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Se acaba el toque secreto de la mamona

La extinción del árbol que le da el sabor a esta carne tiene al borde del cierre 180 asaderos.

Rosario Moreno Hernández / Villavicencio
16 de febrero de 2009 - 10:50 p. m.

La tala indiscriminada de los árboles no solo afecta las fuentes hídricas, sino que además en el Meta podría empezar a amenazar el plato más típico de los llaneros: la mamona.

Es tal la cantidad de demanda que tiene la carne a la llanera, que los más de 180 asaderos de carne que hay en este departamento, tienen en riesgo de desaparecer el yopo, el árbol que para la mayoría de expertos cocineros es lo que le da la textura, el color y el sabor a este delicioso plato tradicional.

La advertencia la hizo la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Área de Manejo Especial la Macarena (Cormacarena), la autoridad ambiental del Meta, que anunció que aquellos dueños de establecimientos que compren leña a personas que no estén autorizadas, serán sancionados incluso hasta con el cierre del restaurante.

El consumo de la leña de yopo actualmente asciende a las 30 hectáreas por año y donde más se encuentra esta especie es Buenavista y Vanguardia, dos zonas rurales de Villavicencio, en donde la tala de estos árboles también empezó a generar problemas por la disminución de recursos hídricos en la ciudad.

Lo que se busca por parte de la autoridad ambiental es preservar estas reservas forestales, que son fundamentales para garantizar el agua en la capital del Meta y a la vez mantener el control sobre el consumo de madera en asaderos y restaurantes para que no se amenace la carne a la llanera.

En el año de 2004 Cormacarena realizó una encuesta con los asaderos acerca de las especies más utilizadas para asar la mamona y los resultados reflejaron que el yopo y el caño fistole eran los árboles más utilizados para asar la carne, pero no existía ningún plan de reforestación, lo que las ponía en riesgo.

“Propusimos que la Asociación de Asaderos del Meta (Asoasaderos) tramitaran ante Cormacarena un permiso de aprovechamiento forestal para que pudieran acceder a estos recursos y que estos establecimientos estuvieran dispuestos a invertir en bosques bioenergéticos, con la siembra de 12 hectáreas, de las cuales Cormacarena cofinanciaba seis y las demás la asociación”, manifestó Mauricio Torres, funcionario de la Unidad de Control de la autoridad ambiental.

Agregó que hasta se hizo un convenio con Corpoica, aprobado por el Ministerio de Agricultura, para sembrar seis  hectáreas de especies, entre ellas dos de yopo y las demás de Gmelina arbórea y Acacias mongiu, las cuales también sirven como fuentes energéticas.

Jesús Benavides, presidente de Asoasaderos, dijo que esta agremiación, que agrupa a 60 asaderos del Meta, realizó un convenio con Corpoica para sembrar 20 hectáreas de yopo en una de sus granjas de experimentación, de las cuales se han sembrado seis.

“También hemos realizado un convenio con la empresa Refocosta, que tiene en Villanueva (Casanare) bosques de aprovechamiento para utilizarlo. Nosotros estamos trabajando en nuestro propio sello verde, ya que nos interesa mantener el medio ambiente y proteger las cuencas hídricas de nuestra región. Queremos devolverle a la naturaleza parte de lo que nos ha dado y que nuestros clientes se den cuenta de que también estamos trabajando por nuestro medio ambiente, sin descuidar la calidad de algo tan representativo como es la carne a la llanera”, indicó Benavides.

La carne y el yopo tienen su historia:

El yopo fue la madera que empezaron a utilizar los primeros vaqueros que en las largadas jornadas para trasladar el ganado entre las extensas sabanas, asaban pedazos de carne cortando trozos de yopo.

La ‘mamona’ o carne a la llanera nació en los grandes recorridos que se hacían por las sabanas de los Llanos Orientales. Para alimentar a los vaqueros se escogía a los animales más pequeños que aún estaban mamando (de allí el nombre de mamona), o aquellos que habían sufrido algún accidente y ya eran inservibles.

El yopo es un árbol nativo de la Orinoquia colombiana. Se puede usar fácilmente, verde (recién cortado) o ya estando seco. Su característica es que no origina llama, la cual afecta el asado de la carne, sino que genera una brasa duradera que garantiza un asado en óptimas condiciones y dándole un sabor especial a la carne.

Por Rosario Moreno Hernández / Villavicencio

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