès, Tarragona, Terra Alta y otras.
Cataluña cuenta con 11 denominaciones de origen, entre ellas Priorat y Montsant (las más célebres), junto con Penedès, Tarragona, Terra Alta y otras.
Foto: Cortesía

Como el conocimiento de los mejores vinos catalanes se circunscribe a pequeños grupos de conocedores —sin dejar por fuera el arrollador éxito del Cava—, los aportes de esta región a la historia, cultura, comercio y avances tecnológicos de la bebida han pasado desapercibidos para una amplia franja de consumidores.

Dada su ubicación privilegiada en el Mediterráneo, el territorio de Cataluña fue punto de cabotaje, lo mismo que enclave comercial y estratégico, para fenicios, griegos y romanos. El principal núcleo de actividad se concentró en la localidad de Ampurias (hoy Empordà), fundada por los griegos en 575 a. C. Aunque estos colonizadores trajeron consigo vides para plantar, los pobladores locales ya cultivaban cepas viníferas nativas unos 4.000 años a. C., por lo que la relación de Cataluña con la vid es milenaria.

Durante la colonización romana, entre los siglos III a. C y V d. C., los vinos elaborados en la Tarraconense (Tarragona) se exportaban exitosamente a Roma y la Galia; es decir, a la actual Francia.

Más recientemente, en pleno siglo XX, el gran salto a la modernización del vino español corrió por cuenta de los catalanes y de su visión estratégica y empresarial.

Hoy, Cataluña se propone mostrarle al mundo un sector vitivinícola robustecido, jactancioso con sus cepajes nativos, pero abierto a la incorporación de uvas internacionales para refinar su oferta.

Cataluña cuenta con 11 denominaciones de origen, entre ellas Priorat y Montsant (las más célebres), junto con Penedès, Tarragona, Terra Alta y otras.

Las variedades nativas incluyen Macabeo, Xarel-lo y Perellada (uvas de rigor en el Cava). Entre las vides tradicionales figuran Garnacha, Garnacha Blanca, Monestrell, Samsó y Ull de llebre (Tempranillo), Y destacan uvas internacionales como Cabernet Sauvignon, Pinot Noir, Merlot, Riesling, Chardonnay y Cabernet Franc.

En una excelente clase magistral realizada la semana pasada en Bogotá, dirigida por mi colega y amigo José Rafael Arango, los organizadores de Prodeca (Promotora des Aliments Catalans) compartieron con invitados una decena de magníficos ejemplares como Cava, Riesling, Garnacha Blanca, Cariñena y Garnacha Tinta), con procedencias como DO Penedès, DO Cava, DO Terra Alta y DOQ Priorat.

En términos generales, los tintos catalanes de zonas cálidas tienden a tener cuerpo y alto contenido alcohólico, pero los mejores tintos, cultivados en zonas más elevadas y extremas, como Priorat, presentan un intenso y fascinante giro mineral, derivado de viñedos plantados sobre suelos de granito, tiza y pizarra (llamada localmente licorella). Los blancos son expresivos, aromáticos y elegantes.

Cataluña, responsable del 25 % de la producción nacional de España, tiene todo a su favor para ponerse al lado de La Rioja, Ribera del Duero y Jerez. Y si refuerza este empuje con enoturismo y gastronomía, gozará de buenos augurios.

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