“Conocieron al parcero, al amigo y seguiré siendo el amigo forever“. Esa fue la frase que dijo Camilo Torres Martínez, alias Fritanga, en julio de 2012, mientras era esposado por miembros de la Policía colombiana por un requerimiento del Gobierno de los Estados Unidos por narcotráfico. Esta antigua cabeza del Clan del Golfo, la organización criminal más grande del país, fue extraditada a Estados Unidos y hoy sigue pagando cárcel por otros delitos. Su nombre acaba de reaparecer en los titulares de prensa por un crimen cometido a miles de kilómetros de Colombia: el reciente asesinato en el estado de México de Bayron Sánchez, conocido como B-King.
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En los últimos días, y tras conocerse de su muerte, salió a relucir una entrevista en la que B-King B reconoció públicamente su parentesco con el narcotraficante en febrero de 2022, durante una entrevista concedida al programa Lo Sé Todo. “Camilo Torres es una persona muy importante en mi vida, la cual respeto, admiro muchísimo, lo pienso todos los días, lo tengo en mis oraciones y, bueno, es una persona que es imposible borrar de la vida de uno porque es muy bueno”, declaró el cantante sobre su tío alias Fritanga.
Aunque las autoridades colombianas y mexicanas trabajan en determinar en qué circunstancias murió aparentemente estaría lejos de mantener influencia en el bajo mundo, las autoridades tienen claro hace varios años que sus familiares estarían en asuntos relacionados con el narcotráfico y el lavado de activos. En 2020, las autoridades capturaron y extraditaron a Estados Unidos a un primo de alias Fritanga: John James Pulgarín alias Servi, una de las cabezas del cuerpo colegiado de la Oficina, dan cuenta del poder y protección que gozó durante varios años al interior de esa estructura criminal que ha mutado desde los años ochenta, cuando Pablo Escobar la fundó.
Su captura puso al descubierto que lavó dineros de la Oficina, incursionó en el narcotráfico y que sus lazos familiares le permitieron codearse con Otoniel, líder del grupo de origen paramilitar el Clan del Golfo y considerado el hombre más buscado por las autoridades colombianas. Fuentes de la Dijín le dijeron en 2020 a este diario que el hermano de Servi, alias el Capi, es otro hombre que ha permanecido fuera del foco de los medios de comunicación pero que en los últimos años le ha servido a Servi para hacer negocios con la gente de Otoniel y el propio líder del Clan del Golfo.
“En estos momentos se desempeña como piloto de una avioneta que fumiga cultivos de banano en Urabá para una empresa y en los últimos años ha servido como de enlace entre su hermano con Otoniel, pero de la información que reunimos parece que ya no está en el narcotráfico. Sabemos que era cercano a alias Pueblo, primo de Otoniel y quien se perfilaba para sucederlo”, señaló la fuente policial. Dentro de las interceptaciones que le hicieron a Servi, la Dijín estableció que él y el Capi estaban organizando las empresas legales, propiedades y el dinero de Fritanga. Sin embargo, hasta el momento, la Fiscalía no ha adelantado ningún proceso penal contra Servi y el Capi por estos hechos.
Contra quienes sí actuó fue contra 10 personas que habrían ayudado a ocultar la fortuna de este temido narcotraficante, entre ellas, su esposa (cercana a B-King), exesposa, excompañera permanente, su contador, un tío, un hermano, su propia madre y hasta su conductor. En junio de 2023, la Policía y la Fiscalía llevaron ante los estrados judiciales a estas personas luego de hacerle seguimiento a la información financiera de Fritanga. Él era uno de los cabecillas del Clan del Golfo, y le encontraron $9.600 millones en 98 inmuebles y 20 vehículos que puso a nombre de sus familiares, todo producto del narcotráfico.
“Durante las diligencias de registro y allanamiento se logra la captura de estas 10 personas, se decomisaron más de $800 millones y se incautaron dos armas de fuego. Las personas fueron dejadas a disposición de un juez de garantías a quienes les dio libertad, pero seguirán vinculadas al proceso”, anotó la Dirección de Investigación Criminal e Interpol de la Policía. El ente investigador, les imputó los delitos de testaferrato, enriquecimiento ilícito y lavado de activos. Según los investigadores, los capturados justificaron los bienes con actividades de ganadería y préstamos, pero las autoridades dicen tener evidencias del dominio sobre los bienes de Fritanga.
Fritanga, un viejo capo
En la acusación contra Torres Martínez, las autoridades de EE.UU. lo señalaban de ser socio para el narcotráfico de Henry de Jesús López, alias Mi Sangre, otro capo que inició su carrera criminal en la Oficina y que estuvo a cargo del Bloque Centauros de las Auc en Bogotá y los Llanos Orientales. Este hombre de confianza del jefe paramilitar Vicente Castaño está ligado al surgimiento de las Agc, ya que luego de desmovilizarse en 2005, siguió delinquiendo y junto a Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario, se unieron al propio Fritanga y los hermanos Juan De Dios y Dairo Úsuga David, este último siendo el verdadero nombre de Otoniel.
Meses después de la captura Fritanga, en 2013, terminó extraditado a EE.UU., volvió en agosto de 2019 y está preso en la cárcel de Cómbita purgando una pena de 21 años. Entre tanto, el proceso penal contra las 10 personas del círculo íntimo de Fritanga todavía está en los estrados judiciales, donde se determinará si la teoría de la Fiscalía contra el núcleo de alias Fritanga. Por ahora, todavía es una incógnita cuáles fueron los hechos que rodearon el asesinato del cantante B-King.
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Por David Escobar Moreno
