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Isla Tesoro, un paraíso en Corales del Rosario amenazado por la erosión

En el Parque Nacional Natural Corales del Rosario hay una isla a la que solo pueden entrar guardaparques, investigadores y el Presidente de Colombia. Tiene la mayor categoría de conservación en el país, pues guarda ecosistemas estratégicos, es refugio de fauna y sirve de barrera protectora para isla Grande y Cartagena. Pero la erosión está acabando sus playas.

Daniela Quintero Díaz
17 de enero de 2023 - 10:00 a. m.
Isla Tesoro, Corales del Rosario
Isla Tesoro, Corales del Rosario
Foto: Daniela Quintero Díaz

Entrar a Isla Tesoro es un privilegio.

Está ubicada en el extremo norte del Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo (PNNCRSB), a pocas millas de Cartagena. Aunque durante la Colonia se pasearon por sus aguas sin ley ni orden, hoy entrar a esta isla es un lujo de pocos. Solo puede ser visitada por los científicos y guardaparques que se encargan de su conservación y por el Presidente.

¿Por qué está prohibida la entrada a Isla Tesoro?

Por ser un ecosistema único dentro del área protegida, una zona importante de anidación de tortugas y aves, y por su buen estado de conservación, Isla Tesoro fue declarada en 2007 como “Zona Intangible”, el mayor rango de protección que existe dentro de los Parques Nacionales Naturales, explica Camilo Valcárcel, profesional de Investigación y Monitoreo del PNNCRSB. Su verdadera riqueza no está en los restos de fortunas pasadas, sino en la biodiversidad que la compone.

“Debido a su poca o mínima alteración, y a su riqueza natural, en zonas como esta solo están permitidas actividades de investigación, monitoreo y restauración, con el fin de que sus condiciones se conserven a perpetuidad”, afirma Valcárcel. El turismo, el tránsito de embarcaciones y las actividades de pesca, extracción y aprovechamiento de recursos están prohibidas y son sancionadas.

Sin embargo, la máxima categoría de protección no ha podido salvar a isla Tesoro de otras amenazas, como la erosión costera.

Hace solo 70 años, esta isla pequeña era mucho menos pequeña. Un estudio realizado entre distintas universidades, Parques Nacionales y el Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrográficas de Colombia evidenció que, entre 1954 y 2007, Isla Tesoro perdió casi el 50 % de su tamaño. Pasó de tener 11 hectáreas a seis.

Un informe de seguimiento que hizo Parques Nacionales años después permitió ver que el retroceso no se detiene. Entre 2007 y 2016 la isla perdió otras 1.67 hectáreas a causa de la erosión, que se traducen también en pérdidas de playas para la anidación de tortugas, manglares y arrecifes de coral.

¿Por qué debe importarnos lo que pase con una isla tan pequeña?

Las islas del Archipiélago del Rosario son una línea de defensa. Una barrera natural ante eventos extremos que pueden afectar a comunidades y ciudades como Cartagena y sus alrededores. De esa barrera, isla Tesoro es la primera línea.

“Actúa como una barrera de disipación de la energía del oleaje”, señala un documento técnico realizado por el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar) en 2017. En palabras menos técnicas, esta pequeña isla sirve de obstáculo y cambia la dirección y la altura de las olas que se encuentran con ella. Según los modelos, las olas de un metro pasan a tener entre 0,2 y 0,4 metros luego de chocar con Tesoro.

La razón detrás es una plataforma coralina que se extiende más de 300 metros desde la costa norte de la isla hacia el mar. “Esta isla alcanza a ser, incluso, barrera de isla Grande; la isla de mayor tamaño en todo el Archipiélago. Y la de mayor afluencia de turistas”, aseguran desde Parques Nacionales.

Pero, paradójicamente, su ubicación al extremo norte del área protegida y del continente, es la que la hace, también, la isla más vulnerable de Corales del Rosario; con el proceso de erosión más dramático entre todas las islas. La dirección en la que entran las olas hace que, golpe a golpe, pierda más terreno.

“El Caribe colombiano tiene como característica general, que la costa no está en equilibrio con el oleaje. Es decir, el oleaje llega de manera oblicua, le pega a la costa de lado”, explica el investigador de la Universidad de Antioquia, Juan Blanco. “Cuando esto sucede, la ola, en lugar de devolverse, genera como un efecto cuchilla”. Las “cortaduras” están poniendo en riesgo las barreras naturales de la isla, que por siglos la han protegido: los corales y los manglares.

El lado norte su playa no es de arena, sino de cascajo de coral (restos de esqueleto de estos animales) que se va apilando en el límite entre la isla y el mar. Quienes han podido visitar la isla apodaron la zona “el cementerio de corales”. Sobre los lados, el denso bosque de manglar se ha ido secando y cayendo. Entre las olas resisten algunos troncos secos de manglar que, hasta haces pocos meses, permanecían frondosos en tierra firme.

¿A qué se debe la erosión costera?

Tesoro es una muestra viva del paso del tiempo. Su suelo está hecho de esqueletos de corales que vivieron hace miles de años. En algún momento de la historia la isla estuvo completamente sumergida. Con los cambios en el nivel del mar durante el Holoceno (una era que inició hace 12 mil años) y los movimientos de las placas tectónicas, las terrazas arrecifales quedaron sobre la superficie, a merced de las corrientes, el viento, las olas y el vaivén del mar.

La erosión costera, un proceso natural que tiene que ver con esos factores, es actualmente una de las mayores presiones ambientales para las islas coralinas del Caribe. No solo amenaza su sostenibilidad física y biológica, sino también actividades como el turismo, que sostiene a esta zona económicamente.

“Aunque isla Tesoro sea una Zona Intangible, la problemática de erosión costera podría hacer que perdiéramos el estado de conservación de esta zona, que no lo tienen las demás islas del Archipiélago, así como todos los beneficios y servicios ecosistémicos que presta”, asegura Camilo Valcárcel, de Parques Nacionales Naturales.

Otras amenazas para las islas del Rosario

El archipiélago ha llamado la atención de todos quienes pasan por sus islas. Por eso, han intentado apropiarse de ellas desde la Colonia. Pero las construcciones han generado daños irreparables, y la tala de bosque nativo y de manglar para rellenar terrenos (y hacer las islas más grandes) están acabando con las barreras que las protegen.

Esos cambios no solo amenazan la sostenibilidad física y biológica de las islas, sino también actividades como el turismo, que sostiene a estas zonas económicamente.

Además, en la Tercera Comunicación Nacional de Cambio Climático que Colombia envió a las Naciones Unidas, se proyecta que, entre el 2040 y el 2070, el calentamiento del mar en las islas del Caribe aumente 0,85°C. Las Islas del Rosario tendrían los mayores valores de temperatura superficial del agua. Una amenaza directa a los corales, para quienes el estrés por el calentamiento del mar puede resultar mortal.

“Históricamente, desde Parques Nacionales, hemos realizado diferentes estudios para identificar cuánto y cómo se ha retrocedido la línea de costa en diferentes sectores”, afirman desde la entidad. “Estos diagnósticos nos permiten establecer unas rutas con acciones claras para mitigar o hacer frente a esta problemática”.

Una de las acciones más importantes que se han implementado para que el sistema no pierda su capacidad ecológica y pueda sobreponerse a las alteraciones, adaptarse al estrés y al cambio, sin perder sus funciones (es decir, para fortalecer la resiliencia costera), es la restauración de corales.

“Isla Tesoro es una zona de trasplante de corales que se ha venido fortaleciendo desde el 2018″, explican desde Parques Nacionales. Allí hay un área priorizada para la “siembra” de nuevos corales, justo donde la isla se ha visto mayoritariamente erosionada, y donde se ha perdido la cobertura de manglares por detener el impacto de las olas.

La restauración en este Parque se ha hecho a través de la reproducción asexual y sexual de corales. “Por medio de la microfragmentación y el montaje de guarderías hemos producido miles de fragmentos de coral que se han ido sembrando como nuevas colonias en el arrecife. Así podemos ayudar a recuperar la cobertura de coral vivo en poco tiempo”, explica Valcárcel.

La reproducción sexual de corales y la cría de larvas de corales es otro proyecto, pionero en el Caribe, que ha sido liderado en el PNNCRSB por la doctora Elvira Alvarado, bióloga marina que estudia desde 1978 los arrecifes de esta área protegida.

“Este parque tiene cerca del 80% de la cobertura coralina continental de Colombia. Pero la cobertura de coral vivo se estima solo en cerca del 30%”, explica la doctora Alvarado. “Por eso debemos implementar acciones urgentes. No pretendemos que el ecosistema sea como antes, pero sí esperamos restaurar sus funciones”, afirma. Entre ellas, ser hábitat y refugio de diferentes especies, proveer alimentos y servir de escudo protector de las costas.

Ese esfuerzo implica criar masivamente larvas de coral, principalmente de especies que están en estado de conservación crítico o muy vulnerables.

Con buceos nocturnos y muchas horas en el laboratorio se ha logrado tener un 99% de fertilización en la reproducción asistida de corales. “Eso no se da en la naturaleza tan fácil”, asegura Alvarado. “Al tomar gametos de diferentes colonias y asistir la reproducción, conseguimos un impulso genético que les da a los futuros corales más posibilidades de sobrevivir ante las condiciones altamente cambiantes, reduciendo su vulnerabilidad”. Se trata de un gana - gana. Corales más resistentes permiten, a su vez, costas más resilientes ante la erosión.

*Este reportaje se produjo con el apoyo de la Internews’ Earth Journalism Network

 

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