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El pasado lunes 2 de marzo, durante una sesión extraordinaria de la Sala Especializada de Medicamentos y Productos Biológicos del Invima, un tema candente impuso el orden del día. La latente preocupación por el uso inadecuado e ilícito que se les viene dando en Colombia a los antigripales, para aprovechar una sustancia química que permite la fabricación de drogas sintéticas, más conocidas como éxtasis, y la necesidad de promover la inmediata restricción en la venta libre de estos productos farmacéuticos.
El S.O.S. lanzado por el Invima tiene como origen una investigación adelantada por el Fondo Nacional de Estupefacientes, según la cual dos sustancias químicamente conocidas como la efedrina y la pseudoefedrina —componentes esenciales de los antigripales— están ingresando al país en cantidades alarmantes, no para fines terapéuticos, sino para producción de anfetaminas y metanfetaminas, que constituyen un gigantesco y rentable mercado ilícito sin restricciones y en progresivo crecimiento.
Según la información aportada al Invima, en los dos últimos años las cantidades de efedrina y pseudoefedrina que fueron importadas a Colombia desde Alemania, India, China, Dinamarca y Suiza superan ampliamente los estándares tradicionales de compra. En 2007, por ejemplo, se adquirieron más de 20 toneladas de pseudoefedrina, mientras en 2008 la importación llegó a 27 toneladas. Un acelerado incremento con una sola explicación: carteles de la droga buscando insumos legales para su negocio ilegal.
Semanas atrás, el Fondo Nacional de Estupefacientes había reconocido la necesidad de cuantificar el ingreso y la distribución legal de las sustancias químicas de los antigripales ante la evidencia de su uso ilícito y de los sospechosos reportes de particulares que vienen adquiriendo al por mayor, en distruibuidores o laboratorios, todas las existencias de estos analgésicos. En el mismo documento, conocido por El Espectador, se recomendó la restricción de los cupos de importación de estas sustancias o el control en la venta de los antigripales.
La conclusión no fue otra que promover una reunión en el despacho del viceministro de Salud, Carlos Ignacio Cuervo, no sólo para debatir el abuso y desvío detectado de las dos sustancias químicas, sino para levantar un acta encaminada a regular que, en un plazo máximo de 18 meses, se sometan a reformulación todos los productos que contengan los principios activos de la efedrina y la pseudoefedrina, y que, entre tanto, la venta de los antigripales sea haga estrictamente con fórmula médica.
El asunto va ahí, aunque los estudios demuestran hasta la saciedad que la regulación tiene carácter urgente. De hecho, el Invima ya ha sostenido varios encuentros con diferentes delegados de laboratorios que utilizan estas sustancias para el mercado legal de la producción de analgésicos, para sensibilizarlos frente a la amenaza que representan los carteles de las anfetaminas. En desarrollo de estas reuniones, se ha hecho énfasis en examinar la forma como México ha venido enfrentando el mismo dilema u otros peores.
Se sabe, por ejemplo, que a comienzos de 2001 las autoridades mexicanas se vieron obligadas a prohibir la propanolamina como una sustancia esencial para las drogas antiparasitarias, porque las mafias de la droga la estaban usando para fabricar éxtasis. No obstante, los narcotraficantes rápidamente hallaron el sustituto: la efedrina y la pseudoefedrina de los antigripales. En poco tiempo se probó que un país que apenas requería 20 toneladas de estos químicos para los medicamentos legales, llegó a importar hasta 580 toneladas que terminaron en el temible mercado negro.
México no es el único caso. La misma anomalía ha sido recurrente y advertida en Guatemala y Costa Rica en Centroamérica, y Argentina y otros países del Cono Sur. Ante la embestida de este monstruo de siete cabezas, las propias autoridades en salud de cada país decidieron, sin otorgar plazo alguno a los laboratorios, recoger todas las existencias de antigripales y prohibir su venta sin fórmula médica. La misma medida ya fue propuesta por el Invima para que el Ministerio de Protección Social tome las determinaciones del caso.
Es más, desde hace meses las autoridades antinarcóticos han detectado que los carteles mexicanos están comprando la efedrina en Colombia porque son menores las limitaciones para obtenerla. Se la llevan, crean cristalizaderos y hasta trasladan a ‘expertos’ colombianos como asesores en el ilícito proceso. Las ganancias son exorbitantes y los costos de producción mínimos. Un kilo de efedrina en Colombia cuesta alrededor de $80 mil. Puesto en México, ese mismo kilo vale $2 millones.
Según el especialista Fernando Salgado, la efedrina es una sustancia de origen vegetal que se utiliza en la medicina tradicional china, pero que en esencia es un alcaloide que actúa sobre el sistema nervioso simpático. Básicamente es un broncodilatador que se utiliza para tratamientos respiratorios. A su vez, el reputado toxicólogo Camilo Uribe sostiene que el asunto de las drogas sintéticas es un lío mayúsculo y hoy es esencial educar a la gente para evitar el consumo y controlar las sustancias psicoactivas.
Tal parece que, en muy poco tiempo, por culpa de la lacra del narcotráfico, si usted se resfría, lo invade el desaliento o siente el escalofrío de la ‘quiebrahuesos’, ya no podrá acudir tranquilo a una droguería para comprar el antigripal de su gusto y obligatoriamente deberá transitar por los cenagosos y burocráticos caminos de las EPS para que, luego de una cita de urgencia, un especialista termine por recetarle el antigripal de siempre. Tristemente, de la paranoia por combatir el tráfico de estupefacientes ya no se salvan ni los ‘apestados’.
Otras medidas
El uso ilícito de la efedrina y la pseudoefedrina es un problema mundial. Por eso, en Estados Unidos, en 2005, se creó una ley para fiscalizar estos precursores de la metanfetamina. En Australia, se reglamentó que los medicamentos con estas sustancias sólo se vendan con fórmula médica. Nicaragua las agregó a la lista de sustancias fiscalizadas. En Belice, para venderlas se requiere un permiso especial y se prohibió su exportación a granel. En agosto de 2008, el gobierno salvadoreño les dio un plazo de 12 meses a los fabricantes farmacéuticos para suplantar la pseudoefedrina y en México se prohibió completamente su importación.
El abecé de la efedrina y sus efectos
La efedrina es una sustancia de origen vegetal. Proviene de una hierba que se utiliza en China en la medicina tradicional. Sirve como precursor químico para la producción de anfetaminas. Tiene efectos farmacéuticos y terapéuticos importantes. Relaja los músculos de los pulmones. A quienes tienen asma les alivia el broncoespasmo. Puede estimular el corazón aumentando su fuerza de contracción y eleva la presión arterial. Hay medicamentos que contienen esta sustancia para evitar la congestión nasal. Estimula la corteza cerebral, produciendo sueño. Al ser utilizada con otro tipo de químicos estimulantes resulta adictiva para el sistema nervioso central. Además, genera daños en la tiroides.
El caso de los mexicanos
Con la prohibición de la importación de la efedrina y la pseudoefedrina, México le declaró la guerra frontal al uso ilícito de estas sustancias. La elaboración de anfetaminas que luego eran comercializadas en Estados Unidos, se había vuelto un negocio boyante en este país. Pero esta restricción, a su vez, significó un fuerte incremento en la importación de los compuestos mencionados en Centroamérica.
Para este año, México pretende eliminar la venta de productos que contengan precursores de la metanfetamina. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos estatales, los carteles de drogas han empezado a importar derivados de la pseudoefedrina, indica un informe de las Naciones Unidas.