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La sospechosa fortuna de Putin

Después de ocho años en el poder, Vladimir Putin se va con los bolsillos llenos. ¿De dónde tanto dinero? En su última declaración el Presidente tenía ahorros por mil dólares, un apartamento y un viejo carro. Hoy es uno de los diez hombres más ricos del planeta.

Gordon Thomas * / Especial para El Espectador
02 de mayo de 2008 - 07:59 p. m.

Analistas del MI 6 —(Military Inteligency section 6) la agencia de inteligencia del Reino Unido—, dibujaron un intrigante perfil de la riqueza personal del mandatario ruso, Vladimir Putin, quien luego de estar ocho años al frente de Rusia dejará su cargo para asumir el de Primer Ministro de la Nación, la próxima semana. Putin llega por segunda vez a este puesto —en 1999 Boris Yelsin lo eligió como su Primer Ministro por su lealtad y eficiencia— convertido en el hombre con más dinero de la región y uno de los diez mandatarios más ricos del mundo.

Aunque muchos presidentes al dejar el cargo se van con sus bolsillos llenos, Putin encabeza la lista de los que más dinero han hecho durante los años que estuvo en el poder. Según los investigadores, la fortuna del ex presidente ruso alcanza los US $40 billones y fue amasada gracias al éxito del sector energético ruso, principal fuente de ingresos del país.

Vladimir Vladimirovich Putin nació en el seno de una familia muy humilde: su padre fue un oficial del ejército herido durante una batalla en Leningrado, en 1942, y su madre era una operaria de fábrica que apenas ganaba para pagar los gastos básicos. La familia Putin vivió en un inquilinato, en donde debían compartir el baño y la cocina con los otros arrendatarios. Pero el tiempo pasó y de aquel niño humilde no queda nada. Putin se convirtió en uno de los personajes más oscuros de la vida política rusa y en un superbillonario entre los billonarios rusos.

Después de estudiar Derecho en la Universidad Estatal de Leningrado, Putin se convirtió en espía. Pasó varios años en Alemania al servicio de la KGB (Antigua central de inteligencia rusa) y de su vida como espía todo es un misterio. Quienes han trabajado con él sólo se atreven a revelar que es un hombre “comprometido con su trabajo” y con “aspiraciones muy


claras”. Eso sí, coinciden en que una de sus características más prominentes es su camaleonismo político. Por algo llegó a la presidencia rusa cuando apenas llevaba unos meses como delfín de Boris Yeltsin.

Balances modestos

Su perfil financiero siempre fue modesto, pues en los cargos que ocupó la remuneración no era muy buena. Por eso los analistas del organismo de inteligencia británico están sorprendidos con el vasto crecimiento de la fortuna de Putin, aunque reconocen su habilidad para esconderla. Cuentan que detrás de una serie de complejas operaciones financieras, incluyendo empresas fachada y testaferros de sus acciones y movimientos en la bolsa, Putin ha logrado mantener su bajo perfil económico.

Pero sólo en apariencia. Los servicios de inteligencia británicos confirmaron que Putin es el propietario de “enormes holdings” en tres compañías de gas y petróleo ocultos tras “redes no transparentes de paraísos fiscales”. En definitiva, posee el 37% de Surgutneftegaz, la tercera compañía de explotación petrolífera de Rusia; también el 4,5% de Gazprom y, al menos, el 75% de Gunvor, una misteriosa compañía situada en Suiza, fundada por Gennady Timchenko, “amigo personal del presidente”.

Un signo visible de la riqueza de Putin es el reloj de oro sólido Patek Philippe que usa en su muñeca izquierda. El precio del reloj, según sus fabricantes, asciende a US $86.000.

En sus años como parlamentario, Putin hizo público su patrimonio. Entonces declaró que sus ingresos anuales ascendían a US $82.000 y dio detalles de sus tres cuentas bancarias que sumadas daban un poco más de US $2.000 en ahorros. Declaró también que sus activos totales incluían cien acciones en el Banco de San Petesburgo, un apartamento en Moscú y dos viejos carros marca Volvo, uno de los cuales le regaló a su hija mayor Katia.

“Pero esta evidencia pública de su estilo frugal de vida no ha ayudado a frenar los rumores sobre la corrupción financiera, la cual es una característica de los políticos rusos”, declaró la fuente de inteligencia.

Hasta la últimas semanas de su Presidencia (va a entregar “en apariencia” el poder a Dmitry Medvedev este miércoles) la riqueza financiera de Putin es un secreto en el Kremlin. A medida que se acerca la fecha de entrega del poder, crecen los ataques en su contra. El poderoso Siloviki, un grupo del Kremlin compuesto por ex miembros de la KGB y veteranos militares, ha planteado varios interrogantes: ¿Qué pasará cuando el nuevo presidente, Medvedev, encuentre su camino y quiera


gobernar sin la sombra de Putin? ¿Podrá tener todo el poder que ha ostentado en los últimos ocho años?

La respuesta sobre el futuro de Putin podría depender de su habilidad para camuflarse —cosa en la que todos saben que el ex espía es un experto—. Pero ahora con tantos billones en su bolsillo, ¿lo necesitará?. Putin niega el aumento de su riqueza advirtiendo que, “mi principal riqueza es la confianza que depositan en mí los ciudadanos. Yo recolecto emociones y sentimientos, ese es mi verdadero tesoro”.

Rusia, productora de millonarios

Cinco años después del boom petrolero, Moscú se convirtió en la ciudad que produce más millonarios en todo el mundo. El país tiene ahora 53 multimillonarios, 19 más que el año pasado, según la lista anual de la revista Forbes. La mayoría amasó sus fortunas en los sectores del petróleo, acero, minería y siderurgia. Merrill Lynch publicó un estudio, según el cual, los millonarios también crecieron. En apenas un año, este país pasó de 50.000 ricos a 119.000.

La bonanza se dio desde que Vladimir Putin llegó al poder. Después de años de pobreza y limitaciones que vivieron los rusos durante varios gobiernos como el de Boris Yeltsin, Putin encontró la manera de explotar la riqueza del país, creando una nueva élite de ricos que cada vez acumula más dinero.

Pero a pesar de tanta abundancia, los ricos están empezando a abandonar Rusia. Con la proximidad del retiro de Putin muchos de los millonarios han buscado refugio en otras ciudades, con el fin de proteger sus fortunas. Londres es el destino favorito de los nuevos ricos rusos. Se calcula que, en total, cerca de 300.000 rusos tienen su hogar en la capital británica.

Roman Abramovich es el hombre más rico de Rusia, con  una fortuna estimada en más de 20.000 millones de  dólares. Abramovich es el propietario del club de fútbol  Chelsea, uno de los más famosos de Gran Bretaña. También ha comprado varias casas en la capital británica y en el campo, incluyendo una finca rural de 162  hectáreas  (400 acres) que perteneció al


rey Hussein de  Jordania. “ medida que se acerca la salida de Putin todos los que  tienen dinero quieren ponerlo a salvo”, explicó Grace Margolies, una agente de bienes raíces rusa y que trabaja  con los ricos de su país.

Cuando los rusos buscan una residencia en Londres, la  seguridad es prioritaria en su lista de requisitos, dijo  Margolies. Quieren portero, sistemas de alarma y de  vigilancia por televisión en circuito cerrado. La seguridad es también uno de los motivos por el que un  número creciente de rusos envían a sus hijos a escuelas  y universidades privadas británicas, dijo Hilary Mo riarty, directora de la Asociación de Internados.

Los rusos se han convertido en los principales com pradores de residencias avaluadas en 10 millones de  dólares, dijo Liam Bailey, titular de investigación de  bienes raíces en Knight Frank. Según él, una de cada cinco  propiedades en esta categoría es vendida a rusos.

El nuevo presidente

El próximo miércoles, 7 de mayo, el presidente electo de Rusia, Dmitri Medédev, toma posesión de su cargo, con la sombra de Vladimir Putin, quien también asumirá como primer ministro. Medédev estuvo en los últimos años al lado de Putin como su mano derecha, es experto en economía y, después de resultar elegido por amplia votación popular, afirmó que será un seguidor de la política de Putin.

Es un adepto del lema de mente sana en cuerpo sano y tiene un régimen de vida casi espartano, que incluye seis horas diarias de sueño y dos y media horas de práctica de deportes. Medvédev, de 43 años, no es precisamente un hombre que se levante temprano: habitualmente se despierta a las 8 de las mañana, pero se acuesta a las 2 o más de la madrugada. Antes de asumir responsabilidades de Estado practicaba yoga casi todos los días y ahora se limita a efectuar ejercicios pequeños.

La mascota de la familia es Doroféi, un gato siberiano de cuatro años que su esposa compró en un criadero cuando el felino tenía apenas dos meses. Al igual que su antecesor, Vladimir Putin, ama los perros, pero su familia resultó alérgica a estos animales.

Es aficionado al dulce, en particular a los helados y a los bombones, que procura evitar. Medvédev, quien suele leer cinco o siete libros a la vez, no se considera un gran amante de la literatura contemporánea: sus autores favoritos son Iván Bunin y Antón Chéjov.

(*) Gordon Thomas es el autor del recién publicado libro Secrets and Lies, una historia de la CIA y de la guerra bacteriológica (Octavo Editores) y próximamente Dentro de la Inteligencia Británica.

Por Gordon Thomas * / Especial para El Espectador

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