En la vereda Agualinda de Usme ningún vecino quiere hablar con nombre propio del día en que llegaron en camionetas cerca de 30 personas desconocidas, algunas armadas y con cara de pocos amigos, a invadir el predio El Cerezo, ubicado sobre la vía que conduce del pueblo al Parque Nacional Natural Sumapaz, al sur de Bogotá. Tienen miedo porque dicen que “a esa gente no le importa matarlo a uno”, pero recuerdan que ese miércoles 9 de febrero de 2022 la comunidad se unió para no dejarlos entrar. Todos saben que se trata de una banda de tierreros que puso sus ojos hace año y medio en esas tierras y que, además de métodos intimidantes, utiliza una sofisticada estrategia de escrituras falsas y recursos jurídicos exprés para apropiarse de terrenos y urbanizarlos ilegalmente.
“Si ves esa enorme antena de allá -señala Amaury Romero, abogado que heredó de su abuelo el predio El Cerezo- esa es la prueba más clara de que el certificado de tradición del predio que presentaron es falso”. Se refiere a una antena de transmisión de más de siete metros de altura, difícil de obviar, que por solicitud de Empresas Públicas de Medellín se instaló en junio de 2016. La anotación quedó registrada en el certificado original de la matrícula inmobiliaria del predio, pero no aparece en el certificado que, con un número de matrícula diferente, presentaron las personas que en noviembre de 2020 instauraron una querella en la Inspección de Policía de Usme, aduciendo ser los legítimos propietarios de ese inmueble.