El Magazín Cultural
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En sintonía con la revolución pacífica de la música

El artista colombiano y más de una docena de músicos internacionales se presentan ante un millón de cubanos. Este evento sirve de preámbulo al Día Internacional de la Paz, institucionalizado el 21 de septiembre. 

Juan Carlos Piedrahíta B.
19 de septiembre de 2009 - 10:00 p. m.

Cuando Fidel Castro comenzó a hablar la Plaza de la Revolución, en La Habana, estaba casi llena. Cinco horas después el escenario acogió a dos mil personas más y mientras el discurso del comandante se completaba, el emblemático lugar se colmaba aún más.

Lo mismo sucedía durante todos los discursos de aniversario de la denominada Revolución Cubana de 1959. Fidel hacía gala de su poder de oratoria, la plaza se llenaba y, bajo la supervisión de la figura de Ernesto Che Guevara, se pronunciaban las palabras más importantes de la historia reciente de la mayor de las Antillas. Incluso, el 25 de enero de 1998 se ofició la misa pública más grande en ese escenario y en ese entonces la figura más admirada no fue el comandante Castro Ruiz, ni ninguno de sus altos funcionarios del Estado. Allí fue el papa Juan Pablo II quien se encargó de congregar a creyentes y ateos en torno a un mismo acontecimiento.

Un poco más de una década después es un colombiano el responsable de que este histórico sitio se ubique nuevamente en el ojo del huracán. Juanes, con su idea de hacer la segunda versión del concierto Paz sin Fronteras, estuvo en la mira de algunos fanáticos que se han manifestado en contra y a favor del evento. El paisa ha recibido voces alentadoras, como la de su incondicional amigo Miguel Bosé, quien este domingo, así como el 16 de marzo de 2008 en el Puente Simón Bolívar entre Norte de Santander y el estado de Táchira, Venezuela, lo secunda en esta travesía sonora.

Sin embargo, las opiniones en contra de esta iniciativa han sido más contundentes. Discos partidos por la mitad en plazas de los Estados Unidos, principalmente Miami, y Europa han marcado el día a día de este suceso, así como las amenazas en contra de la integridad física de Juanes, Bosé y demás participantes en el encuentro musical.

La presencia de Silvio Rodríguez y Amaury Pérez, dos de los fundadores de la Nueva Trova Cubana, un movimiento ligado de manera umbilical al régimen de Fidel Castro; la participación de Carlos Varela y el ex líder de la banda Síntesis, X Alfonso, importantes exponentes de lo que se denominó la Generación de los Topos (artistas cubanos radicados en la isla, pero carentes del apoyo regular por parte del Estado) y la asistencia de Juan Formell y sus Van Van, únicos representantes del cubanísimo estilo del songo, son pruebas suficientes para que los detractores piensen que el concierto Paz sin Fronteras es una elegante y sonora forma de legitimar la permanencia de los hermanos Castro en el poder.

El artista paisa ha dicho hasta el cansancio que la política y la música no son compatibles y que además de estas figuras de la música tradicional cubana también están personajes como el italiano Jovanotti, los españoles Víctor Manuel y Luis Eduardo Aute, el ecuatoriano Juan Fernando Velasco y los puertorriqueños Olga Tañón y Danny Rivera, a quienes no les interesa para nada que sus carreras artísticas tengan un tinte político determinado.

Este revuelo ha sido el principal motor de promoción para esta presentación musical. Los ojos del mundo estarán puestos en Cuba y el centro de atención será la Plaza de la Revolución. Desde las dos de la tarde hasta las seis, quince músicos invitados desfilarán por una tarima especial cuyo montaje fue una odisea, ya que en Cuba no se tiene la costumbre de realizar encuentros multitudinarios. Más de 130 técnicos se encargaron de tener bajo control hasta el último detalle para que el preámbulo de la celebración del Día Mundial de la Paz (21 de septiembre), institucionalizado desde el 2002, sea todo un éxito.

El gobierno cubano ha insistido en que nada podrá alterar el orden y la realización de este concierto, y que la presencia de músicos de diversas tendencias sonoras comprueba la condición libre del evento más importante en Cuba durante todo 2009.

Silvio Rodríguez y Amaury Pérez le imprimirán el carácter social. Víctor Manuel y Luis Eduardo Aute tendrán a su cargo la exposición de la actualidad de la  canción en España, mientras que Miguel Bosé, Juanes y Juan Fernando Velasco exhibirán el abanico de posibilidades del rock y el pop. Carlos Varela, X Alfonso y Yotuel Omar, el líder de la banda Orishas, serán los llamados a mostrar las nuevas sonoridades de la isla porque son abanderados de la fusión entre elementos autóctonos y aires universales y contemporáneos. El italiano Jovanotti marca el acento foráneo y con su estilo particular hará mover las masas sin parar. La faceta latina y tropical estará representada por Juan Formell y los Van van, Olga Tañón, Danny Rivera y Cucu Diamantes & Yerbabuena.

Quince figuras de primer orden en la música del mundo estarán reunidas sobre un mismo escenario gracias a un colombiano que se ha caracterizado por gestar iniciativas geniales para unos, polémicas para algunos y políticas para otros.

El arte sonoro, con su lenguaje universal, no tiene la capacidad de instaurar la paz en el mundo. Su magia, por muy grande que parezca, no puede eliminar las injusticias sociales. Sin embargo, sí puede convertirse en un motivador de espacio de reflexión. Hoy es la Plaza de la Revolución en la Habana, Cuba, mañana tal vez será el límite entre México y los Estados Unidos el que se llene para recibir a un puñado de artistas con la intención de cantarle a la Paz sin Fronteras.

Cómplices de un sueño

Aunque la idea fue del cantante colombiano Juanes, el español Miguel Bosé le ha acolitado todas sus hazañas musicales y lo ha acompañado de una manera tal en esta travesía de hacer de la música una reconciliadora entre los pueblos, que ya no podía imaginarse a Juanes solo en esta proeza. El concierto Paz sin Fronteras es fruto, sin duda, de la alianza entrañable que ha surgido entre Bosé y el colombiano, y a la que se le han ido uniendo otros artistas europeos como Víctor Manuel. Los tres, tras llegar esta semana a La Habana, inspeccionaron el escenario y ultimaron detalles para que la música pueda convertirse en el himno de un pueblo.

Por Juan Carlos Piedrahíta B.

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