El reciente retorno a Colombia de Carlos Lehder Rivas, el narcotraficante y socio de Pablo Escobar en el cartel de Medellín, revivió viejos fantasma del crimen organizado. Además de su regreso, en febrero de este año estrenó un libro con las memorias de cuando fue una de las cabezas de esa organización criminal, la cual dejó cientos de víctimas en Colombia durante los años ochenta y noventa. Del que poco se ha escrito, y muchos desconocen públicamente, es de su primo: Diego Rivas Ángel, un hombre conocido en los expedientes judiciales con el alias de “El Doctor” y testaferro del paramilitarismo.
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Aunque la Fiscalía ha dicho que Rivas Ángel era el encargado de adquirir las tierras en donde las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) iban a montar mega proyectos de palma africana, El Espectador conoció documentos reservados que dan cuenta de su estrecha relación con la cúpula de ese grupo criminal para enviar cocaína a los Estados Unidos. Esa información reposa en el extenso expediente de la Corte del Distrito Sur de Nueva York contra Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel, antiguo líder del Clan del Golfo, la organización sucesora del paramilitarismo más grande de Colombia en la actualidad.
Según los documentos en poder de este diario, el vínculo entre Rivas Ángel y Otoniel no surgió entre 2012 y 2021, mientras fue el máximo líder del Clan del Golfo. Su relación se forjó mientras Otoniel fue uno de los hombres que comandó la ola de violencia que sufrió Meta, Cundinamarca y Guaviare por parte del Bloque Centauros de las AUC a finales de los años noventa e inicios de los 2000. La investigación de la Drug Enforcement Administration (DEA) reseña interceptaciones de Rivas Ángel con la cúpula de esa organización en los Llanos para organizar envíos de toneladas de cocaína a los Estados Unidos.
Entre los jefes criminales con los que tenía contacto Rivas Ángel están: Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario; Freddy Rendón Herrera, alias El Alemán (quien comando el Bloque Elmer Cárdenas de las AUC); y Juan de Dios Úsuga, alias Giovanni quien, a su vez, es hermano de Otoniel. Es decir, Rivas Ángel se codeaba con los hombres que, en 2008, fundaron el Clan del Golfo. “Los acusados (entre ellos Rivas Ángel) ilícita, intencionalmente y a sabiendas se juntaron para proporcionar apoyo logístico y de coordinación para las operaciones de tráfico de drogas de los Bloques mencionados con destino a Estados Unidos “, dice el expediente contra Otoniel, quien fue extraditado en mayo de 2022.
Incluso, la investigación señala que, entre 2005 y 2008, Otoniel se comunicó vía celular con varios miembros de esa organización criminal, la cual, según cálculos de la DEA, en ese periodo envió 300 toneladas de cocaína a Estados Unidos. En marzo de 2008, las autoridades colombianas y estadounidenses encontraron que “Diego Rivas Ángel, alias El Doctor y el acusado (Otoniel), hablaron por teléfono con un coconspirador no nombrado como acusado en la presente actuación penal, sobre el tráfico de cocaína”. Fue justo durante esos años que el primo de Carlos Lehder se volvió el hombre encargado por los paramilitares de adquirir tierras en Mapiripán, Meta.
La sentencia del Bloque Centauros
El rastro que tenía la Fiscalía General de Rivas Ángel aparece en el fallo del Tribunal Superior de Bogotá contra el Bloque Centauros, emitido en julio de 2016. El documento de 1.187 menciona en seis oportunidades al primo de Lehder quien “estaba encargado por los paramilitares del Bloque Centauros y Bloque Héroes del Llano y del Guaviare, de la obtención de la titularidad de los predios donde se desarrollaría el cultivo y producción de palma africana, conforme lo han dicho en distintos escenarios, los desmovilizados Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario y Dumar de Jesús Guerrero Castillo, alias Carecuchillo”.
En ese documento, y en investigaciones periodísticas de Verdad Abierta y Rutas del Conflicto, Rivas Ángel y personas asociadas a él terminaron controlando casi 7.000 hectáreas en Mapiripán, una de las poblaciones que desde 1997 sufrió la arremetida del Bloque Centauros. Desde los 2000, en medio de una compleja situación de orden público, a ese municipio llegaron empresas que cultivaron miles de hectáreas con palma africana. Un ejemplo puntual de esta situación es la finca El Agrado, la cual aparecía en papeles a nombre de Rivas Ángel, pero que Don Mario entregó para reparar a las víctimas del conflicto.
Fuentes del ente investigador le contaron a este diario que, desde 2013, le perdieron el rastro de Rivas Ángel, quien tiene circular roja de Interpol, pues también es solicitado por las autoridades de los Estados Unidos por narcotráfico. El último rastro que se tiene del primo de Carlos Lehder es un perfil de LinkedIn en el que figura como gerente de finanzas de Funlibercol, la fundación que justamente menciona la Fiscalía como la beneficiaria de cientos de hectáreas en Mapiripán. Aunque fuentes oficiales dicen que pudo morir en medio de una purga interna del Clan del Golfo, lo cierto es que desde hace 12 años pareciera que a Diego Rivas Ángel se lo tragó la tierra.
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