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“El que escribe la historia es el que gana y yo gané”

Encontramos al ex narco Andrés López, luego de su triunfo en Cannes por sus libretos para la serie de TV “El cartel”.

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Jairo Dueñas* / Especial para El Espectador. Miami
25 de octubre de 2008 - 10:00 p. m.
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¿Andrés está preso en Miami?

No, estoy libre... creo que desde principios de marzo de 2006.

¿Cuánto estuvo encarcelado?

Estuve muy poquito, 20 meses.

¿Por qué tan poco tiempo?

Aquí hay muchísimos agentes cuya único objetivo es ir y coger tres o cuatro narcotraficantes o desbaratar una estructura de cinco gatos que venden tres gramos de perico en la calle. Yo tuve la fortuna de tener unos agentes federales y una fiscalía que veían el problema de otra forma, lo que fue muy beneficioso durante los cuatros años largos que duró mi convivencia con ellos.

¿El momento de Andrés?

No fue el momento histórico de Andrés, fue el momento histórico de los narcos que en serio tomaron la decisión de entregarse. Creo que desde el año 95, más o menos, el cuento de que existían narcotraficantes que solucionaban sus problemas con la justicia americana fue un poco más conocido en las segundas y terceras esferas de los carteles, entonces ya no lo sabían sólo el ‘Top 5’ del narcotráfico, sino también los mandos medios y mandos terceros, toda esa cadena que existe de ahí para abajo.

Lo que pasa es que en ese momento también surgieron una cantidad de celos y envidias que se manejan dentro de las agencias americanas. Entonces se volvió un ‘sálvese quien pueda’. Finalmente lo único que eso generó fue que entre los narcotraficantes existiera desconfianza y a la larga esa desconfianza vino de la mano de todas esas guerras y todo lo que pasó.

¿Puede entrar a Colombia?

Sí, absolutamente, puedo entrar las veces que quiera y cuando quiera. Jamás tuve ninguna investigación en Colombia. (La Fiscalía no suministró información al respecto).

¿Cuándo viajó la última vez?

A finales de 2003 fui a Cali a visitar a mi abuela.


¿Va a volver?

Mi papá vive acá, mi mamá y mis hermanos viven acá. Toda mi vida la he hecho acá. Me parece una imprudencia volver. Pienso que hay unas nuevas generaciones de narcotraficantes que en algún momento de la vida le quieren cobrar a alguien el haberles enseñado a otros narcotraficantes a someterse y a entender que efectivamente el final no puede ser muerto en un tejado o preso.

¿Le molesta que le digan el ‘sapo mayor’?

Hay una cantidad de gente a la que no le va a gustar lo que se está diciendo, pero simplemente yo pensé en mi futuro, en mi familia, en los míos, no pensé en nada más. Mucho menos en un gremio que no maneja principios.

¿Su tic en el ojo izquierdo lo puso de moda Manolo Cardona?

Toda la vida lo he tenido. En el colegio un compañerito me decía ‘Musaraña’.

En la serie se vio que muchos quisieron matarlo. ¿Hoy en día cree que eso está superado?

Mientras estemos en una época de guerra, eso puede pasar.

¿A qué le tiene miedo?

Al frío, pánico al frío, a la soledad. Después de que uno ha vivido todo lo que le ha tocado, de estar en ese mundo, pues uno termina perdiéndole el miedo a muchas cosas. A lo que menos le tengo miedo es a un narco.

¿Cómo está su cultura general sobre el narcotráfico actual?

En este mundo del narcotráfico se pierde vigencia y yo perdí la mía hace nueve años. Lo que sepa ahora del narcotráfico es por chisme de la calle, pero no porque yo sepa. El que menos sabe de narcotráfico en Colombia soy yo.

¿Cuántos años en la mafia?

Fácil 14 ó 15 años.

Por decir menos han muerto muchos en los carteles. ¿Cómo se ha salvado Andrés?

Yo creo que primero que todo hay un Dios por allá en el cielo que me protege. Segundo, que en aquella época era un tipo supercauteloso. Hoy en día no tengo esa misma cautela.


Un ejemplo de esa cautela que le haya salvado la vida.

En 2000 estaba en un centro comercial con dos o tres amigos en Ciudad de México y me fui a encontrar con alguien que me iba a entregar un dinero, y un amigo me llamó desde Cali y me dijo: “¿Estás en este centro comercial?, ¿estás vestido así? Güevón, no le vayas a salir al man que te va a entregar la plata, que te van es a matar”. Entré a un almacén, fui al baño, me cambié de ropa, salí por otro lado, recogí mi carro, me parqueé por fuera y efectivamente me di cuenta de que había una cantidad de bandidos que eran supuestamente mi contacto. Cuando el que me iba a entregar el dinero me llamó y me preguntó que en qué carro estaba yo le di el color del carro que tenía al frente. Y a los tres segundos llegó el gentío y se llevaron a la pareja que iba en ese carro. No sé lo que pasó. Sólo que era gente de Chupeta.

¿Qué opinan sus dos hijos?

Creo que ya pasaron la etapa de verle la gravedad, hoy lo ven como un canal que quiere vender una historia. Saben del libro, aunque entienden muy poco, porque son 100% americanos y no hablan español. Ellos ya me perdonaron.

¿Con esta serie de TV gana más perdones que condenas?

No lo hice buscando perdones o condenas de nadie. Mi conciencia está tranquila, vivo en paz conmigo mismo, y ante la justicia de los hombres creo que cumplí.

¿Va a cambiar su vida de mafioso por la de escritor?

No sé si sea por escritor, pero yo cambié mi vida de mafioso desde que me entregué hace nueve años. No volveré a ser mafioso.

¿Dónde estuvo el clic para entrar en el mundo del narcotráfico?

En Cali éramos un grupo de jóvenes irreverentes, y nos metieron al colegio militar, lo que creó un cambio superheavy en mi vida. Porque todo el rollo de lealtad que te dan en el Ejército se lo meten al narcotráfico y te sientes en el mundo perfecto.

¿Qué viene después de “El cartel”?

Tengo un contrato con la editorial, debo entregarles un libro antes del 15 de diciembre. Se va a titular Las fantásticas y es la historia del narcotráfico contada a través de las esposas de los grandes capos colombianos.

¿Mató su pesadilla?

Creo que todo eso quedó enterrado. Soy un ganador porque sobreviví. Además, el que escribe la historia es el que gana y yo gané.

 *Director revista Cromos.

Por Jairo Dueñas* / Especial para El Espectador. Miami

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