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“La hija del volcán” regresa a Armero 36 años después de la avalancha

Jenifer de la Rosa nació una semana antes de la tragedia y dos años después el ICBF la dio en adopción a una familia española. Volvió a Colombia y ahora dirige un documental sobre los más de 500 niños perdidos de Armero que, como ella, no han podido encontrar a sus padres biológicos.

13 de noviembre de 2021 - 02:00 a. m.
La artista Jenifer de la Rosa y, al fondo, los más de 514 casos de niños y niñas perdidos de Armero
La artista Jenifer de la Rosa y, al fondo, los más de 514 casos de niños y niñas perdidos de Armero
Foto: Mauricio Alvarado / El... - Mauricio Alvarado

Es junio de 2021. Una mujer semidesnuda cubierta de lodo, arena y cenizas sorprende a los caminantes de la Puerta del Sol, la plaza pública más importante de Madrid (España). Se llama Jenifer de la Rosa, una artista colombiana nacida en Armero, Tolima, una semana antes de la erupción del volcán nevado del Ruiz el 13 de noviembre de 1985. Dos años después de la tragedia, Jenifer fue adoptada por una familia española. De la Rosa aparece acostada sobre un plástico negro que simboliza la desaparición y muerte de más de 25.000 personas. Sobre su cuerpo embarrado hay documentos de identidad de cientos de niños que, como ella, sobrevivieron a la avalancha, pero no volvieron a ver a sus familias biológicas. Los turistas latinoamericanos y europeos que se acercan a su performance recuerdan la conmovedora historia de Omaira Sánchez, la niña de trece años que no pudo ser rescatada y murió después de la avalancha con medio cuerpo enterrado en el lodo.

Hoy, 13 de noviembre de 2021, a las 11 de la mañana, en medio del recuerdo de 36 años de la mayor tragedia ambiental en la historia reciente de Colombia, Jenifer de La Rosa vuelve a aparecer debajo del lodo y de las cenizas, pero esta vez lo hace en el suelo de Armero, su ciudad natal, con la compañía de más de 500 familias que, a pesar del paso del tiempo, siguen buscando a sus hijos perdidos. La recreación de esta pieza artística dura 36 minutos, “uno por cada año”, afirma ella. Y luego añade: “El objetivo es que cada persona afectada asista con un documento en el que informe a quién busca y por qué”. La obra pretende que el Estado colombiano, a través del ICBF, responda de una vez por todas por el destino de los cientos de niños que fueron adoptados en los años posteriores a la tragedia mientras estaban a cargo de la entidad.

Francisco González, director de la Fundación Armando Armero, explica que después de la avalancha, muchos niños, niñas y adolescentes que sobrevivieron a la tragedia fueron rescatados por socorristas de la Defensa Civil y de la Cruz Roja y fueron dejados bajo la custodia del ICBF. “En 1985 y en los años siguientes, cientos de familias fueron en busca de sus hijos a las sedes del ICBF que habían reportado en los listados niños rescatados de Armero, pero a muchos no los devolvieron”, asegura González. Lo que creen los padres es que sus hijos fueron robados, vendidos o dados en adopción a familias extranjeras, como ocurrió en el caso de Jenifer de la Rosa. De hecho, la fundación ha documentado 53 casos con nombres propios de niños y niñas adoptados en diversos lugares del mundo que fueron rescatados de la avalancha y siguen buscando a sus familias: Freddy Campagnon en Francia, Orlando Quintero en Bélgica y Diana Froidevaux en Suiza son apenas algunos de ellos.

Desde 2012 hasta hoy, Armando Armero ha registrado 514 casos de niños perdidos y ha identificado a 136 niños rescatados vivos a través de imágenes de televisión y de prensa de la época, listados de sobrevivientes y testimonios de familiares y amigos. La fundación ha recibido el apoyo del Instituto de Genética Yunis Turbay, que ha donado más de 300 pruebas de ADN para lograr reencuentros entre padres, hijos y hermanos. Hasta hoy ya se han documentado seis casos de coincidencias genéticas, entre ellos el de Jenifer de la Rosa, que por internet encontró el rastro de una mujer de su edad que vivía en Barrancabermeja, había nacido en Armero y buscaba a una madre que se llamaba igual a la suya: Dorian Tapasco. Se llamaron, se vieron y luego se hicieron la prueba de ADN. El reencuentro de las dos hermanas desconocidas ocurrió en 2020 y fue documentado por varios medios de comunicación internacionales.

“Yo siempre he hecho las mismas búsquedas en internet desde que tenía diez años”, recalca Jenifer: “Dorian Tapasco, Chinchiná, Armero, Nevado del Ruiz. Así descubrí que tenía una hermana”. Jenifer reconoce que cuando se encontraron no lo podía creer. “Yo estaba sorprendida, flipando en colores, como se dice en España”. La artista siempre había creído que era hija única. Ahora, además de su hermana Ángela, tiene dos sobrinas. “Estamos en un proceso muy lindo que va desde encontrarse hasta conocerse. Quiero que más personas, más familias, puedan vivir este reencuentro”, concluye Jenifer. “Por eso insistimos en la performance, para generar conciencia y para que el ICBF nos responda algo pronto. Por ahora, nosotras seguimos buscando a nuestra mamá”.

Jenifer de la Rosa explica que la pequeña obra de teatro, llamada Sobre el cuerpo vivo, bajo la ceniza, es una de sus formas de expresar los sentimientos que lleva guardando durante 36 años. A pesar de haber sobrevivido a la erupción, a veces Jenifer siente que ha quedado debajo del barro y de las cenizas. “Aunque no se vea, esa mezcla de lodo te pesa, te oprime, no te deja hablar”, dice la artista cuyos apellidos biológicos son Gutiérrez Tapasco. En la puesta en escena de la performance, Jenifer de la Rosa aparece tapada y en silencio. “Este cuerpo semienterrado también recuerda a los cuerpos que, sin ningún protocolo, depositaron en fosas comunes junto a vacas, gallinas, televisores y neveras”, explica la artista colombiana asentada en España.

De la Rosa también viajó a Armero con un segundo propósito: grabar las últimas imágenes de su documental La hija del volcán, una película que relata, en primera persona, su doble posición en el mundo, como víctima de la tragedia de Armero y como hija adoptada que busca a su familia biológica. El filme recibió el apoyo del gobierno de España y del Instituto de Cine de Madrid, y también fue catalogado como una película de interés cultural para Iberoamérica. Jenifer de La Rosa es licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, y ha estudiado en facultades de cine de Estambul (Turquía) y Florianópolis (Brasil). Se especializó en documental y ha continuado sus estudios en la Escuela de Cine de Madrid. Además, ha trabajado en la televisión pública española, La 1 de TVE, y en diversas productoras hasta fundar la suya: Mayéutica Producciones.

En medio de su desarraigo y su búsqueda de identidad, Jenifer se sabe privilegiada. Desde que tiene uso de razón, sus padres españoles le contaron que era adoptada y que la habían traído de Armero. Sus recuerdos de infancia están asociados a un álbum de fotos de sus primeros años de vida en Colombia. “Me gusta mucho ese álbum porque tiene fotos mías de bebé y de otros niños. En casi todas se ven los árboles y montañas, se ve el verde colombiano”. Verdes de todos los colores, como dijo Aurelio Arturo. En las últimas imágenes del álbum, cuenta Jenifer, hay postales imponentes del volcán nevado del Ruiz, y otras fotos con casas destruidas, llenas de ceniza, entre el lodo”. La artista insiste en que durante su niñez no entendía lo que había pasado, pero se daba cuenta de que no era bueno. Sabía que había habido una tragedia. “Esas últimas fotos siempre generaban incertidumbre. Ahora tenemos las fotos del volcán ampliadas en un lugar especial de mi casa en Valladolid”.

Desde que se conocieron por la fundación Armando Armero, Jenifer de la Rosa y Francisco González tienen un sueño común: “Queremos que el ICBF reconozca que obró mal y nos ofrezca un perdón público e institucional a todas las víctimas de Armero, a los fallecidos y a los que sobrevivimos lejos de nuestra familia”, dice Jenifer de La Rosa. Y concluye: “Necesitamos que nos respondan dónde están todos los niños perdidos, a quién se los dieron en adopción, que nos expliquen qué pasó y nos ayuden a reencontrarnos”. Para eso proponen que el Estado impulse una búsqueda pública, masiva y generalizada a través de medios de comunicación a la que puedan acudir todas las personas que tengan alguna sospecha sobre su origen.

Silencio histórico del ICBF en el caso de los niños perdidos de Armero

Frente a las preguntas planteadas por El Espectador acerca de los niños y niñas rescatados durante la tragedia de Armero que no fueron devueltos a sus padres biológicos, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar publicó un comunicado de prensa en el que reconoce que, en 1985, “las entidades del Estado no contaban con herramientas tecnológicas para llevar un registro digital de los procesos”.

Explicaron, además, que en la actualidad el ICBF no tiene información “relacionada con los protocolos utilizados por el Instituto ni con las actuaciones desarrolladas para el rescate, protección y entrega de los niños, niñas y adolescentes sobrevivientes de la avalancha en 1985″.

Según la entidad, el único registro conocido es el denominado “Libro rojo de Armero”, un manuscrito de 278 folios, reabierto en 2013, que, como se informó en su momento, recoge 169 registros de menores de edad atendidos en la Regional Tolima, después de la tragedia que causó cerca de 25.000 muertos, 4.000 heridos y 3.000 desaparecidos.

Toma masiva de muestras de ADN y exposición artística

Mediante un comunicado de prensa, la Fundación Armando Armero anunció una jornada masiva de toma de muestra de ADN para los padres y madres que quieran seguir en la búsqueda de sus hijos. “Resulta más económico que las familias que habitan en los municipios aledaños a Armero acudan a tomarse la muestra sin incurrir en gastos viajando a Bogotá, donde permanentemente realizamos el protocolo y tomamos las muestras de sangre”. Francisco González, director de la Fundación, explicó que las muestras se llevarán al Laboratorio de Genética Yunis Turbay, donde ya hay un banco de ADN de adoptados y familiares para realizar las comparaciones correspondientes.

En la conmemoración de los 36 años de la tragedia habrá espacio para la exposición artística Los trapitos al sol. “Las imágenes de 514 menores que registramos como expedientes estarán colgadas en los patios de las casas, oreándose ante la mirada de los visitantes”.

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Norma(12580)13 de noviembre de 2021 - 04:18 p. m.
De tal palo.... Padre, hijo, indolentes, insensibles ante el dolor humano. Incapaces de prever, de solidarizarse con las víctimas, con las y los excluidos. ICBF es una vergüenza, creado para proteger a niñas/os, negoció a los pequeños; no los cuidó, los violento como sigue haciéndolo con los hijos de personas empobrecidas. Que reconozcan que ICBF fue parte de la Tragedia.
Claudia(72424)13 de abril de 2023 - 10:40 a. m.
Francisco es un hombre de fortaleza ejemplar, desde los primeros años su manera de enfrentar el duelo ha sido poniéndose al servicio de los demás.
Luis(22669)13 de noviembre de 2021 - 10:24 a. m.
Como todo lo de este país y más en este caso se tapa con lodo y ahora está señora con todo derecho lo quiere desenterrar pero pueden incluso darle agüita saborizada porque eso implica al papá del subpresidente ya q la mayoría de responsables de esta otra tragedia están muertos. Nunca supe de 4 familiares, dos nenas que conocí allá en armero y tal vez estén vivas. Estado que no protege a su gente.
Antonio(sa3gs)13 de noviembre de 2021 - 02:05 p. m.
Que vergüenza de país ,en lugar de pedir ayuda regalo a niños y niñas que deberían haber crecido en su país y hubo de todo robó ,negocio etc y todo negado por un estado indolente e incapaz.
JAponte(ntulh)13 de noviembre de 2021 - 02:05 p. m.
Belisario debería estar en la cárcel pagando delitos de lesa humanidad cometidos durante ese noviembre fatídico
  • Claudia(72424)13 de abril de 2023 - 10:42 a. m.
    ¡Qué dolor!
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