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El legado del gran maestro Satyananda

Las enseñanzas de este maestro hindú se convirtieron en base de una filosofía que cautivó a Occidente. Deja sucesor y 80 libros. 

Ricardo Angarita*
12 de diciembre de 2009 - 09:00 p. m.

Los periódicos de Bihar, en la India, anunciaron el pasado 5 de diciembre el fallecimiento de Paramhansa Satyananda, uno de los más importantes maestros de yoga en los tiempos actuales. Se apaga una vida de total entrega y dedicación a su gurú Swami Sivananda, quien hace muchos años le dio el mandato de revelar la verdadera esencia del yoga a lo largo y ancho del mundo.

Paramhansa Satyananda fue un radiante ejemplo de dedicación, entrega, compasión y servicio a su gurú y a la humanidad, y con toda seguridad continuará inspirando a millones de personas en los cinco continentes para que experimenten una vida plena, espiritual. Las verdaderas lecciones del yoga que tuvieron en él a un auténtico intérprete.

Nacido en 1923 en el pequeño poblado de Almora, en las faldas de los montes Himalayas indios, en el seno de una familia acomodada, desde sus tiernos seis años comenzó a tener vivencias psíquicas y espirituales espontáneas durante las cuales experimentaba una prolongada disociación del cuerpo. Fueron los primeros destellos de un conocimiento profundo sobre las verdades espirituales y la necesidad de compartirlas y enseñarlas.

Inició la práctica del Kundalini Yoga a los 15 años. Como es todavía tradición en la India, a los 19 dejó su casa para peregrinar en busca de su gurú, a quien encontró un año después en la persona de Paramhansa Sivananda, un importante sabio en la ciencia del yoga y la medicina. Después de varios años de arduo trabajo fue iniciado como sanyasi (renunciante), y recibió el nombre de Swami Satyananda Saraswati (educador, guardián del conocimiento).

En 1956, Paramhansa Sivananda lo inició en la práctica del Kriya. Después se fue de sanyasi mendicante por toda la India y algunos países vecinos, lo que le permitió conocer de cerca los problemas y necesidades de la gente. Por disposición de su maestro, en 1968 ambos iniciaron giras internacionales con el interés de promover la enseñanza del yoga, cuidando evitar alteraciones en la transmisión de los antiguos conocimientos y logrando una excelente síntesis de la vida occidental.

Viajó por Europa, Estados Unidos y entre sus interminables viajes pasó por Colombia, lo que nos permitió recibir directamente el conocimiento de asanas, pranayamas, mudras, kriya y yoganidra, de la meditación, el servicio a los otros y el trabajo desinteresado. En 1973 fue reconocido por importantes sabios de la India como uno de los principales expertos en el campo del conocimiento esotérico y líder en la enseñanza del yoga.

Escribió más de 80 libros, casi todos disponibles en español. Su sistema ha sido ampliamente difundido en Europa con escuelas Satyananda en Grecia, Italia, Francia, España, Inglaterra, Dinamarca, Eslovenia, Hungría, así como en Australia, EE.UU. y Suramérica. Hasta que en 1988 se retiró al pequeño pueblo de Rikhia, donde se dedicó a prácticas avanzadas y al servicio de asistencia a familias pobres, viudas y niños, generando trabajo y vida digna.

Dejó como sucesor a nuestro muy querido Paramhansa Niranjanananda y un cúmulo de trascendentales enseñanzas, que en  la India se conocen como Bihar Yoga y en otros países como la Tradición Yoga Satyananda. A pesar de su deceso, su estado actual es conocido como Mahasamadhi, la trascendencia definitiva. Por eso hoy existe regocijo en sus discípulos y, por deformación occidental, tristeza en mi corazón. Hari Om Tat Sat. 


* Médico

Por Ricardo Angarita*

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