La condenada exfiscal Hilda Niño retornó a los estrados judiciales

Han pasado más de 3.000 días desde que la vida de la exfiscal Hilda Jeaneth Niño Farfán cambió para siempre. Y no fue por un hecho del azar. Por el contrario, su vida dio un vuelco total en la mañana del sábado 10 de junio de 2017, cuando agentes del CTI de la Fiscalía la capturaron en Bogotá por un grave señalamiento: haber recibido un millonario soborno del narcotraficante Miguel Mejía Múnera, alias el Mellizo, con el fin de que torciera un proceso penal en su contra que estaba en manos de la entonces funcionaria. Aunque en un inicio negó tajantemente las acusaciones, Niño terminó acogiéndose a sentencia anticipada; por ende, en agosto de 2020, la Corte Suprema de Justicia la sentenció a cinco años y cuatro meses de prisión, los cuales ya pagó.

El Espectador conoció que, tras cumplir esa condena, la exfiscal Niño retornó a los pasillos judiciales. Pero no en calidad de funcionaria del ente investigador, pues todavía le quedan siete años de inhabilidad para ocupar cargos públicos. Tampoco como testigo, ya que la última vez que acaparó la atención de la prensa fue en marzo pasado, cuando estuvo en los juzgados de Paloquemao, en Bogotá, declarando a favor del expresidente Álvaro Uribe en el juicio en su contra por manipulación de testigos. Niño Farfán, hoy de 54 años, retornó a los estrados judiciales como abogada defensora; es decir, trabajará desde la otra orilla que ocupó por casi dos décadas como fiscal.

Y no representando a cualquier persona. Este diario conoció que Niño representa al exjefe paramilitar Jhon Freddy Gallo Bedoya, alias el Pájaro, acusado de organizar la fuga del narco alias Matamba de la cárcel La Picota, ocurrida en marzo de 2022. Según el ente investigador, el antiguo líder de las AUC en Cundinamarca y el Magdalena Medio hace parte de una célula en Bogotá del Clan del Golfo, el grupo que, según el Ministerio de Defensa, es la organización criminal más grande del país. En diálogo con El Espectador, la abogada dijo que asumió su defensa a finales de 2024, en medio de las audiencias preparatorias de juicio. “Él tiene derecho a ser defendido como cualquier otra persona”, aseguró.

A renglón seguido, Niño dijo que conoció a alias el Pájaro aproximadamente en agosto de 2024, cuando adelantaba “la defensa de un exparamilitar (no reveló su nombre) que lleva como 20 años privado de la libertad en Cómbita. Lo conocí en mi función de abogada independiente; por tanto, iba de manera constante a diligencias en la cárcel. En una de esas visitas, el señor que defendí me presentó a Gallo Bedoya, que se encontraba de tránsito por donde era mi diligencia. Me recomendó con él y le dijo que yo era seria, que no los dejaba abandonados en medio del caso. Si supiera lo que cobré por esta defensa y cómo se planteó el pago, no habría lugar a esta pregunta”.

Niño no quiso revelar los nombres de sus otros defendidos por motivos de reserva profesional, pero aseguró que también representa personas que tienen procesos de lavado de activos, de extinción de dominio y algunos que enfrentan solicitudes de extradición hacia los Estados Unidos. “Soy clara y precisa con quienes he representado en que, si están pedidos en extradición, deben hacer un arreglo con la justicia americana. Soy clara en que no me presto por ninguna suma para obstruir la justicia estadounidense y les colaboro con la orientación del camino a seguir; incluso les presento propuestas de abogados respetados en Estados Unidos que tengan buen nombre y que verdaderamente les resuelvan el problema”, afirmó.

De lo que sí habló fue de su nuevo ejercicio como defensora y de su proceso penal condenatorio, el cual, según ella, estuvo plagado de irregularidades en su contra. Ese tiempo tras las rejas, dice Niño, “me hizo más humana, menos arrogante y pretenciosa. Por supuesto, entendí lo que vive cada privado de la libertad en su vida familiar y personal; me ha convertido en una abogada defensora que no miente al cliente, que no le quita el dinero, que no se presta para que me compren los enemigos de mis clientes. Ahora ejerzo las defensas que asumo dentro del marco legal y, si veo que lo mejor es un mecanismo de terminación anticipada, así se lo planteo al cliente con el fin de no entorpecer la justicia”.

Su condena y el caso Uribe

Aunque Niño dice que el caso por el que fue condenada no contó “con garantías procesales, no conté con un debido proceso y el derecho a una defensa legítima”, el fallo de la Corte Suprema fue tajante en su decisión. El alto tribunal indicó que ella hizo una “aceptación voluntaria, libre, consciente e informada de parte de la acusada” de los hechos que se le imputaron. “Se advierte sin dificultad que la acusada recibió altas sumas de dinero para, abusando de su cargo como fiscal, adelantar labores tendientes a presentar a Mejía Múnera como miembro de un grupo paramilitar, a pesar de que era conocedora de su simple condición de traficante de estupefacientes”, dice el fallo condenatorio de la Corte Suprema.

Pagando parte de esa condena fue que la exfiscal apareció en el expediente contra el expresidente Uribe, actualmente procesado en primera instancia. Según los testimonios del caso Uribe, entre 2017 y 2018 un tío de Niño se contactó con el entorno del expresidente para hacerle llegar una información “relevante”. Ese mismo mes fue que Diego Cadena, el condenado exabogado de Uribe, visitó a la exfiscal para informarle que, supuestamente durante el tiempo en que Eduardo Montealegre estuvo a la cabeza de la Fiscalía (entre 2012 y 2016), se fraguó una estrategia para utilizar testigos en contra de Uribe y su hermano Santiago. Un señalamiento que Niño nunca demostró ante la justicia.

Incluso, en el fallo condenatorio contra Uribe de agosto de 2025, la jueza del caso catalogó el testimonio de Niño como mendaz y contradictorio, y la señaló de hacer parte de un plan para beneficiar al expresidente. “Es inaceptable que quien otrora representó a la administración de justicia, ocupando uno de los cargos más dignos y con mayor vocación al servicio público, al verse vinculada a un proceso penal, haya abandonado su obligación de fidelidad a la institución que lo amparó para, acto seguido, adherirse a un plan criminal que contradice de forma palmaria todo lo que alguna vez defendió, vulnerando los más elementales deberes de probidad y lealtad al Estado”, señaló la reciente sentencia.

Lo cierto es que Niño logró rehacer su vida tras pagar su condena. Dice estar plena y con un conocimiento extra que pocos abogados defensores tienen: conocer plenamente el sistema penal desde la perspectiva de la Fiscalía. “Me encuentro muy tranquila tanto en mi vida personal como laboral; siento una paz infinita en mi corazón. Tengo claro qué clase de persona he sido y soy. Solamente me rodeo de quienes verdaderamente me conocen y saben cuál es la verdad de todo ese proceso judicial que se siguió en mi contra. (...) La falta de rigurosidad de algunos fiscales hace más fácil el trabajo de los abogados defensores, eso sí, vulnerando los derechos de las personas con la privación de la libertad para empezar a investigar. Sin embargo, debo decirle que me siento plena en mi labor actual”, concluyó la exfiscal.

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