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Hospital Departamental de Villavicencio: la crónica de un incendio anunciado

Desde febrero de 2015, el Hospital Departamental de Villavicencio estaba conminado a mejorar su sistema de prevención y atención de incendios. La Supersalud también insistió; pero el siniestro ocurrió, murió un bebé y gran parte de la UCI quedó reducida a escombros.

Redacción Investigación
19 de septiembre de 2021 - 03:00 a. m.
Hacia las siete de la noche del domingo anterior, en el segundo piso se desató un incendio que consumió buena parte de la unidad de cuidados intensivos del centro asistencial.
Hacia las siete de la noche del domingo anterior, en el segundo piso se desató un incendio que consumió buena parte de la unidad de cuidados intensivos del centro asistencial.
Foto: Archivo Particular
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Hace seis años, el Benemérito Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Villavicencio le advirtió al Hospital Departamental de la capital del Llano que, en cumplimiento de la Ley 1575 de 2012, debía establecer unos mínimos estándares de seguridad contra incendios para obtener la certificación bomberil. Hacia las siete de la noche del domingo anterior, en el segundo piso se desató un incendio que consumió buena parte de la unidad de cuidados intensivos del centro asistencial y lo único claro es que se vivieron momentos de crisis con la evacuación de cerca de 223 pacientes, pero perdió la vida un bebé de un mes de nacido.

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Por todo lo que rodea la historia reciente del Hospital Departamental de Villavicencio, no existe una versión cohesionada sobre lo que pudo suceder. Unos dicen que fue producto de un corto circuito y que en la comunicación del Cuerpo de Bomberos de febrero de 2015, este organismo, entre otras recomendaciones, había insistido en la señalización de los riesgos eléctricos. Se rumora también que utilizaron una pintura inadecuada en la zona de oxígeno y que eso pudo generar la combustión. Lo cierto es que el hospital sabía que debía adecuar sus instalaciones para una eventual emergencia por incendio.

En la comunicación del Cuerpo de Bomberos de Villavicencio del año 2015, suscrita por William Fernando Álvarez y Daniel Andrés Donato, en calidad de comandante y coordinador de prevención de la institución, respectivamente, se les hizo saber a las directivas del hospital que debían informar sobre su plan de emergencia ante incendios para minimizar los daños en los pacientes y las instalaciones médicas. Además, recomendaba acciones precisas sobre reubicación de extintores y detectores de humo. Aspectos que ahora se evalúan para establecer las responsabilidades del siniestro.

Para Karol Sánchez, directora de la Oficina de Gestión del Riesgo de la Alcaldía de Villavicencio, si bien aún no se conoce el informe oficial de bomberos sobre las causas del incendio, está claro que el Hospital Departamental de Villavicencio no tenía el certificado bomberil vigente requerido para funcionar, según la Ley 1575 del 2012.

Para aliviar la difícil situación que afronta el hospital, la primera medida que adoptó el alcalde de Villavicencio, Felipe Harman, fue establecer la Ley Seca en la ciudad para que no aumenten los pacientes críticos, producto de riñas y accidentes. Harman manifestó que el incendio disminuyó la capacidad hospitalaria en el nivel de urgencias en un 50 % y en la unidad de cuidados intensivos en un 25 %. Por eso formuló un llamado a la Gobernación y al Gobierno Nacional para que repongan los equipos destruidos de la manera más ágil y oportuna.

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El primer mandatario de Villavicencio aprovechó para resaltar que el departamento requiere con urgencia poner en marcha un plan de expansión hospitalaria. “La displicencia con el Meta en esta materia es enorme. Durante la última visita del Gobierno no nos facilitaron ni ventiladores. Ni vacunas ni tapabocas trajeron los delegados”, expresa Harman, que también le pasó cuenta de cobro a la Gobernación del Meta porque, según él, le ha impedido habilitar una de las clínicas quebradas de Saludcoop, a pesar de que se la ganó en un comodato.

Al margen de los comentarios del alcalde y del silencio del Cuerpo de Bomberos respecto a lo sucedido y sus comunicaciones de advertencia, la historia reciente del Hospital Departamental de Villavicencio no es muy edificante. En agosto de 2015, la Superintendencia Nacional de Salud lo sometió a vigilancia especial y, dos meses después, ordenó la toma de posesión de los bienes, haberes y negocios, en una intervención forzosa para salvar su operatividad y sus finanzas.

En ese momento, el organismo de control calificó de “potencialmente peligrosa para el personal asistencial y para los usuarios”, la atención que se estaba prestando en el Hospital Departamental. Además de insuficiente recurso médico y de enfermería, el diagnóstico ratificó un notorio déficit presupuestal y un alto grado de iliquidez, con los consecuentes atrasos en el pago de salarios de los trabajadores y las obligaciones con proveedores. La intervención del Hospital Departamental de Villavicencio se prolongó hasta el 24 de enero del año 2020.

Según reporte del superintendente de Salud, Fabio Aristizábal Ángel, después de casi cinco años de intervención, devolvió saneado el hospital a la Gobernación del Meta. Sin embargo, advirtió sobre la necesidad de continuar en el proceso de vigilancia especial. Entre los logros exaltados del Gobierno, además de la reapertura de los servicios de urología, nefrología o cirugía oncológica, la Superintendencia exaltó también la unidad de cuidados intensivos, justamente una de las secciones afectadas por el incendio del pasado domingo 12 de septiembre.

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Fuentes consultadas por este diario manifiestan que, más allá de las buenas intenciones o la autonomía que ha recobrado la Gobernación del Meta respecto a la administración del hospital, impera la preocupación sobre la forma como la clase política tradicional le quiere seguir metiendo la mano a la institución. “Por ejemplo, tercerizaron todos los servicios rentables del hospital, mientras existe un lote que sigue abandonado y que desde 2010 está previsto para la reconstrucción y expansión del centro asistencial”, manifestó un crítico del actual manejo.

En 2015, el argumento de la Supersalud para intervenir el Hospital Departamental de Villavicencio fueron sus debilidades técnicas, legales, financieras, administrativas y físicas. Entre los faltantes, varios informes del organismo de control dejaron explícito que el centro asistencial carecía de una red contra incendios. El dilema, según otra fuente, es que la Gobernación tampoco le metió un peso a esa red y prefirió el plan de expansión de los parqueaderos o la creación de salas de consulta que no tuvieron óptima utilidad durante la pandemia.

Cierto o no, entre las explicaciones que también circulan sobre lo que originó el siniestro, no falta la que lo atribuye a fallas de mantenimiento enmarcadas en la ausencia de una red contra incendios. Mientras se esclarecen las responsabilidades, la emergencia crece porque el Hospital Departamental de Villavicencio es el centro de salud de primer nivel al que acuden muchos pacientes desde los departamentos de Vichada, Guainía, Casanare, Vaupés, Meta y hasta un sector de Cundinamarca. Es el hospital más importante del Llano.

Por lo pronto, mientras se supera la emergencia y se activan las pólizas para recobrar algo de los equipos perdidos, persiste el revuelo en el Hospital Departamental de Villavicencio, sus autoridades, el personal médico y administrativo y la red de pacientes. El tema tiene implicaciones penales y administrativas porque perdió la vida un bebé y arrecian los comentarios de la gente. Como insistir en que no hubo recursos para implementar la red contra incendios y sí hubo más de $15.000 millones para financiar una feria virtual de joropo.

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