El Magazín Cultural
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Jorge Velosa y Velo de Oza, carrangueros de pura cepa

Dos propuestas sonoras, una tradicional y otra de vanguardia, están mano a mano.

Juan Carlos Piedrahíta B.
09 de julio de 2009 - 10:37 p. m.

Alegre y fiestera. Así es la carranga, un estilo que suele delimitarse a la región de Cundinamarca y Boyacá, pero que desde hace algunos años ganó terreno en el corazón de los colombianos, gracias al trabajo de Jorge Velosa (de Los Carrangueros al lado de Jorge Eliécer González, José Fernando Rivas y Manuel Cortés) y a la gestión de nuevos talentos como los jóvenes de Velo de Oza.

El Espectador hace otra entrega de una serie de especiales dedicados a las leyendas y a las jóvenes figuras del folclor nacional. Un homenaje a la música y un tributo a sus exponentes.

Velo de Oza (V.O.): La banda la formamos hace más de cuatro años. Por nuestras cabezas nunca pasó el hacer carrangarock. Sin embargo, queríamos un nombre que nos identificara como personas de Boyacá. La primera intención era hacer rock de esa región. Comenzamos tocando música pesada, sin reencauches, y buscamos un ítem que fuera representativo para nuestro departamento. Un día se nos ocurrió Velo de Oza y así se quedó. Es una especie de homenaje a usted, como maestro de la carranga.

Jorge Velosa (J.V.): Muchas gracias. La primera referencia que tuve de ustedes fue por una mujer de una emisora. Ella me dijo que había un grupo de jóvenes haciendo carranga y que se llamaba Velo de Oza. Cuando escuché eso, me pasó lo mismo que me sucedió con los hechos extraordinarios como cuando el doctor Lynch, un profesor de la Universidad de Nebraska, descubrió dos especies de ranas y las bautizaron como Eleuterodáctilos Carranguerolum y Electerodáctilos Jorgevelosai.

V.O.: Otro homenaje merecido para usted. Nosotros comenzamos a movernos en la música subterránea, pero sin radicalismo y siempre nos criticaron que no escogíamos una sola corriente sonora hasta que en cierto momento nos dijeron que nuestro nombre era en honor a Velosa y no teníamos montada ninguna carranga. En ese instante hicimos una prueba con la canción La china que yo tenía, y ahí entendimos que la fusión se podía hacer.

J.V.: Ahora que ustedes me cuentan la historia del nombre de su grupo, me acuerdo que cuando estábamos escogiendo un nombre, hace treinta años, nos pasó lo mismo. Hace mucho tiempo compuse una canción que se llama Que viene un angelito, que dice: Que viene una hermosura y ya le están buscando nombre a la criatura. El caso es que terminamos llamándonos carrangueros por una canción que presentamos a un concurso.

V.O.: No sé para usted que lleva tanto tiempo en esto, pero para nosotros la esencia de la carranga está en lo bonito. Lo que más nos gusta es que le saca a uno sonrisas y, al igual que el rock, es una música inteligente que no dice las cosas porque sí. Ahora sabemos que todo se puede carranguear porque hay diferentes variaciones rítmicas, pero tiene una característica y es que ella es ciudad y campo. Desde la música uno puede colaborar para que el mundo cambie y eso es lo que nos interesa de la carranga.

J.V.: Por todas esas cosas que dicen es que entiendo el tipo de música que hacen. Siempre he pensado que Colombia no ha producido ritmos urbanos propios, porque todos los ha asimilado del exterior. Rítmicamente la carranga tiene una marcada influencia del campo, sin embargo, en sus letras se abordan temas urbanos. Por ejemplo, La cucharita comienza en la provincia y se pierde en Bogotá, también está La china que yo tenía y El marranito.


V.O.: Gracias al camino recorrido por artistas como usted es que agrupaciones como la nuestra puede basarse en la carranga. Nosotros tenemos canciones carrangueras que se transforman en rock. Nunca quisimos hacer una fusión que sonora a burla y por eso fuimos despacio.

J.V.: La carranga no es un punto de llegada, es un lugar del que salen muchos rayos para miles de lugares y no solamente estamos hablando de la música. Es algo así como la canción La carranga es libertad y tiene una estrofa muy bonita porque dice: La carranga tiene su cuento/ es chispazo y también lamento./ Pensamiento, palabra y obra/ como dicen por ahí/ pero más que definiciones o mil canciones/ la carranga es lo que yo siento y es mi forma de vivir.

V.O.: Pero mucha gente no ha entendido que la carranga es un punto de partida y hay mucho radicalismo respecto a este género. Nosotros tenemos una canción que fusiona el joropo con el ska y estamos convencidos de los buenos frutos que trae ese enamoramiento entre dos corrientes.

J.V.: Yo llamo a eso amancebamiento musical, porque no hay nada mejor que vivir a lo bien en amancebamiento con alguien. En todo caso, 25 años atrás yo no miraría la música de Velo de Oza como la miro en la actualidad, porque yo era muy radical.

V.O.: Siempre se ha dicho que las culturas que no se entremezclan tienden a desaparecer.

J.V.: Así es. Para mí la copla es muy importante en la carranga, por eso es que nosotros entre canción y canción tratamos de resaltarla. A mí me gusta que mis canciones, antes de ser eso, sean buenos poemitas populares. Por eso hago el ejercicio de recitar para ver si quedaron bien o no. Es algo así como: Buenos días campesino, buenos días donde quiera que te encuentres, aquí va mi saludo y la vida te conceda todo lo que tú me das’.

V.O.: En nuestro caso la carranga le ha aportado mucho al rock y viceversa. Con el paso del tiempo vimos que a nuestra propuesta le hacía falta la copla. To fly es una de nuestras canciones y es una copla divertida que dice: Tantas cosas que no entiendo/ tanto que yo no comprendo/ de por qué actúa la gente como si estuviera enjermo/ fuman 10 mil porquerías hasta casi la agonía/ y con una jeta de bobo dicen: chimba, mucha chimba.

J.V.: Claro... siempre en nuestra música debe haber humor, ternura y sátira. Con grupos como ustedes, habrá carranga para rato.

Por Juan Carlos Piedrahíta B.

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