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                                                                                                                              El magnicidio de Bernardo Jaramillo

                                                                                                                              Hoy, 22 años después, el asesinato de Bernardo Jaramillo Ossa sigue en la absoluta impunidad. Pero al menos está claro que fue la organización de los hermanos Fidel, Vicente y Carlos Castaño, la que concretó la acción en el aeropuerto Eldorado

                                                                                                                              Redacción Ipad

                                                                                                                              Orlando Valenzuela interpreta a Bernardo Jaramillo. / Archivo

                                                                                                                              Eran las 8:05 de la mañana del jueves 22 de marzo de 1990. Con la idea de viajar a Santa Marta para pasar unos días de descanso en compañía de su esposa, el candidato presidencial de la Unión Patriótica, Bernardo Jaramillo Ossa, ingresó al Puente Aéreo del aeropuerto Eldorado. Momentos después, cuando se dirigía hacia la sala de espera, rodeado de su numerosa escolta, un joven que fingía leer una revista se levantó súbitamente de la silla y le descargó una ráfaga de ametralladora.

                                                                                                                              Mientras la escolta de Jaramillo reaccionaba inmovilizando al joven agresor que portaba una ametralladora Mini-ingram 380, el candidato presidencial constataba cómo se le iba la vida. Después de desplomarse por los impactos de bala, de manera desesperada se aferró a unas cortinas para tratar de ponerse de pie, pero antes de perder el conocimiento resumió en un comentario a uno de sus escoltas y a su esposa la convicción de su muerte: “Me mataron estos hijos de puta, no siento las piernas”.

                                                                                                                              De alguna manera, se había cumplido el destino que el propio Jaramillo había intuido desde que asumió como presidente de la UP, en medio de otra tragedia para esta colectividad: el asesinato de su primer candidato presidencial, Jaime Pardo Leal, perpetrado el 11 de octubre de 1987. Aquella vez expresó: “Sé perfectamente que mi vida ha adquirido un nuevo peligro, esta posición puede costarme la muerte. Mi sangre, entonces, serán nuevas gotas que segreguen al sacrificio y al holocausto por la causa del pueblo”.

                                                                                                                              Read more!

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                                                                                                                              Surgida como base esencial de los acuerdos de paz entre el gobierno de Belisario Betancur y las Farc, la Unión Patriótica ya era blanco de innumerables ataques del paramilitarismo, en varias ocasiones asociado con integrantes de las Fuerzas Armadas. La mayoría de sus congresistas, diputados, concejales o alcaldes electos habían sido objeto de atentados, y su máximo jerarca Jaime Pardo Leal cayó abatido por las balas asesinas, en un hecho que tuvo lugar cuando el líder político viajaba con su familia hacia Bogotá.

                                                                                                                              Ante las evidencias, Jaramillo Ossa no dudó en culpar al militarismo del magnicidio de Pardo Leal y particularmente la emprendió contra el entonces ministro de Defensa, general Rafael Samudio Molina a quien calificó como “el general de la muerte que quiere la guerra”. Como era de esperarse la respuesta de los generales fue contundente y después de recibir el apoyo del presidente Virgilio Barco, calificaron las expresiones de Jaramillo como “inmaduras, mendaces, ligeras e inapropiadas”.

                                                                                                                              Desde ese momento, las relaciones entre Bernardo Jaramillo y los sectores de derecha fueron tensas. Ni el dirigente de la Unión Patriótica se calló ni tampoco dejaron de fustigarlo los más radicales opositores de cualquier intento de negociación con la guerrilla. Fueron dos años y medio en los que semana tras semana la UP tuvo que asistir a funerales de sus miembros asesinados, tiempo durante el cual su máximo dirigente fue ganando un protagonismo político que lo convirtió en candidato presidencial.

                                                                                                                              Read more!

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                                                                                                                              En temas de narcotráfico, en especial Fidel y Vicente Castaño compartían negocios con el Cartel de Medellín. El menor de los tres hermanos, Carlos, no simpatizaba mucho con Pablo Escobar, pero cumplía una labor que de alguna manera le era útil: asesinatos a diestra y siniestra en Medellín que aumentaban el clima de terror existente. En la parte culminante de la sangrienta campaña presidencial de 1989-1990, los Castaño aprovecharon la crisis para cometer sus propios magnicidios.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              El primero en reaccionar fue Bernardo Jaramillo, quien no dudó en culpar al paramilitarismo y de manera particular volver a exigirle al Estado que le hiciera frente a la organización de Fidel Castaño. Además recordó que en apenas 57 días de 1990, ya habían sido asesinados 66 integrantes de la Unión Patriótica. La guerra sucia estaba en pleno furor y en la medida en que se avanzaba hacia las elecciones legislativas del 11 de marzo fue peor. La voz de Bernardo Jaramillo retumbaba por sus acusaciones.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              El Ejecutivo dejó pasar el episodio porque en ese momento era más importante alentar la euforia desatada a raíz de la Séptima Papeleta que abrió el camino a la convocatoria de una Asamblea Constituyente. Pero una semana después del debate legislativo, el ministro de Gobierno, Carlos Lemos, con una encendida declaración devolvió los señalamientos de Jaramillo, al manifestar que el país estaba cansado de la violencia y que la prueba era cómo en las urnas había salido derrotado el brazo político de las Farc, según él, la Unión Patriótica.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              Entre tanto, el director del DAS, general Miguel Maza Márquez, sin muchos elementos de juicio, acusó al Cartel de Medellín de ser el autor intelectual del crimen de Jaramillo Ossa. Y dijo saberlo porque supuestamente el organismo había obtenido una interceptación telefónica en la que Pablo Escobar le reclamaba a uno de sus sicarios cómo iba esa vuelta. Casi de inmediato, Escobar, desde la clandestinidad negó la autoría del asesinato, se declaró admirador de Jaramillo y dijo que, por el contrario, él había mediado varias veces para que socios suyos no lo mataran.

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              Lo paradójico es que el mismo día, desconocidos se comunicaron a varias estaciones radiales para decir que el promotor del asesinato había sido Fidel Castaño y que ahora este coloso de la guerra era el reemplazo de Rodríguez Gacha, abatido por la Policía en diciembre de 1989. No obstante, esta hipótesis fue poco investigada. Además, el joven sicario fue asesinado junto a su padre semanas después del crimen, cuando hacía uso de un permiso para salir de su sitio reclusión. Una década después, el jefe paramilitar Carlos Castaño, admitió que un frente de antisubversión civil perpetró el crimen.

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              Hoy, 22 años después, el asesinato de Bernardo Jaramillo Ossa sigue en la absoluta impunidad. Pero al menos está claro que fue la organización de los hermanos Fidel, Vicente y Carlos Castaño, la que concretó la acción en el aeropuerto Eldorado. Días después también lo hizo con el candidato presidencial del M-19, Carlos Pizarro Leongómez. Los nexos entre Escobar y los Castaño siguen insuficientemente documentados. Y los de ambos frentes de violencia con agentes del Estado, también son un vacío histórico que la justicia aún podría entrar a llenar.
                                                                                                                               

                                                                                                                              Orlando Valenzuela interpreta a Bernardo Jaramillo. / Archivo

                                                                                                                              Eran las 8:05 de la mañana del jueves 22 de marzo de 1990. Con la idea de viajar a Santa Marta para pasar unos días de descanso en compañía de su esposa, el candidato presidencial de la Unión Patriótica, Bernardo Jaramillo Ossa, ingresó al Puente Aéreo del aeropuerto Eldorado. Momentos después, cuando se dirigía hacia la sala de espera, rodeado de su numerosa escolta, un joven que fingía leer una revista se levantó súbitamente de la silla y le descargó una ráfaga de ametralladora.

                                                                                                                              Mientras la escolta de Jaramillo reaccionaba inmovilizando al joven agresor que portaba una ametralladora Mini-ingram 380, el candidato presidencial constataba cómo se le iba la vida. Después de desplomarse por los impactos de bala, de manera desesperada se aferró a unas cortinas para tratar de ponerse de pie, pero antes de perder el conocimiento resumió en un comentario a uno de sus escoltas y a su esposa la convicción de su muerte: “Me mataron estos hijos de puta, no siento las piernas”.

                                                                                                                              De alguna manera, se había cumplido el destino que el propio Jaramillo había intuido desde que asumió como presidente de la UP, en medio de otra tragedia para esta colectividad: el asesinato de su primer candidato presidencial, Jaime Pardo Leal, perpetrado el 11 de octubre de 1987. Aquella vez expresó: “Sé perfectamente que mi vida ha adquirido un nuevo peligro, esta posición puede costarme la muerte. Mi sangre, entonces, serán nuevas gotas que segreguen al sacrificio y al holocausto por la causa del pueblo”.

                                                                                                                              Read more!

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                                                                                                                              Surgida como base esencial de los acuerdos de paz entre el gobierno de Belisario Betancur y las Farc, la Unión Patriótica ya era blanco de innumerables ataques del paramilitarismo, en varias ocasiones asociado con integrantes de las Fuerzas Armadas. La mayoría de sus congresistas, diputados, concejales o alcaldes electos habían sido objeto de atentados, y su máximo jerarca Jaime Pardo Leal cayó abatido por las balas asesinas, en un hecho que tuvo lugar cuando el líder político viajaba con su familia hacia Bogotá.

                                                                                                                              Ante las evidencias, Jaramillo Ossa no dudó en culpar al militarismo del magnicidio de Pardo Leal y particularmente la emprendió contra el entonces ministro de Defensa, general Rafael Samudio Molina a quien calificó como “el general de la muerte que quiere la guerra”. Como era de esperarse la respuesta de los generales fue contundente y después de recibir el apoyo del presidente Virgilio Barco, calificaron las expresiones de Jaramillo como “inmaduras, mendaces, ligeras e inapropiadas”.

                                                                                                                              Desde ese momento, las relaciones entre Bernardo Jaramillo y los sectores de derecha fueron tensas. Ni el dirigente de la Unión Patriótica se calló ni tampoco dejaron de fustigarlo los más radicales opositores de cualquier intento de negociación con la guerrilla. Fueron dos años y medio en los que semana tras semana la UP tuvo que asistir a funerales de sus miembros asesinados, tiempo durante el cual su máximo dirigente fue ganando un protagonismo político que lo convirtió en candidato presidencial.

                                                                                                                              Read more!

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                                                                                                                              En temas de narcotráfico, en especial Fidel y Vicente Castaño compartían negocios con el Cartel de Medellín. El menor de los tres hermanos, Carlos, no simpatizaba mucho con Pablo Escobar, pero cumplía una labor que de alguna manera le era útil: asesinatos a diestra y siniestra en Medellín que aumentaban el clima de terror existente. En la parte culminante de la sangrienta campaña presidencial de 1989-1990, los Castaño aprovecharon la crisis para cometer sus propios magnicidios.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              El primero en reaccionar fue Bernardo Jaramillo, quien no dudó en culpar al paramilitarismo y de manera particular volver a exigirle al Estado que le hiciera frente a la organización de Fidel Castaño. Además recordó que en apenas 57 días de 1990, ya habían sido asesinados 66 integrantes de la Unión Patriótica. La guerra sucia estaba en pleno furor y en la medida en que se avanzaba hacia las elecciones legislativas del 11 de marzo fue peor. La voz de Bernardo Jaramillo retumbaba por sus acusaciones.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              El Ejecutivo dejó pasar el episodio porque en ese momento era más importante alentar la euforia desatada a raíz de la Séptima Papeleta que abrió el camino a la convocatoria de una Asamblea Constituyente. Pero una semana después del debate legislativo, el ministro de Gobierno, Carlos Lemos, con una encendida declaración devolvió los señalamientos de Jaramillo, al manifestar que el país estaba cansado de la violencia y que la prueba era cómo en las urnas había salido derrotado el brazo político de las Farc, según él, la Unión Patriótica.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              Por Redacción Ipad

                                                                                                                              Ver todas las noticias
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