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Kaing Guek Eav —más conocido como Duch—, acusado de crímenes de lesa humanidad, es el primero de cinco personas que van a juicio por el genocidio perpetrado por el Jemer Rojo entre abril de 1975 y enero de 1979. Los cinco acusados formaban parte de un grupo de ultracomunistas que convirtieron Camboya en un enorme campo de concentración y en un osario en el que por lo menos 1’700.000 personas murieron de hambre, enfermedades y tortuosas ejecuciones.
Duch dirigió la prisión S-21 en Phnom Penh para el Jemer Rojo y es el único acusado que ha manifestado remordimiento por sus acciones. “Duch desea pedir perdón a las víctimas y también al pueblo camboyano”, dijo su abogado francés François Roux.
La audiencia de esta semana establece el programa del juicio, que se cree comenzará a fines de marzo. Serán 40 testigos los que relaten los horrores que cometieron Duch y otros miembros del Jemer Rojo durante cuatro años. Pero a pesar del remordimiento de los torturadores, el perdón está lejos. Así lo dijo Vann Nath, uno de los pocos sobrevivientes de la masacre. “Llevo 30 años esperando justicia”.